Abancay fue, durante dos días, el corazón espiritual del sur andino. Ayer, miércoles 9 de julio, llegaron a esta ciudad delegaciones de diversas jurisdicciones eclesiásticas del sur del Perú, convocadas para celebrar un jubileo sacerdotal que quedará en la memoria de muchos.
Participaron activamente delegaciones de las arquidiócesis del Cusco, con su arzobispo Richard Daniel Alarcón Urrutia y Ayacucho, con su arzobispo, Mons. Salvador Piñeiro García Calderón; sacerdotes de la diócesis de Puno, Huancavelica y Abancay. Nuestra diócesis con su obispo, Gilberto Gómez González.
También llegaron representantes de las prelaturas de Huancané, con su Vicario General, Mons. Percy Rojas Ballón y de la prelatura de Chuquibambilla, con su Obispo Mons. Wilder Vázquez.
La jornada inició con un acto cultural celebrado en horas de la noche en el Centro Cultural Roberto Ghidini, donde las distintas delegaciones ofrecieron música, danzas y testimonios cargados de emoción, espiritualidad y sentido de comunidad.
Hoy, jueves 10, apenas pasadas las siete de la mañana, se ofició una solemne misa concelebrada por más de un centenar de sacerdotes. El altar se colmó de vestiduras blancas y corazones dispuestos a renovar sus votos ante Dios. Fue un acto cargado de simbolismo, donde se ofreció al Señor este movimiento de hermandad y fraternidad sacerdotal, en fiel sintonía con la invocación papal a caminar en clave de sinodalidad: juntos, como Iglesia.
Tras la eucaristía, la procesión se trasladó —esta vez en clave deportiva— al estadio «El Olivo», que fue sede de un fraterno campeonato de fútbol bautizado con picardía como la «Champions Clero Sur Andino 2025». La diócesis de Abancay, como buena anfitriona, presentó dos equipos que se enfrentaron con gallardía a sus hermanos de Cusco, Ayacucho, Huancavelica y Puno.
El ambiente fue distendido, jovial, profundamente humano. Quienes asistimos fuimos testigos de una hermosa jornada donde el evangelio se predicó también con pepazos, cabezazos, taquitos, gambetas y abrazos.
La fraternidad no fue discurso: se vivió en cada jugada, en cada risa compartida, en cada gesto de compañerismo. Y sí, hubo competencia, pero sin perder de vista lo esencial: la alegría del encuentro.
La participación de los obispos fue desde las tribunas alentando a sus equipos, e incluso el obispo de Chuquibambilla que se hizo presente, a pesar de que sus sacerdotes agustinos se encontraban en un congreso en Lima. Lejos de quedarse como espectador, el prelado se calzó los chimpunes y reforzó al equipo de Abancay, dando ejemplo de entrega y juego limpio.
En la cancha brillaron varios de nuestros sacerdotes, que mostrando su dimensión humana los vimos sobre el grass luchando con punto honor por sus respectivos equipos: el padre Doroteo Borda, vicario general, anotó un gol de antología contra Huancavelica; el padre Eligio Molero, a pesar de una lesión, mostró coraje y oficio; los padres Óscar Arbieto, José Paliza, Guillermo Vera, Wilber Basilio y otros de nuestros pastores, lucharon incansablemente por defender su valla y herir la contraria. El infatigable guardameta, el padre Johnny Costilla evitó más de un gol cantado. No faltaron las ovaciones ni los aplausos espontáneos desde la tribuna.
Tras varias horas de intensa confraternidad deportiva, el campeonato concluyó con el triunfo de la diócesis de Huancavelica, que se alzó —por segundo año consecutivo— con la copa del torneo. El segundo lugar fue para Cusco, con un equipo joven y prometedor. Abancay, como digno anfitrión, se quedó con el tercer puesto y el cariño de todos.
Después vino el almuerzo, generoso y compartido, como todo lo vivido en estas jornadas. Entre brindis, anécdotas y abrazos, los sacerdotes fueron despidiéndose para retornar a sus respectivas parroquias, llevando consigo no solo el cansancio bien ganado, sino el alma renovada por la amistad, la alegría compartida y el compromiso reavivado de servir a sus comunidades.
Nos dejaron el corazón inflamado de gratitud y la certeza de que, cuando la fe se vive con alegría y comunidad, la Iglesia florece, corre, celebra… y también mete goles.