DE VIEJOS VALORES Y COSTUMBRES

PRESERVANDO NUESTRA IDENTIDAD CULTURAL

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PRESERVANDO NUESTRA IDENTIDAD CULTURAL

En un mundo que avanza vertiginosamente, es esencial darse una pausa de cuando en cuando y reflexionar sobre nuestros orígenes, sobre los valores y costumbres arraigados en nuestras raíces.

En Abancay y en la mayor parte de los pintorescos pueblos de la sierra peruana, encontramos un tesoro de tradiciones transmitidas de generación en generación, preservando nuestra identidad cultural y recordándonos la importancia de mantener vivo el espíritu de nuestros ancestros.

¿Por qué son importantes los valores tradicionales?

Abancay tiene una gran belleza natural, algo para enorgullecernos, tanto como de la rica herencia cultural. Los valores tradicionales son fundamentales para el tejido social y el sentido de comunidad, tales como la solidaridad, el respeto a los mayores y la importancia de la familia.

La solidaridad se manifiesta en la colaboración mutua entre vecinos, especialmente en momentos de dificultad. En el campo los pobladores se unen para realizar trabajos comunitarios, como la construcción de viviendas o el cuidado de los campos de cultivo, fortaleciendo de esta manera los lazos entre las personas y promoviendo el sentido de pertenencia. En la ciudad ya no se hace esto o se hace muy poco.

El respeto a los mayores ha sido otro valor fundamental en la Sierra Peruana. Los ancianos eran considerados portadores de sabiduría y experiencia, y se les trataba con deferencia y cuidado. Los jóvenes buscaban aprender de sus mayores, escuchando atentamente sus historias y consejos. ¿Aún será así?

La familia, por su parte, para toda la humanidad siempre ha sido el núcleo central de la sociedad. Los lazos familiares son fuertes y se cultivan con amor y dedicación. Las celebraciones familiares, como los matrimonios, bautizos y cumpleaños, así como los sepelios, son ocasiones especiales que reúnen a parientes cercanos y lejanos, fortaleciendo los vínculos entre ellos.

Hoy, lamentablemente, pareciera que muchos de esos valores se están perdiendo. El Ayni, la vieja tradición que nos legaron los Incas, solo se mantiene en algunas comunidades andinas. En muchos sitios los ancianos son descuidados y hasta abandonados, y hay hijos que solo reaparecen para el sepelio y disputarse los bienes que dejaron los finados. La familia ya no tiene la fortaleza de antes, las familias disfuncionales predominan, madres y padres solteros abundan en la mayor parte porque uno de los cónyuges sacó los pies del plato.

¿Qué nos pasó? ¡Hay que recuperar los valores tradicionales!

Mascaras de Paucartambo

¿Por qué son importantes las costumbres arraigadas en el tiempo?

En muchos pueblos del Perú, hay costumbres que se han mantenido intactas durante siglos. Estas prácticas cotidianas nos conectan con nuestros antepasados y nos recuerdan la importancia de valorar nuestras raíces.

Uno de los aspectos más destacados de la cultura andina es su estrecha relación con la naturaleza. La agricultura es una actividad primordial, y cada fase del ciclo agrícola ha estado marcada por rituales y celebraciones, desde la siembra hasta la cosecha, se agradece a la Pachamama (Madre Tierra).

Otra costumbre arraigada en el ande, es el uso de vestimenta tradicional. Las mujeres, más que los hombres, visten hermosos trajes típicos, elaborados con telas coloridas y adornos hechos a mano. Estos atuendos reflejan la identidad cultural de cada comunidad y son un símbolo de orgullo y tradición.

Las festividades religiosas también ocupan un lugar destacado en la vida de los pueblos de la Sierra. Durante sus celebraciones, las calles se llenan de música, danzas y coloridos desfiles. La fe en los santos patronos se mezcla con las creencias ancestrales andinas, creando una fusión única de religión y cultura. EN realidad, según dicen los antropólogos estudiosos del tema, no se mezclan los elementos culturales, coexisten en forma pacífica

La Huaylia antabambina

¿Por qué debemos preservar nuestras tradiciones?

Nuestras tradiciones enfrentan desafíos en un mundo en constante cambio, a pesar de su gran riqueza cultural. La influencia de la globalización y la migración hacia las ciudades ha llevado a la gradual pérdida de varios valores y costumbres, o a una transmutación acriollada de estos.

Es esencial preservar y valorar nuestras raíces, pues nuestras tradiciones son un legado invaluable que debemos transmitir a las generaciones futuras, para que no se diluyan en el olvido.

En este sentido, es necesario promover iniciativas que fomenten el conocimiento y la apreciación de nuestras tradiciones, y en esto, la educación juega un papel fundamental. Las escuelas hacen bien en incorporar contenidos relacionados con la historia y la cultura local en sus programas académicos, por lo menos en Abancay, esto se hace con gran entusiasmo pues constantemente se ven desfiles y pasacalles pintoresco y amenos. Quizá falte el sustento cultural, el discurso y el convencimiento de lo maravillosa que es nuestra cultura.

Para estos efectos, es crucial impulsar el turismo sostenible. Ya lo dijimos en anteriores artículos de esta columna de qué manera esta actividad puede generar ingresos económicos, al mismo tiempo que promueve la valoración de sus tradiciones y valores culturales.

Una muestra de la simbiosis cultural

Para terminar, hay que reconocer que los pueblos peruanos son guardianes de una vasta herencia cultural invaluable. Los viejos valores y costumbres que perviven en estas comunidades nos invitan a reflexionar sobre nuestra identidad y nos enseñan la importancia de valorar nuestras raíces.

Si lo analizamos, deberíamos estar muy agradecidos. No nos costó nada, nuestra cultura, costumbres y tradiciones son un regalo de Dios, de la naturaleza o del destino, como quieras entenderlo, y estamos obligados a preservarlas.

Reconocer y valorando nuestro legado cultural podremos construir un futuro en el que nuestras raíces sigan siendo un pilar fundamental de nuestra identidad. Los pueblos de la Sierra Peruana nos recuerdan que, a pesar del avance de la modernidad, nuestros viejos valores y costumbres están vivos, y depende de nosotros mantenerlos en el corazón de nuestras comunidades.

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