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Ha comenzado diciembre, un mes cargado de emociones que late al ritmo de las luces, los villancicos y ls ilusiones.
Es el mes que nos recuerda la cercanía de la Navidad, esa festividad que, como un cálido abrazo, logra reunirnos en torno a lo esencial: el amor, la solidaridad y la fe.
Mientras armamos el nacimiento, decoramos el árbol y llenamos los rincones con melodías que evocan nuestra infancia, algunos enfrentamos el vértigo de los días que corren demasiado rápido.
Hay quienes miran con alegría el tiempo transcurrido, y otros lo hacen con cierta melancolía, extrañando a quienes ya no están físicamente con nosotros, aquello que se fue o anhelando lo que aún no llega.
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Sin embargo, diciembre tiene la magia de reunir a todos en un mismo anhelo: cerrar el año con gratitud y esperanza.
Es cierto que estas semanas nos exigen más que otras.
Las prisas, los compromisos y las listas interminables pueden llenar de ansiedad las horas.
Pero es justo ahora cuando debemos detenernos, aunque sea por un momento, y recordar el verdadero espíritu de esta época.
No se trata solo de intercambio de regalos, presentes para nuestrsos seres queridos, cenas y luces brillantes, sino de gestos sinceros que hagan eco en el alma.
Navidad celebra el nacimiento de Jesús, un mensaje universal de amor y redención.
Este diciembre, permitamos que esa enseñanza se traduzca en actos cotidianos: palabras amables, oídos atentos, brazos que abrazan y manos que comparten.
Es tiempo de convertir el bullicio en un canto sereno, de transformar la nostalgia en inspiración para tender puentes y abrazar al prójimo.
Hagamos de este mes un espacio para la reconciliación y los buenos propósitos, para ser amables sin razón aparente, tolerantes con todos (hasta con quienes no lo merecen) y solidarios con quienes más lo necesitan.
En cada sonrisa que provoquemos y en cada gesto desinteresado encontraremos el verdadero significado de esta celebración.
Que este diciembre sea un mes de luces, pero sobre todo de almas iluminadas.
Celebremos juntos la fiesta más hermosa del año, construyendo desde el corazón una Navidad que sea esperanza para todos.