Abancay en horas cruciales a causa de la progresiva acumulación de basura en sus calles. El cierre definitivo del botadero municipal de Quitasol, dispuesto por orden judicial, ha puesto en alarma a la población que, en líneas generales, “no sabe dónde botar su basura”
Los camiones compactadores no recogen los desperdicios que se van acumulando en las diferentes arterias, pues no hay dónde trasladarlos, razón por la que es apremiante una respuesta firme, inmediata y decidida del municipio provincial; es decir, del alcalde Raúl Peña, sobre dos acciones concretas.
Uno, anunciar de manera oficial, al ministerio del Ambiente, sobre la disponibilidad de un terreno a destinarse para el establecimiento de un Relleno Sanitario para Abancay, y que cuenta con financiamiento de 950 mil soles. Sobre el particular, en diciembre pasado el municipio en pleno, en sesión realizada en las inmediaciones de Quitasol, aprobó el uso de una fracción de terreno de las 72 hectáreas que el municipio tiene en la zona de Taraccasa, acuerdo que la autoridad edil ha soslayado de manera preocupante y negligente, mientras los plazos judiciales seguían corriendo.
Dos, la inmediata disposición de las medidas técnicas y presupuestales para la recuperación de la zona degradada en el botadero de Quitasol, convertido en foco infeccioso y de permanente riesgo ambiental y de salud para la población, donde proliferan gases, roedores y otros contaminantes. Quitasol se ha “llenado” de basura durante 30 años y desde hace ocho, ha colapsado, por lo que los pobladores de las inmediaciones demandaron su cierre y traslado, sin ser escuchados por las últimas gestiones municipales.
Corresponde entonces a Raúl Peña, tomar el toro por las astas, dejar las ambigüedades y decidir, porque la salud de los abanquinos está en riesgo.
De acuerdo a los especialistas, de la zona de Taraccasa se requiere solo un espacio de 10 hectáreas para levantar el Relleno Sanitario con todas las características técnicas modernas que permiten el manejo y tratamiento de los residuos, cumpliendo normativas y protocolos internacionales que aterrizan en las acciones de reusar, reciclar y reducir.
Parte de esta estrategia es el compromiso y responsabilidad de la propia población para que, desde casa, seleccione los residuos con la finalidad de facilitar el reuso y reciclaje de los mismos y disponiendo su “atrincheramiento” o entierro de una mínima parte del mismo, como se realiza en grandes y pequeñas ciudades que cuentan con Relleno Sanitario, sin provocar ni causar hechos de contaminación.
Abancay “produce” un promedio de 85 a 100 toneladas de basura al día y es una de las pocas ciudades capitales del país que carece de un Relleno Sanitario que disponga los residuos de manera integral, técnica y responsable, por lo que la situación actual debe convertirse en el acicate tanto para el municipio como para la población, y decidir para avanzar en el proyecto.
Información y educación a la población sobre el manejo responsable de residuos, es la tarea que debe ser multiplicada por el municipio y asimilada por la población, para hacer de Abancay una ciudad moderna, saludable y alegre. No esperemos que las calles se inunden de basura, malos olores y moscas, para lamentar y buscar responsables en donde no están.