CELEBRACIÓN MIGUELGRAUINA EN LIMA

Como todos los años, la fiesta de reencuentro de los Miguelgrauinos residentes en Lima, se realizó en ambiente de identificación, nostalgia, recuerdos y emociones acumuladas. Las celebraciones por el centésimo trigésimo quinto aniversario del colegio Miguel Grau, de Abancay convocó a un numeroso grupo de entusiastas exalumnos en los ambientes del Club Cusco, en el distrito limeño de Jesús María.

La organización del encuentro, a cargo de la Promoción 75, con el dinámico marino mercante, Percy Salcedo a la cabeza, se esmeró en unir en un solo escenario, a integrantes de promociones de los años sesenta, setenta, ochenta y más, quienes gozaron no solo del grato abrazo de amigos de toda la vida, sino de la compañía de una digna delegación de damas santarrosinas, buena comida y la alegría de nuestra música.

Abriendo la jornada del reencuentro, los ambientes del local vibraron con las voces emocionadas de los Miguelgrauinos al cantar “Gloria a Grau, quien triunfante pasea por los mares el patrio pendón…”, recordando los lunes de Himnos que se cantaba tanto en el local de la avenida Arequipa como en el complejo de Chinchichaca, en Abancay.

Hugo Viladegut, la voz del Perú, al hacer una breve semblanza de la centenaria historia del colegio, emocionó a los asistentes al narrar los cambios que se suscitaron en el año 1968, cuando alumnos de cuarto y quinto de primaria, así como de primero de media, tuvieron que dejar sus aulas del local de Arequipa y Cusco, para trasladarse a la nueva sede ubicada, en ese entonces, en las afueras de la ciudad, el barrio de Chinchichaca.

“Nos despedimos del local, cantando Gloria a Grau, entre lágrimas, mirando el mural a Grau en el pórtico interior y, uno a uno, en fila india, salimos cargando nuestras carpetas por el jirón Cusco, avenidas Prado y Seoane. Un desfile de carpetas que los vecinos de Abancay saludaron desde sus puertas, con aplausos y hurras”, recordó Hugo.

Entonces, el local era un complejo abierto, sin muros ni cercos que los encerraran. Ese detalle fortaleció el carácter responsable de los menores estudiantes. A pesar de tener franqueadas muchas salidas, nadie osaba en escaparse. Evadirse o “chitarse” del colegio -nuestra típica expresión abanquina-, estaba prohibido de manera autónoma entre los mismos alumnos. Otros tiempos, sin duda.

Pepe Garay, el cantautor abanquino de muchos éxitos, evocó valses y huainos dedicados al colegio Grau, provocando y contagiando emociones con el marco musical del grupo “Los Qesqentos” de Abancay, que hicieron bailar hasta el cansancio a los alegres ex Miguelgrauinos.

Para el próximo año, cuatro exalumnos de diferentes promociones se animaron a formar el comité organizador del reencuentro, reafirmando la tradición abanquina y Miguelgrauina, de juntarse para el abrazo a pesar de la lejanía de nuestra tierra. Muy grato abrazar a mi compañero, Ramiro Miranda, después de 49 años.

También el próximo año, de manera coincidente, la Promoción 75 del colegio Miguel Grau, celebrará sus Bodas de Oro en Abancay, para lo cual sus integrantes de las secciones A, B y C, han ratificado a su directiva responsable compuesta por Percy Salcedo, Alfredo Urbiola, Efraín Gómez e Iván Miranda. Se espera una masiva presencia de los promocionales de 1975, en las festividades que para este grupo será “por una sola vez en la vida”.

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