ABANCAY Y LA MÚSICA

por Luis Echegaray Vivanco
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Reinicio

Si vienes a mi Abancay,

al llegar encontrarás,

su clima primaveral, 

el Ampay tan señorial

y su Mariño cantor.

Pepe Garay

El 22 de agosto de celebró el DIA DEL FOLKLORE PERUANO. A propósito de la fecha hablemos algo de la música de Abancay.

La música andina es ahora una fusión de varios generos que han calado hondo en el sentimiento musical de la población. Sin embargo, se encuentran en los lugares más alejados de la provincia, elementos de música original.

El poblador abanquino, por otra parte, encuentra en la música el amoroso lenguaje para expresar afectos positivos y negativos. Las melodías denotan vitalidad, holganza, alegría, fiesta, regocijo. Como antípodas; tristeza, soledad, ansiedad, añoranza, desamor. La música es necesaria en todos los momentos de la vida de los abanquinos. Es el alma de las fiestas, el lenguaje de los que se enamoran y también puede aparecer espontáneamente como expresión de triunfo y alegría popular.

El abanquino por naturaleza y por clima es un ser alegre, que vive la mayor parte del día con el sol en la cara y el clima tibio sobre la piel, que acompaña la holganza y promueve el canto y el baile. No es gratuito que la música de carnaval haya sido calificada como “el carnaval más alegre del Perú”, y esto es porque la personalidad del abanquino es alegre y quisquillosa, su manera de ser está teñida de mucho sentido del humor, por eso es rconocido como un personaje cachaciento que no permite que le pisen el poncho y siempre apuesta a ganador. Eso llevo al éxito a los personajes andinos en la televisión, encarnados por Tulio Loza. 

La música en Abancay, recoge la influencia que llega de otros lares y se reproduce de acuerdo a la moda, pero lo auténtico surge de la creatividad espontánea individual o colectiva, siendo ella una expresión de los comportamientos íntimo-individuales, sociales y religiosos que emerge de lo más profundo del ser humano.

Permite un meta-lenguaje un diálogo entre todos los habitantes, en vivo y a través de la radio u otros medios. Proyecta las esperanzas, las expectativas con respecto a todo, las necesidades espirituales y sociales de la comunidad.

Las coplas de Carnaval, que en muchas partes del Perú son parte del jolgorio carnavalesco, tiene aquí su expresión cargada de sentido del humor, que caracteriza al abanquino “cachaciento”

Carne y amores carnavales

trago y mujeres me vales

fiesta, pachanga en el monte

y allí pides que te monte/

Abancay de mis amores

me debes muchos favores

aumenté tu población,

con todiiiito el corazón/

Porque juegas a los gallos

te sientes mejor que nunca,

llegas temprano a tu casa

y tienes muerto el jalacunca/

Esta es la mejor comparsa:

condebamba con amores

llevas en la canasta flores

y abajito calzoncito de colores/

Para perder la vergüenza

quieres anillo primero,

será porque no conoces

el amor puuuuro y sincero/

Temprano vas a la misa

queriendo llegar primero,

pero al voltear la esquina

me das rico mañanero/

Aquí estoy porque he venido.

porque he venido aquí estoy

si me muestras mala cara.

me doy la vuelta y me voy/

No quiero nada cantora,

motivos tengo de sobra

pareces mula trotona,

aunque eres rica potona/

Por más que tenga dinero

Por más que sea el primero,

por esa cosita de oro,

no pagaré mi tesoro/

Que bien vestido te veo

no te acuerdas lo que has sido

calzoncillo no has portado

si jalasiqui has andado/

Las coplas resumen el estado de ánimo jocoso que anima la fiesta. Como en toda chanza, no falta la alusión a la belleza, el sexo, la “joda” que encierran las verdades populares.

La expresión músical, que marca básicamente la alegría, el relajo, el placer en el canto abanquino, no está exento de las notas tristes de un huayno o un yaraví y que están en relación telúrica con el ambiente. 

La música muchas veces va más allá de lo fáctico para pasar al plano esotérico de la las entidades tutelares andinas, para vivir a plenitud el momento mágico que los transporta a otra realidad. Es común escuchar en la música abanquina referencias a los rios, cerros, las lagunas, el cielo, el sol, la luna. Igualmente, los nevados y más aún a la furia de la naturaleza evidenciada en las avalanchas (huaicos), incendios forestales, temblores o terremotos.

En resumen, la música es parte del folklore nativo, parte de la cultura, que tiene raices andinas ancestrales y formas españolas, donotando nuestro ser mestizo, donde lo hispano y lo autóctono se fusionan proveyéndonos de una riqueza músical inagotable. 

Luis Echegaray Vivanco. Lima, 2018.

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