10/11: REBELIÓN DE TÚPAC AMARU Y MICAELA BASTIDAS

por Luis Echegaray Vivanco
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10 DE NOVIEMBRE: MUERTE DEL CORREGIDOR DE TINTA: ANTONIO DE ARRIAGA: Inicio de la rebelión de Túpac Amaru y Micaela Bastidas

El 4 de noviembre de 1780, José Gabriel Condorcanqui Noguera, (Túpac Amaru), almorzó con Antonio de Arriaga en casa de Carlos Rodríguez, cura de Yanaoca. 

Túpac Amaru y unos cuantos jóvenes acompañaron al corregidor durante un corto tramo, y luego simularon regresar a Tungasuca. En lugar de eso, avanzaron rápidamente hacia un escondite en un pico, sorprendiendo al corregidor y apresándolo.

Esperaron varias horas hasta bien entrada la noche, y luego llevaron a los prisioneros encadenados a Tungasuca. Allí introdujeron a la fuerza a Arriaga, junto a su amanuense Felipe Bermúdez y dos esclavos negros, en una celda ubicada en los bajos de la casa de Tupac Amaru.

Durante su cautiverio, el Corregidor fue presionado a firmar órdenes:  

–Señor corregidor, si quiere vuestra merced, guardar su vida, debe firmar esta carta” –dijo Micaela.

En un primer momento el corregidor se negó a firmar la carta donde se le hacía ordenar que se le envíen 22.000 pesos, barras de oro, mosquetes y mulas, que en realidad eran para el movimiento. Gracias a esta argucia es que comenzó a darse el sustento económico al alzamiento.

– Lo que hacéis Cacique Condorcanqui es contra el Rey y contra Dios, habéis de pagar caro esta afrenta –se quejaba Arriaga

Igualmente, el movimiento conseguiría más abastecimientos al confiscar productos y propiedades de otros corregidores.

Entre el 5 y 9 de Noviembre se levantaron cargos contra Arriaga, llegando la gente de Tupac Amaru, a condenar a muerte al corregidor. 

Un mestizo leyó una proclama en español y quechua:

“Por el Rey se mandaba que no hubiera alcabala, aduanas, ni mina de Potosí, y que por dañino se le quitase la vida al corregidor Don Antonio Arriaga”.

Un testigo sostuvo que Túpac Amaru llamó a Arriaga “dañino y tirano” y llamó a que “se asolase los obrajes, se quitasen mitas de Potosí, alcabala, aduanas, repartimiento y a que los indios quedasen en libertad y en unión y armonía con los criollos”.

Como ocurriría a lo largo del levantamiento, sobre Micaela Bastidas un testigo escribe de ella:

“… excede en espiritu y malicia a su Marido: ella tuvo la maior inteligencia en el suplicio del corregidor Arriaga y en medio de la flaquesa de su sexso, esforsaba las diligencias injustas de aquel omicidio cargando en su misma mantilla las balas nesesarias para la guardia…” Sic. 

La mañana del 10 de noviembre, Arriaga salió vestido de Militar, había pasado encerrado en el sótano de la casa de Micaela Bastidas.

Su amanuense llevaba el hábito franciscano que le serviría de mortaja al cruel corregidor; Antonio de Arriaga. Le pasaron una soga por el cuello y lo alzaron hasta que sus pies ya no tocaron el suelo de la plaza de Armas de Tungasuca donde pusieron su patíbulo.

El altivo español, acompañado de un sacerdote, que lo exhortaba a morir cristianamente, -según otras fuentes- oyó al pregonero estas palabras:

“Ésta es la justicia que D. José Gabriel TÚPAC AMARU II, por la gracia de Dios, inca, rey del Perú, Santa Fe, Quito, Chile, Buenos Aires y continente de los mares del Sur, duque y señor de los Amazonas y del gran Paititi, manda hacer en la persona de Antonio de Arriaga por tirano, alevoso, enemigo de Dios y sus ministros, corruptor y falsario”.

En seguida el verdugo, que era un negro esclavo del infeliz corregidor, le arrancó el uniforme en señal de degradación, le vistió una mortaja y le puso la soga al cuello. Mas al suspender el cuerpo, a pocas pulgadas de la tierra, reventó la cuerda; y Arriaga, aprovechando la natural sorpresa que en los indios produjo este incidente, echó a correr en dirección a la capilla, gritando:

–¡Salvo soy! ¡A iglesia me llamo! ¡La iglesia me vale!.

Iba ya el hidalgo a penetrar en sagrado, cuando se le interpuso Tupac-Amaru y lo tomó del cuello, diciéndole:

–¡No vale la iglesia a tan gran pícaro como vos! ¡No vale la iglesia a un excomulgado por la Iglesia!”.

Y colgaron a Arriaga de nuevo y sin más ceremonia. Aquí vale aclarar que “llamarse a sagrado” o a Iglesia, era una estrategia que se usaba para que la ley no te atrape, pues para la justicia española de la época, en cualquier templo regía la justicia de Dios, donde ellos nada tenían que hacer.

Al día siguiente 11 de noviembre se firmó su acta de defunción. 

A partir de allí Tupac y Micaela arengaban a sus seguidores sobre los objetivos de su movimiento: abolir las mitas y el reparto de efectos y exterminar a los malos corregidores, estimulándolos para que prestasen ayuda y perseverasen en sus reclamos por la mejora de sus condiciones de vida.

Desde ese momento y frente a una multitud enfervorizada, el Cacique rebelde dijo:

–Quien los llama a la lucha es vuestro Cacique “Túpac Amaru Inca”. (Serpiente resplandeciente), dispuesto a morir por la causa de hacer justicia en nombre de todos vosotros, hermanos de este virreinato.

Micaela, mujer excepcional, aguerrida y fuerte estaba al lado de Túpac, luchando codo a codo con su esposo y líder.

Ella tenía un carácter fuerte, una intuición notable, era resuelta, crítica y emprendedora. Apenas iniciadas la rebelión, tomó la decisión de llevar adelante la insurgencia, a pesar que descuidaría su rol femenino de madre y enfrentaría a un poder muy fuerte, el virreinato español en el Perú, el más fuerte de América.

Así se da inicio a la rebelión de Túpac Amaru y Micaela Bastidas, contra las autoridades españolas de los corregimientos del sur, principalmente los asentados en Cusco.

Fuentes: Ch. Walker, R. Palma, L.Echegaray

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