TE PRESTO MI MOCHANCO
Teníamos imaginación y teníamos ingenio. Cuando a veces, algún pequeño en su inocencia pregunta: “Y cómo hacían…
Teníamos imaginación y teníamos ingenio. Cuando a veces, algún pequeño en su inocencia pregunta: “Y cómo hacían…
La calle Arenas fue siempre concurrida. Con los amigos, era el final de las caminatas ochenteras que…
En algunos lugares, su presencia era sinónimo de Apurímac. Diez años antes de ser prefecto, a mediados…
Había salido persignándose del salón de clases. “No señor director, yo no puedo ser tutor de esa…
Hubo un tiempo en el que a los cuatro años de edad, podías salir a jugar a…
En uno de esos reencuentros con los amigos de la calle Unión, alguien recordaba que nunca había…
El sonido de la tinya y el violín significaba el final intempestivo de los juegos callejeros. Entre…
La herencia del verbo y la caballerosidad tuvo en el ojocho Urbiola a uno de sus mejores…
(Con mi saludo a los grauinos, comparto este artículo que escribí para el Diario Chaski, en la…
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