“Los Negrillos Adoradores” es la danza más importante de Santiago de Abancay.
Es una tradición que llega con los conquistadores españoles.
Éstos fueron descendientes de los árabes beduinos.
Habían conquistado los territorios de Andalucía.
La Provincia de Córdoba fue su sede durante más de 5 siglos.
Al llegar los españoles trajeron esa cultura que explica la memoria colectiva abanquina.
Así es como llegan los rasos de seda para los trajes de gala.
Los panes orneados en pisos de ladrillo y con techo de bóveda.
Las dalias, geranios, rosas, jazmines y claveles.
La naranja agria, el limón real, las palmeras datileras, los paltos.
El romerillo, la yerba Luisa y el aromático orégano.
Los espejos andaluces, la pedrería de la vestimenta y los azulejos.
Los puentes de Petriconi, Pachachaca y San Antonio, son parte de esa arquitectura que se entronizó en Santiago de Abancay.
Los patios de las casas en la Calle Trucos y alrededor de la Plaza de Armas.
Se caracterizan por la palmera al centro y los arcos de los corredores en los cuatro costados.
La tradición de los caballos y guaguas de pan en “todos los santos”.
Finalmente, la fiesta de los cruces de mayo y con ella las carreras de caballos y peleas de gallos.
La glorieta de la Plaza de Armas con sus pórticos en herradura.
La torre de la catedral con sus campanas fundidas al pie de la torre.
El palacio del cabildo y sus arcos exteriores e interiores.
El Club Unión que fue el primer local de la prefectura y el primer calabozo.
La cuadrilla de negrillos que sale en navidad es una simbiosis quechua española.
Habitamos, por eso, una gigantesca casa de mestizos: mitad española mitad quechua.
El vestido, el velo y el sombrero de la dama de los negrillos son andaluces.
Sus menudos y elegantes desplazamientos de minué.
La conformación de la cuadrilla: un caporal y 5 u 8 peones.
Los elegantes saltos al son de los cascabeles metálicos.
Los giros a la derecha a la izquierda y a la media vuelta.
Nos hablan de una ciudad abuela escondida en los pliegues de la cordillera occidental de los andes.
Es tiempo de los “Negrillos Adoradores”, de esos que convocan multitudes.
Los que arrastran tras de sí a jóvenes y niños por calles y plazas.
Los que bailan delante del niño de la Espina en Navidad y Epifanía.
Y los que custodian y bailan para el Niño de Reyes el 6 de enero.
Tienen música propia con instrumentos autóctonos y traídos por el conquistador.
Se trata de una tradición que pervive en nuestro subconsciente a través de los siglos.
Bienvenidos “Negrillos Adoradores”
FOTO: “Negrillos: descanso de bailadores”.
COLECC. Washington Pichihua Vargas.
