ARBOLES VIEJOS

Árboles viejos, atrapados entre enormes rocas,

musgos, Tankar, Marjus, Keras, Chuillur

también añejos,

que se dan las manos, en abrazo eterno,

sabe Dios desde cuándo,

tocando el cielo de nubes y lluvias;

perviven ante la atenta mirada

de los comuneros lambraminos,

que han sabido dominar

sus apetitos depredadores

para cuidarlas y protegerlas

de la misma sinrazón humana.

Mirar y tocar o treparse

sobre un tronco escamado color canela,

de una vieja Queuña,

sino te lleva al paraíso,

te llena de energía y calor

que difícilmente se puede explicar.

Sus hojas pequeñitas, brillosas y sedosas,

frías hasta heladas, a pesar del calor serrano,

son caricias al pasado, frescura al presente

y esperanza al mañana.

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