COMO LLEVAR BIEN UN MATRIMONIO

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El matrimonio es un paso importante y decisivo que pone a una pareja a prueba para hacer vida en común durante muchísimos años. Las personas que deciden esto, deben ser conscientes de que deben dejar muchas cosas que los han personalizado o individualizado para compartir su vida con otra persona.  La decisión entonces, debe ser la más pensada, evaluada, analizada en todos sus aspectos, pues sino se corre el riesgo de llevar un matrimonio que se deshaga en poco tiempo.

Para llegar al matrimonio es preciso que este vínculo esté fundado en un amor maduro y responsable, un amor que este dispuesto a mantenerse dentro ciertos parámetros ético-valorativos y que asuma el concepto de criar hijos hasta lograr la adultez con el padre y la madre viviendo juntos.

La pareja debe estar consciente que el matrimonio es una construcción bien planificada a la que se llega con objetivos y fines bien claros y donde cada detalle está planificado. Nada en un matrimonio puede dejarse al azar o a la libre voluntad individual de cada uno. La concertación, el diálogo, la conciliación deben ser los principios rectores de un matrimonio de pares, en igualdad de condiciones sin supremacías del uno sobre el otro. Vale decir una relación horizontal que apueste por las decisiones en común.

El matrimonio debe ser considerado como la institución que ofrece el escenario perfecto para el ejercicio del amor y del sexo, donde una pareja llega para lograr su autorrealización personal, una vez que ha dejado la casa y la tutela paterna y se siente en capacidad de actuar responsablemente con quien ha elegido como consorte. 

Ninguna relación de pareja en el contexto del matrimonio es fácil. Las relaciones de pareja no son estables, lineales, estancas. Por el contrario, están signadas por la naturaleza humana, Es contradictoria, marcada por los estados de ánimo, estallidos de humor, por acciones injustas o por respuestas a presiones externas, ajenas al vínculo, en estas condiciones siempre habrá conflictos, lo inteligente es saber prevenirlos o manejarlos y tener bajo control estos episodios que mal manejados llevan al divorcio. Igualmente prevenir la infidelidad es algo posible si se analizan los porqués las personas casadas llegan a ser infieles.

Estar casado es asumir un nuevo estado que conlleva muchas responsabilidades y que confronta a la pareja en su posibilidad de poder vivir compartiendo su vida con una sola persona o en su defecto si están hechos para vivir en solitario.  El matrimonio no debe tomarse como una prueba para ver si las cosas funcionan, si ese fuera el sentir de una pareja, lo honesto sería que se planteen una unión a prueba por un plazo determinado y –preferiblemente- sin hijos para después llegar al matrimonio. Si una persona piensa que no esta hecho para compartir su vida con una única persona, la decisión más sabia es no casarse y ofrecer a su pareja lo que exclusivamente pueda dar.

En resumen, la empresa del matrimonio no es fácil por lo que la pareja debe capacitarse y pretendemos que este manual virtual sea de ayuda para quienes decidieron embarcarse en un casorio dichoso.

¿Qué significa el matrimonio en nuestros días?

Observamos con preocupación como muchos matrimonios que ya superan el 50% no llegan a los diez años de relación matrimonial, aunque se ha hecho común que a los dos años o menos ya algunas parejas están separadas. Las razones para esto son muchas; por ejemplo, el hecho que el medio social sea mucho más permisivo con todo actualmente hace que las parejas no sientan presiones para sobrellevar o disolver conflictos que hace 20, 30 0 50 años no hubieran sido motivo de separaciones. Ahora parece que la respuesta más fácil, rápida e inmediata es la separación. Otra razón es la que se observa al evaluar a las parejas. No están unidas por un amor maduro y responsable. Su relación no sólo es inmadura, sino llena de patologías, por lo que en estas condiciones no es posible hacer una relación sostenible en el tiempo.  Finalmente, podemos decir que la rutina en la que los matrimonios caen con facilidad, hace que se avizoren nuevas posibilidades con nuevas personas, lo que es engañoso y poco real, pero que actúa como un motivador poderoso para romper el vínculo después de 5 o 7 años de matrimonio. 

Entendiendo el amor

Hablar del amor a veces resulta, para muchos, un tema femenino, o asuntos románticos sobre lo que todo se sabe. Esto es una falacia, incluso los especialistas en conducta humana, tienen dudas para definir y comprender la naturaleza del amor.  El amor es quizá el término que más definiciones tenga desde diferentes perspectivas. Quizá la definición más práctica dice que: “el amor es un comportamiento complejo, un sentimiento arrollador, que nos puede llevar en minutos de la felicidad a la desdicha, del paraíso al infierno y de la vida y la muerte. Por esta razón es que es complejo, porque cada amor suele personalizarse de acuerdo a como cada es cada sujeto. Sin embargo, para entender el amor es posible encontrar puntos comunes de los cuales todas las personas participan. 

El amor no es otra cosa que la socialización de la pasión (atracción sexual) en la interacción entre hombre y mujer (hablando del amor heterosexual), para conseguir la expresión de una sexualidad satisfactoria. Socialización de la pasión significa crear alrededor de la instintiva y hormonal atracción hombre – mujer un halo afectivo, a través del cual se expresan muchos sentimientos, toda la gama de sentimientos diría yo y que si los enumeramos podemos tener los siguientes: Sensación de felicidad, Sensación de plenitud, Vivencias de trascendencia, Alegría, Satisfacción ,Placer Sensación de plenitud, Ansiedad, Pena, Nostalgia, Tristeza, Celos, Depresión, Culpa Remordimientos, Conductas autodestructivas hostiles o agresivas.

  El amor tampoco es sexualidad pura, como tampoco es sinónimo de matrimonio. La sexualidad se ejerce en el matrimonio como la expresión del amor pasional por la pareja y tiene en una época una importancia mayor, que con el tiempo va cediendo su lugar destacado a otros objetivos matrimoniales como la comunicación. Al final de cuentas el amor se convierte en un comportamiento, empático, solidario, comunicante que garantiza una larga y duradera unión. 

Para muchas personas, sin embargo, el amor es asumido sólo en su cuota pasional y cuando la pasión se agota, asumen que el amor ha terminado y terminan la relación. Lo que ha pasado es que lo que asumieron como amor era sólo su aspecto sexual pasional. Un amor maduro no es el que resume el amor a su esfera pasional. 

El amor es también una necesidad del ser humano y que las personas están en todo su derecho a buscarlo, a tenerlo y mantenerlo en el tiempo.  Los seres humanos deben satisfacer la necesidad de afecto, por eso buscan a otra persona que les provea este sentimiento, eso nos hace sentir valiosos y considerados como lo más importante por alguien. Al margen del deseo la necesidad de un afecto puro es percibido, por la mayoría de personas, como una necesidad apremiante.

La pasión amorosa

La pasión es la exacerbación del deseo. Es el pico más alto que alcanza el sentimiento amoroso y tiende a crear una sensación de pertenencia del uno por el otro, que con el tiempo se vuelve en una creencia firme y sólida, sin embargo, irreal, porque nadie puede pertenecer a nadie siempre y totalmente. Del mismo modo la pasión en la relación hace perder objetividad y racionalidad a las partes, la subjetividad es tal que la persona parece que saliera de si misma y se perdiera en el otro(a), haciendo que su actuación frente a los demás sea incomprensible. Es como si actuara en trance hipnótico sujeto a todo tipo de humillaciones y vejaciones que las tolera, pareciera, de buen agrado. Sin embargo, hay pasiones que duran poco, o toda la vida, pero en promedio una pasión no tiene larga duración. Muchas veces no supera los tres años.

La pasión como sentimiento de pareja, alcanza su clímax cuando se convierte en una sensación mística, en la que uno se cree unido al otro con una percepción cercana al delirio espiritual. Apremia a uno a fundirse en el otro, a salir evasivamente de su ser individual, para introducirse en el otro, siendo la razón absorbida y sepultada bajo una gruesa capa de sentimiento puro. Esta situación de ensueño engañosa, se va perdiendo, al entrar en contacto con la realidad, cuando tienen que confrontarse en otro medio con otro grupo de parejas que manejan su relación de un modo más racional o mejor dicho que administran mejor sus pasiones. El vivir un estado de pasión subjetiva sin reflexión parece impermeable a la experiencia, sin la posibilidad de aprendizaje. Al tornarse la pasión en el núcleo de la relación contamina de subjetividad las actitudes, los intereses, los comportamientos de la pareja y desafortunadamente en la gran mayoría de casos esta pasión se vuelve uni-direccional, vale decir, que uno ama más que el otro, uno está más afectado que el otro. Cuando esta pasión empieza a debilitarse en uno de ellos y al final no llega a ser correspondida en la misma intensidad es que se produce el sentimiento de impotencia al no poder hacer vibrar a la pareja al mismo ritmo. 

La relación envuelta en la pasión, por otra parte, genera lo que se conoce como “la ansiedad de la dependencia”, sensación ligada al amor durante toda su duración. En esta dinámica uno de los actores de la relación asume el papel de dominante dejando al otro el rol de   dependiente. A medida que la dependencia aumenta, el dependiente abandona cada vez más y más el control sobre su vida. A veces, sin embargo, hay una interdependencia donde se alternan los roles de dominancia y dependencia, según sea el caso. 

La pasión como expresión de grueso calibre del deseo del uno por el otro es normal en toda relación amorosa y lo racional es que el rojo tono intenso de este sentimiento tienda a bajar con el tiempo, cuando se amaestren las emociones y las reacciones sean más realistas y compatibles con comportamientos tolerantes y comprensivos. 

Las personas que hacen de su relación amorosa una pasión obsesiva e incontrolable, son personas alteradas que no han logrado madurar su sentimiento y cuya patología requiere de terapia psicológica. En caso de no hacerlo es posible que sean quienes lleguen a los tribunales de justicia acusados de “crimen pasional”

Calidad Total en Amor

La calidad total es un concepto que junto con el de nuevos liderazgos, cultura organizacional, desarrollo motivacional utilizan los egresados de las MBA para aplicarlos a la reingeniería de las empresas. Ahora hagamos un intento de aplicar la calidad total al amor. La calidad total en el amor supone un pre requisito indispensable: partir de personas de calidad que hayan alcanzado integridad en su formación personal.

Supongamos que deseamos establecer las características de calidad en el amor entonces tendríamos:

Empatía

La condición sine qua non de un amor de calidad es la empatía. Ponerse en el lugar del otro (ponerse en sus zapatos) es una de las actitudes que debe marcar el ritmo de una relación. Considerar, valorar, estimar a la pareja supone siempre estar en su lugar.

Logro personal

Un amor de calidad siempre busca el logro personal de la pareja. Su autorrealización personal, el ejercicio pleno de sus vocaciones e intereses con toda libertad. La aceptación de este rasgo permite que la pareja se sienta bien en pareja, porque su espacio personal es amplio y no esta restringido al mundo de su pareja.

Servicio

     Un amor de calidad debe mostrar ser servicial, es decir ser gentil, amable,   afable con la pareja. Debe ser la muestra del buen trato.  Muchas parejas que han durado más allá de los cincuenta años señalan, que la cortesía del trato de sus parejas es lo que más se conservó en el tiempo y pareciera ser que este rasgo existe como componente de la personalidad, sin embargo la situación de amor lo hace florecer y que el buen trato es contagioso y pasible de ser aprendido. Esta condición es muy valorada por la pareja.

Tolerancia

     Ser tolerante en una relación amorosa significa hacer de ésta una relación de calidad. Tolerar supone paciencia para aceptar todas las situaciones humanas que se derivan de una interacción personal. Es preciso muchas veces soportar estallidos de humor, desencuentros y eventos inesperados. Alli es donde la facultad de ser paciente y tolerante marca la diferencia, pues las cosas siempre vuelven a su lugar, lo que no vuelve a su lugar es la persona dañada por una injuria o afrenta proferida en un momento de descontrol. Esto va deteriorando la relación poco a poco.

Bienestar

Una relación amorosa de calidad busca el bienestar de la pareja en todo orden de cosas. El norte de la relación es sin duda el bienestar de ambos incluidos hijos si los hubiera, sin embargo, la preocupación del uno por el otro por que le vaya bien, social académica o laboralmente es un sentimiento que expresa el amor solidario. 

Libertad

La última característica de un amor de calidad, es quizá la más importante. La libertad que debe gozar cada uno. Libertad para autoafirmarse, libertad para disponer de su tiempo, para ejercitar sus hobbies, para decidir sus opciones laborales, libertad para opinar y tener un marco ideológico y espiritual propio. La libertad estimula la confianza, pues supone poner a la pareja en situación de permanecer en la relación, solo por que lo desea y no por las presiones formales del vínculo.

     Muchas personas inmaduras llevan su inmadurez a sus relaciones de pareja y pretenden hacer de éstas unos apéndices de ellos, donde no existe libertad para actuar, desean la dependencia total, evidenciando un egoísmo inútil y pernicioso. Tienen la concepción del ejercicio de un autoritarismo patriarcal (machismo) que reduce las posibilidades de crecimiento y autorrealización de la pareja como tal y de los individuos como personas. El sentimiento de propiedad sobre la pareja es otro de los rasgos patológicos que genera celos desmedidos y que provoca la infidelidad, son aspectos de una relación enferma.

      La calidad total en el amor es entonces una actitud que supone integridad y madurez para hacer una unión duradera y feliz.

Bases para un buen matrimonio.

Un matrimonio feliz es una meta imposible de lograr, si creemos que alcanzar un estado de dicha permanente es humanamente posible. Aquí contentémonos con tener un MATRIMONIO CON MUCHÍSIMOS MOMENTOS FELICES, esta meta es más fácil de lograr, pues la felicidad personal o de pareja es la suma de todos los momentos que consideramos felices y que es responsabilidad de nosotros generarlos. Para poder hacer momentos felices es necesario mostrar un amor maduro, con toda la responsabilidad que esto comporta.  

Los afectos también pueden ser maduros o inmaduros, pero es cuestión de cada uno reconocer si su pareja le muestra que tipo de afecto:

1.- Un afecto maduro se expresa a través de la valoración de lo mejor del otro, en la relación la persona trata de poner prioritariamente lo mejor de si, vale decir, su parte más limpia. En el afecto inmaduro la persona deja traslucir con facilidad sus partes anómalas, sus problemas y debilidades, la valoración de la otra persona es, casi siempre negativa.

2.- Un afecto maduro se basta de si para ofrecer lo que tiene. No necesita de nada más. Vale decir, que quien ama con madurez ofrece a la otra persona no sus bienes materiales, su posición social el bienestar de su familia sino lo que el tiene o lo que es como persona, todas las demás cosas vienen por añadidura. 

3.- Un afecto maduro está centrado en el presente con proyección al futuro. En este escenario el pasado no existe, sino como referente. Nadie puede ofrecer un afecto maduro si pone como valor lo que fue o lo que tuvo. En eso están las posesiones, la juventud, lo logros y los lauros. Un afecto maduro es el aquí y el ahora, lo que se es en el momento y lo que se proyecta al futuro. No se puede amar a un boxeador, sólo porque ganó en su categoría. Ni aún abogado sólo por que fue congresista.

4.- El afecto maduro es aquel que no compite con la pareja en los distintos planos de una relación. Ni en el plano afectivo, sexual, social, laboral o económico. Nunca un afecto maduro plantea que quien ama más que el otro o quien es mejor sexualmente o quien puede o tiene más en el trabajo, en la actividad o profesión. La competencia es característica de un afecto inmaduro porque detrás de esta competencia está –casi siempre- el afán de dominar por considerarse superior en uno de los aspectos de la relación. Una relación de pares no requiere ni dominación ni competencia. Lo que debe primar es la equidad en todo lo posible en una relación.

5. El afecto maduro no es grandilocuente ni bullicioso. Significa que no se ufana de la conquista para los demás. Sólo los afectos inmaduros son para el lucimiento de los demás porque estás personas en vez de lograr un afecto que satisfaga la necesidad de ser amado, tienen un ornamento que lucir; las mujeres un hombre exitoso, guapo o solvente y los hombres –casi siempre- una mujer bella. Lo malo de esto es que esos atributos son perecibles, la belleza se acaba pronto y el status puede cambiar muy fácil de un día a otro. El afecto maduro valora a su bien, a su pareja en silencio, con la sola comunicación de ambos de cuanto se necesitan. 

6. El afecto maduro al ser un verdadero sentimiento no requiere de demostraciones ni pruebas constantes, por el contrario, un afecto inmaduro siempre está pendiente de pruebas de manifestaciones, de fechas, de aniversarios. Esto es importante, pero no puede ser lo más importante.

7. El afecto maduro se amplia en las distancias, mientras que un afecto inmaduro se extingue en las ausencias. Esto por la seguridad que tiene la pareja de la relación, cuando se está convencido que hay una mutua necesidad del uno por el otro las distancias son toleradas con paciencia. Si no se está seguro de la relación de la interdependencia, entonces la distancia es una oportunidad de entrar en relaciones circunstanciales.

8. El afecto maduro enfrenta abiertamente, vale decir, da la cara a los problemas no los rehuye, pues su norte es resolver los problemas que son consecuencia de la relación. Un afecto inmaduro rehuye los problemas, prefiere ignorarlos o esperar que se resuelvan solos, porque no se sienten estables suficientemente y cualquier problema puede hacer trastabillar la relación.

9. Un afecto maduro es la expresión de una confianza total. La verdad es la norma y el principio de la relación. No hay cosas escondidas en esa relación, todo está ya dicho antes de iniciarla o en los comienzos. No hay secretos para la pareja, todo fluye abierta y transparentemente. Esto provee tranquilidad a ambos y hace que la relación se mantenga en el tiempo, pues si hay algo que puede dañar a la pareja debe ser discutido inmediatamente. En este caso de apertura debe ser atributo de la pareja hasta donde establecer límites de privacidad, en algunas los hay muy pequeños y en otros espacios más grandes para guardar un fuero interno propio y personal. Depende del acuerdo al que llegue la pareja.

10. Un afecto maduro se satisface suficientemente con el ser amado. Mientras dura ese afecto, no es preciso que exista otras personas que llenen ciertos vacíos porque, para un afecto maduro la otra persona lo llena todo, porque el enamoramiento se ha dado en la medida que el otro ha sido calificado como suficiente. Si alguna persona ve que en el afecto de su pareja hay muchos vacíos, es que no la asumido plenamente para que le sea suficiente o quizá no esté totalmente enamorado y es bueno que se lo diga para no ir más allá en esa relación.

En resumen, si seguimos estas pautas podemos revisar como es nuestro matrimonio y como tratar de mejorarlo, considerando estas pautas psicológicas, producto de la experiencia nuestra y de muchos terapeutas de pareja.

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