EL DISCURRIR DEL CISNE
—Me voy —dijo con voz temblorosa. —Es lo mejor —respondí con sequedad. Nos habíamos herido demasiado; nunca…
—Me voy —dijo con voz temblorosa. —Es lo mejor —respondí con sequedad. Nos habíamos herido demasiado; nunca…
Tras pasar Soccllacasa, divisaron Abancay desde las alturas. Los gritos de alegría aturdieron al chofer del automóvil,…
Cuando los alumnos ingresaron al aula impregnada del aroma a tiza y la mixtura de papeles viejos…
A sus 45 años, Alejandro Martínez, postrado en la cama de un hospital, comprendió que la existencia…
En un pueblito perdido entre las montañas de los majestuosos Andes, en el corazón de un valle…
En las alturas de Tamburco, muy temprano, cuando el aire frío aún cortaba como cuchillo y el…
—¡Hay una fiesta!, ¡vamos! —gritaba eufórico mi hermano; movía los brazos y gesticulaba con auténtica emoción—, “¡una…
Una bonita camioneta frenó de improviso, causando varios e intensos bocinazos. La mujer al volante temblaba, mientras…
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