Se sitúa al borde de un precipicio sobre el gran cañón de Apurímac, a 15 kilómetros de Curahuasi y a una altitud de 3200 msnm. Es una formidable piedra desde la que se divisa el Gran Cañon del Apurimac, el más profundo del mundo, y el nevado Salkantay. Cuenta la leyenda que los Incas arreaban a las piedras para que se desplazasen a los lugares de construcción, y que está, que era el capitán de las rocas, se quedó allí, al llegar una madrugada, solo acompañado por una planta sagrada llamada Chamán.