El presidente argentino Javier Milei allana el camino hacia un Estado más eficiente. ¿Debería El Perú Seguir Su Ejemplo?
Hace unos días, el presidente argentino Javier Milei firmó uno de sus primeros decretos, cumpliendo lo prometido en campaña. El decreto 8/2023 fue publicado en la madrugada del lunes 12 reduciendo los Ministerios de 21 a solo 9.
La medida busca achicar el gasto público y la enorme burocracia estatal.
Y no quedará ahí, según precisaron sus voceros. En adelante seguirá la reducción en un «tamaño similar» de direcciones generales y nacionales y coordinaciones. «Es relevante entender que el Estado tiene que achicarse, tenemos un Estado tamaño elefante. Hay que entender que los sueldos públicos los pagan los 47 millones de argentinos. Hay que terminar con esta lógica de ver normal esas cosas que no lo son», advirtieron.
¿Sería esto viable en el Perú?
Consideramos que sí, en vista de la gigantesca y costosa maquinaria ministerial que soporta el erario nacional.
Según expertos, gran parte del presupuesto peruano se destina a financiar organismos públicos plagados de duplicidades y excesiva planilla de personal. Un reciente estudio detectó más de 800 comités, comisiones y consejos en la administración, muchos de ellos inoperantes. Asimismo, en los últimos 20 años los ministerios pasaron de 14 a 19, acrecentando la pesada infraestructura gubernamental.
Y esto, sin considerar los gobiernos regionales y locales, donde la burocracia también es gigantesca, sin resultados visibles de sus labores. Aquí, en Apurímac, hay que ir a un desfile por los aniversarios provinciales o departamentales para quedarse boquiabierto con la cantidad de personal que tienen estas instituciones, con muchísimos escuadrones que suman quizás miles de servidores. ¿Es necesario tener tanta gente para lo poco que hacen?
A las pruebas me remito, vaya usted temprano a las cafeterías o restaurantes cercanos a las instituciones mencionadas y verá que, en pleno horario de trabajo, hay «trabajadores» desayunando, lo que debieron haber hecho en casa, antes de presentarse a laborar. Más tarde, se ve también a varios alimentándose o refrescándose. ¿Es correcto hacerlo en horario de trabajo? ¿Y les importara, si hay público esperándolos en oficina?
Ante este panorama, una drástica reducción ministerial podría traer ahorros importantes, racionalizar funciones y volver más eficiente al estado. Por ejemplo, carteras con excesivas superposiciones de labores, como Cultura y Educación, bien podrían fusionarse. O la absorbente cartera de Transportes y Comunicaciones escindirse en dos entes separados.
Expertos plantean que con una reforma así, el número óptimo de ministerios en el Perú sería entre 10 a 12. Un recorte de prácticamente la mitad de los que tenemos ahora. Ello permitiría un manejo más simple y contundente de políticas públicas cruciales como salud, educación, seguridad, etc. También eliminaría numerosos cargos políticos y de confianza que hoy gravitan sin control.
No faltan, claro, las voces escépticas. Algunos analistas advierten que esta clase de ajustes traerían caos administrativo y debilitarían la institucionalidad. Además, en un sistema tan corrompible como el peruano, dicen, menos ministerios podría implicar concentrar más poder y tentaciones de soborno en menos manos.
Sea como fuere, el debate está planteado. Y el ejemplo argentino nos impulsa a replantearnos con urgencia si Perú necesita realmente 19 ministerios para su correcto funcionamiento. Quizás una reducción efectista no sea la panacea. Pero sin duda una optimización responsable de nuestra abultada maquinaria estatal ya no puede postergarse.
Son demasiados los recursos que hoy se malgastan en sostener un aparato mastodóntico, anacrónico e ineficiente, mientras las verdaderas prioridades nacionales siguen desatendidas.
Según el Índice de Competitividad Mundial que publica el Foro Económico Mundial, el Perú ocupa una de las posiciones más bajas en eficiencia del sector público y burocracia estatal.
En el reporte 2021, el Perú se ubica en el puesto 106 entre 163 países evaluados en el pilar “Instituciones” que mide la eficiencia gubernamental. Esto significa que más de la mitad de países tienen una mejor gestión de políticas y regulaciones públicas.
Otros indicadores relevantes que evidencian las falencias burocráticas del Estado peruano son:
– En calidad de los servicios públicos, Perú ocupa el lugar 91.
– En transparencia en la formulación de políticas públicas está en el puesto 98.
– En eficiencia del marco legal en resolver disputas contractuales figura en el lugar 128.
En resumen, el Perú se encuentra por debajo del promedio en los rankings que miden la solidez y eficiencia de las instituciones estatales en aspectos como calidad regulatoria, transparencia, manejo presupuestal, provisión de servicios públicos, entre otros.
Estas deficiencias exacerban los problemas de corrupción, restan competitividad frente a otros países de la región y dificultan el desarrollo económico y social.
Una profunda reforma de la burocracia y las instituciones públicas es indispensable para que el Perú progrese y entre al grupo de naciones más transparentes y eficientes.
Fuentes:
- EFE del 15/12/2022 Argentina: https://www.efe.com/efe/america/politica/el-gobierno-de-milei-en-argentina-reduce-21-a-9-el-numero-de-ministerios/20000035-4880430
- Informe MEF- Perú: https://www.mef.gob.pe/es/informes-publicaciones/informes-presupuestales/informe-presupuestal-mensual
- World Economic Forum: https://www.weforum.org/reports/global-competitiveness-report-2021
- Latin American Economic: https://www.oecd-ilibrary.org/development/latin-american-economic-outlook-2021_f6e6dce8-en / https://www.oecd-ilibrary.org/governance/government-at-a-glance-2021_1c258f55-en
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Objetivos similares también ya están enhorabuena en marcha en El Salvador, con algunos matices propios de cada gobernsnte. Para el Perú en particular sería muy útil que prospere y se fortalezca en el camino este proceso de reducción drástica del inútil aparato estatal que cada vez sirve más a los intereses particulares de los delincuentes disfrazados de políticos que a los del país.
Así es. Tiene mucha razón Don Óscar, es que lamentablemente el aparato estatal sigue creciendo, no por necesidades técnicas sino por criterios políticos, donde los méritos y las calificaciones importan menos que devolver acciones y favores durante la campaña.
Peor aún cuando el nepotismo y la corrupción entran en juego.
Si vasta se van a chupar en las camionetas oficiales