EL CANTAUTOR DE ABANCAY

Ser zurdo es una lotería que a uno le puede o no tocar. No se elige ser zurdo, simplemente ocurre, eso mismo pasa con el diestro y el ambidiestro.
Se dice que los zurdos tienen más facilidad para acceder a los dos lados del cerebro y algunas habilidades que los aventajan a los diestros por su buena coordinación de su brazo izquierdo con el ojo.
En el fútbol, por ejemplo, son muy difíciles de marcar por su juego impredecible y virtuoso, como es el caso de César Cueto “El Poeta de la Zurda” y en el vóley Cecilia Tait “La Zurda de Oro”.
Los zurdos, son también buenos en el arte, por su creatividad. Sin embargo, tienen algunas dificultades, porque las cosas generalmente se fabrican sin tomarlos en cuenta.
Cuando mi amigo Pepe Garay, hijo del Dr. José Manuel Garay, ex prefecto y exalcalde de Abancay y la profesora María Lucrecia Vallenas Torres, aprendía a escribir sus primeras letras en el Colegio Santa Rosa de Abancay, cuando el plantel era mixto, se dio cuenta que era ambidextro, es decir podía escribir con ambas manos. Para el tercero de Primaria se trasladó a la Escuela Prevocacional 661 y su profesora, Concepción Torreblanca, le sugirió que debería escribir solo con la mano derecha y así fue.
Al matricularse en la primaria del Colegio Miguel Grau ya tenía afirmada su escritura con su mano diestra, hasta el día de hoy. No obstante domina la pelota con su pie izquierdo y del mismo modo toca la guitarra con su mano izquierda.
Pepe, el tercero de 10 hermanos, cuatro de ellos fallecidos tempranamente, agarró por primera vez una guitarra cuando tenía 12 años. Fue al visitar la imprenta de Don Lino Ísmodes, cuyo local quedaba a unos pasos de su vivienda, ubicada en la esquina de las calles Cusco y Lima
Los colaboradores de la imprenta, entre ellos “El fata” Huerta, Lucho Tejada y Américo Niño de Guzmán, armaban peñas musicales cada vez que alguno de ellos cumplía años, llegaba el fin de semana o con cualquier otro motivo, y es cuando Pepe agarra una de las guitarras y empieza a descubrir el maravilloso sonido de este instrumento.
Al grupo de aficionados a la música se unen Enrique Loza, Jorge Ninapaytán, Walter Ochoa y Domingo Neme. Al principio, Pepe los miraba y escuchaba, hasta que se animó a practicar. Es cuando se dio cuenta que tocaba mejor con su mano izquierda. Y para sentirse más cómodo agarró la guitarra al revés. Nunca se le ocurrió invertir el orden de las cuerdas, como lo hace la mayoría de zurdos.
Por vivir cerca de la Iglesia, desde niño estuvo ligado a la parroquia. Ayudaba al campanero Mariano Ochoa en su tarea de tocar las campanas, Como Pepe tenía buen oído para la música rápidamente aprendió los diferentes tipos de toques, desde el Ángelus, hasta el tradicional repique, el toque de los difuntos, de la tormenta, pasando por el toque de arrebato o de fuego. No solo fue ayudante del campanero sino también acólito, ayuda al Cura Mico en las misas.

Las propinas, para la matiné en el teatro Municipal, los alfajores, el pan de pasas y los cachitos y las bebidas de Naranjín, que luego pasó a llamarse Nectarín y finalmente Fanta, todas embotelladas por la Coca Cola de Cusco, se las ganaba como “alcanza bolas” en las partidas que sostenían los socios del Club de Tenis Abancay o marcando el puntaje en las prácticas del club de Tiro.
En los primeros años de la Secundaria, en el Colegio Miguel Grau, junto con Raúl Huarcaya acompañaban a Edgar Quintana en sus presentaciones en radio Municipal y a Raúl Ocampo en el Colegio En las actuaciones del plantel yo era el presentador por encargo del director Antonio Manzur Barrios, quien descubrió que tenía condiciones para ser locutor.
Fue en esta época en que mi amistad con Pepe se acrecentó. Y no obstante de ser “adolescentes tiernos” como dice la canción popularizada por Tormenta, teníamos largas noches de bohemia que terminaban con una serenata al pie del balcón de la chica que nos gustaba. Es en esta época que decidimos formar un grupo musical.
Así nació el trío “Los Rubíes” nombre que se ajustaba a nuestro juvenil ego, porque en esa época nos creíamos una joya, los dueños del mundo, como todos los jóvenes, solo por tener esa edad maravillosa.
El trío lo conformamos Pepe en la primera guitarra y Segunda Voz, Raúl Córdova en la segunda guitarra y tercera voz y yo como primera voz. Los boleros eran nuestro fuerte.
En esa misma época llegó a Abancay el trío “Los Chamas” y se presentaron en el auditorio de radio Municipal. Pepe y yo fuimos los privilegiados en escucharlos en persona y eso nos influyó para adoptar su estilo y cantar las mismas canciones que ellos interpretaban, como “Arrullo”, “Copas Margas”, “Anita” y “Desde que te fuiste”.
Raúl tuvo que dejar el grupo porque su tío, un funcionario se la Caja de Depósitos y Consignaciones, con quien vivía, fue trasladado a otra jurisdicción. También pidió su traslado del colegio Miguel Grau para irse con su familia. Es cuando Pepe tiene el acierto de convocar a Percy Flores para cumplir con nuestra primera presentación en el hotel de Turistas donde cantamos algunos valses popularizados por Los Chamas y dos o tres boleros de Los Panchos.
Pero el éxito no siempre está acompañado de felicidad. Mi madre empezó a preocuparse por mis salidas a los ensayos y presentaciones y, bajo la influencia de mis tíos, resolvió enviarme a Lima para que termine la secundaria en la capital y así cortar de plano mi relación con la música. Percy, también salió de Abancay por razones de estudio.

A principios de la década de los sesentas Lima vibraba con la Nueva Ola, las presentaciones en la televisión y en el Teatro Tauro de los Doltons, los Shains y otros inolvidables grupos así como solistas, entre ellos Pepe Miranda, Pepe Cipola, Kela Gates, Regina Alcóver, eran extraordinarias.
Fue cuando me entero que la familia Garay, había decidido radicar en Lima. Y como no podía ser de otra manera, visito a mi amigo en su casa de la Av. Alfonso Ugarte. Y luego de varias horas de conversación recordando los años en Abancay, Pepe sacó su guitarra y empezamos a hacer música como en los buenos tiempos.
Yo, vivía en el Rímac, frente al tradicional restaurante de Rosita Ríos y a unos pasos del Centro Musical Rímac, lugar donde ensayaban Los Morunos, porque uno de ellos vivía al frente. Es cuando Pepe empieza visitarme con más frecuencia y nos íbamos a jugar fulbito en una callecita cerrada ubicada al costado del colegio Ricardo Bentín donde también hacían pichanga Teófilo “El Nene” Cubillas y Orlando La Torre, estudiantes del Bentín y nos unimos al grupo. El Nene todas las tardes esperaba que su padre salga del trabajo para irse juntos hasta Puente Piedra, donde vivían. Recuerdo que lo que más cuidaba era sus zapatos. No obstante nos daba un baile cada vez que agarraba la pelota, incluso jugando descalzo. En cambio Orlando era de contención, muy fuerte, por eso nadie se atrevía a meterse con él.
En esos años, se vivía en nuestra Capital una vida artística muy intensa. Pérez Prado hacía mover el esqueleto a todo Lima con el mambo, llegó el fenómeno Bill Haley y sus Cometas, trayendo el twist. La Capital ardía con la Nueva Ola y en medio de ese furor llega el Thino’s Ballet, un grupo de danzas sueco que tenía entre sus bailarinas a varias adolescentes, es decir casi de nuestra misma edad y logramos hacer amistad con dos de ellas. Así nos convertimos en guías de Karin y Lenna, con la anuencia de sus tutoras porque, según su propia versión “nos habían visto con caras de chicos buenos”. Fue en recuerdo de ellas que le pusimos el nombre “Los Thino”s al trío que formamos para una presentación en televisión.
El productor del programa “Los Fantasmas se Divierten” conducido por Humberto Vilchez Vera, que ya sabía de la existencia de nuestro grupo, nos invitó a participar en el programa.
-¿Alguna canción de la Nueva Ola?, le pregunté.
-¡No hombre! Quiero que canten dos boleros para rematar los poemas que acostumbra declamar Vilchez Vera en cada programa-
Apenas nos enteramos del tema de los poemas de su inspiración que iba a declamar ensayamos los boleros “Sin Ti” y “Contigo” popularizados por Los Panchos.
La presentación en Canal 2 fue el inicio de una serie de invitaciones y la incursión en las ligas intermedias de la música. Mientras estudiábamos, para divertirnos, nos gustaba asistir a las presentaciones que se hacían en el auditorio de radio Victoria, donde un día tuvimos la suerte de ver, en vivo y en directo, al conjunto Fiesta Criolla, integrado por Panchito Jiménez (Primera voz), Humberto Cervantes (2ª voz, 2ª guitarra), el mismo que popularizó la expresión ¡oiga! Oscar Avilés (Primera guitarra), Pedro Torres (Castañuelas) y Arístides Ramírez (Cajón) y nos quedamos realmente impresionados.
En esa época el auditorio de radio Victoria estaba ubicado en La Cabaña, que la empresa la ocupaba desde hacía mucho tiempo, sin que ninguna autoridad edil se atreviera a sacarla por temor a ser atacada en radioperiódico El Mundo, conducido por Juan Ramírez Lazo.
Mientras Pepe observaba pasmado el magistral toque de Avilés, la primera guitarra del Perú, yo tenía puesta toda mi atención en la forma cómo se desempeñaba José Lázaro Tello en el micrófono quien, sin tener una buena formación como locutor, gustaba mucho a los oyentes. Saludaba diciendo: ¡Qué tal!
Era el conductor de radio que más estaba identificado con la música criolla. Precisamente a través de las anécdotas que contaba me enteré que Panchito Jiménez, seudónimo de Francisco Jiménez Fernández, había debutado en radio Delcar de Chiclayo, su tierra natal, haciendo dúo con Antonio Medina. Fue en esa radio que lo escuchó por primera vez el propietario de Radio Huancayo y lo contrató para cantar una temporada en su emisora. A los pocos meses es convencido para formar el trío Los Trovadores del Perú, con Oswaldo Campos, como segunda voz y Oscar Avilés como primera guitarra y tercera voz.
Y bien, al terminar la Secundaria decidí postular a la universidad San Marcos con la intención de estudiar Medicina en San Fernando. Al principio las cosas me estaban saliendo a pedir de boca porque había logrado salvar los exámenes más difíciles y solo me quedaba la entrevista personal. Y quien llegaba hasta esta etapa ya podía considerarse cachimbo, se suponía, porque este examen era pan comido. Pero, lamentablemente, no fue así. Como en el fútbol, no solo había que ganar jugando bien y metiendo goles en la cancha sino también peleando en la mesa. Y aquí cualquier cosa podía pasar porque el jurado no sabía qué diablos hacer para eliminar a sesenta postulantes de un total de 120 que habíamos logrado llegar a los cuartos de final de esta competencia. No podía ingresar ni uno más, ni con calzador. Por esa razón, igual que Maradona, yo también necesitaba de la mano de Dios.
Pero, al parecer, Dios estaba ocupado salvando a otros más píos que yo, por eso cuando fui a averiguar los resultados no estaba mi nombre entre los agraciados con esta lotería. Y de esa manera me quedé sin poder ir a la fiesta del cachimbo.

Esto fue una catástrofe para toda mi familia, más que eso “el escándalo de la familia” como decía la canción interpretada por Camila Cabello, muy de moda. Todos se me fueron encima, desde mi madre hasta el último de mis tíos. Y todos coincidían en echarle la culpa de mi fracaso a la música.
–Seguramente se ha vuelto un hippie. Estela, tienes que decirle que se vaya inmediatamente al Cusco para postular a la universidad San Antonio – Le aconsejaban a mi acongojada madre.
Tan fuerte fue la presión familiar, que no me quedó otra cosa que preparar mi viaje. Por supuesto que ninguno de mis amigos en Lima estaba de acuerdo…
–Estás loco, ¿Cómo vas a dejar la capital, el verano, el mar, las chicas y el cebiche, para irte a vivir a más de tres mil metros sobre el nivel del mar?
–No me queda otra cosa-Les respondí a mis amigos.
–No podrás ni salir en las noches porque según dicen hace tanto frío que hasta los pelos se paran. Morirás en los andes, porque tú no eres un demonio como Cáceres. ¡Quédate en Lima!
– ¡No me tentarás Satanás! ¿No se han dado cuenta que mi suerte está echada? Si no viajo, quien se morirá de cólera es mi madre.
–Claro, cómo no va a estar preocupada con todas las barbaridades que dicen en la radio y, más aún con la tragedia que pasó en el estadio Nacional el pasado 22 (mayo-64). ¡Trescientos muertos!. Y, todo por culpa de ese árbitro uruguayo, hijo de… ¡Qué bestia! Anularle ese gol a Perú nos ha costado la eliminación de las Olimpiadas de Tokio – Recordó uno de ellos.
–Yo, pienso que tu mamá quiere que te vayas por otra cosa. Porque “Nos preocupa…amables oyentes que Lima se esté convirtiendo en la capital de la delincuencia y la perversión. Nos preocupa – Opinó otro de mis amigos, imitando a Ramírez Lazo uno de los más jodidos locutores de aquella época.
–Con razón, el Alcalde Luis Bedoya, prohibió las presentaciones de Dámaso Pérez Prado y su bailarina Daysi Guzmán”.
-El otro día declaró por radio que “es una danza obscena y reñida con la moral y las buenas costumbres”.
–Otra metida de pata fue retirar los tranvías de Lima. Dicen que es por presión de los vendedores de buses. ¡Qué tal vaina! El pretexto es una deuda de 100 millones de soles que se le debe a la compañía eléctrica.
– ¡Que le hagan creer a su abuela!
Y como no podía ser de otra manera, mi despedida fue en el restaurante de Rosita Ríos, el mejor lugar que había en ese tiempo para saborear comida criolla. No porque teníamos dinero, sino por mi amistad con la dueña quien me conocía desde que yo llegué a Lima porque era vecina de mi abuela y mis tíos, en General Vidal, allá, bajo el puente.
La despedida fue con guitarras y cajón, piqueo criollo y al principio gaseosas y luego añadiéndole un cachito e cerveza Pilsen. No hubo discursos ni aplausos pero sí muchos lagrimones que destilaban con disimulo de los ojos de mis amigos y los míos, sobre todo después de los primeros sorbos de “chelas con coca cola” para disimularla, y luego de cantar los temas / Copas Amargas / Desde que te fuiste / Cariño / y / Arrullo /, valses popularizados por Los Chamas, a quienes admirábamos…Copas Amargas, qué tal vals, ¡mama mía!
“Por qué no habrá venido, si sabe que la espero
si sabe que la quiero, por qué me hace esperar.
Algo habrá sucedido, y yo sin saber nada,
mi alma atormentada, no atina a meditar.
Esta vida no es vida, tanto tiempo esperando,
tanto tiempo deseando, tenerla junto a m.,
Se ahonda más la herida que emana con su ausencia,
me acosa la demencia por falta de su amor (Bis).
La gente que no sabe la tragedia que vivo,
dirá que estoy vencido cuando vean que yo
entre copas amargas ruedo junto al abismo,
reirán de mi pena sin saber que un dolor,
cual puñal traicionero hoy me quita la vida,
que ahora está perdida por causa de su amor”
Al escucharnos cantar este vals con tanto sentimiento Rosita Ríos preguntó:
– ¿Y por qué tanta tristeza? ¡Qué va! Ni que el mundo se va a acabar.
–Su vecino se nos va p’al Cusco, doña Rosita, para no volver.
– ¡¿Qué?! No me hagan esa broma. Ya estoy vieja para esas cosas.
La reunión se prolongó casi hasta la media noche. Fue una cita de recuerdos, canciones, anécdotas y de promesas mil. Cantamos hasta que nuestras gargantas enronquecieran.
Y, casi al final, uno de mis amigos se paró y los demás lo aplaudieron pensando que iba a discursar, como ya lo habían hecho otros.

–Mozo, la cuenta por favor – Pidió.
–Al toque se las traigo. ¿Les puedo pedir un favor? Repitan por favor ese vals “Cariño”, lo cantan como dios manda.
–Ja, ja, ja, anda nomás, que te vamos a dar el gusto…
“Dios me ha libertado
del tiempo y del dolor
he pagado mis penas
con sangre y juventud.
Y ahora que estoy libre
para entregarme a tí
le he pedido permiso
y te hice esta canción…así…
Cariño…
yo quiero llevarte
a un lugar que solo conozca yo.
Cariño…
Allí no hay destino,
ni llega el castigo de la sociedad.
Cariño…
Allí soy el dueño,
es la única parte donde no manda Dios.
Cariño…
Allí no hay tristeza
ni miedo ni envidia,
ese lugar soy yo”
El mozo volvió con la cuenta y una chela más por su cuenta, y la puso sobre la mesa mientras tarareaba la canción que nos había solicitado. Al revisar la cuenta, mis amigos visiblemente sorprendidos se miraron unos a otros y exclamaron:
– ¡No puede ser! Aquí hay una equivocación. Mozo esta cuenta debe ser de otra mesa. Nosotros no queremos quedar mal con Doña Rosita.
-No se preocupen muchachos, Doña Rosita no les está cobrando la comida, solo las bebidas. Si quieren pueden darme el saldo como propina. Ah, a propósito, me encargó decirte – dirigiéndose a mí – que te desea suerte y que no te olvides de enviarle saludos.
Por ese gesto, al momento de retirarnos gritamos al unísono.
– ¡Gracias, Doña Rosita!
Mi llegada al Cusco fue el inicio de un capítulo aparte, Empecé a alternar la Universidad con mi trabajo en radio y el diario El Sol. Y me dediqué de lleno a lo que más me apasionaba, el periodismo.
Entretanto, Pepe, se quedó en Lima y participa en diversas presentaciones con Edwin Montoya, interpretando música criolla, pero también incursionan en la música folklórica. Es Pepe con ayuda de Félix “El gato” Bendezú quien lo metió a Eddy en ese género musical y forman el Trío “Los Heraldos” para grabar varios discos de 45 RPM y un LP. Como dicen los gringos “Negocios son negocios”. Había que ganar dinero y el folklor empezaba a ser una mina de oro.
Es en esta época que Pepe conoce a Wilfredo Quintana, nacido en Talavera-Andahuaylas y a los primos-hermanos Jorge y Goyo Núñez del Prado, nacidos en Paucartambo-Cusco, integrantes del reconocido grupo “Los Campesinos, con quienes graba el LP “Sombrerito Roto” y también incursiona como compositor con el tema “Pasión de Mujer”. Después lo llaman las disqueras IEMPSA y Virrey para acompañar a varios grupos musicales.
Pero, como dicen, la tierra llama y decide viajar a su entrañable para darse un baño de afecto, amistad y gozar de su éxito discográfico, grabar con los Campesinos no era poca cosa. Viajó por dos meses y se quedó más de dos años, cumpliéndose así la sentencia que dice que dice: “es muy fácil llegar a Abancay, lo difícil es salir”.
En las reuniones sociales canta con Juanito Luna y otros aficionados a la música, hasta que un día Jorge “el viejo” Vargas y Oscar “Tiriza” Pinto lo buscan en el alojamiento Vallenas y lo convencen para formar un trío. Pepe que siempre tenía en la mente y en el corazón el nombre de Los Thino’s, no duda en ponerse ese nombre a su nuevo grupo.
Y es cuando también pone en actividad su extraordinaria creatividad para componer. Inicia una larga carrera de compositor. Actualmente tiene alrededor de 50 composiciones.
Posteriormente Oscar “Tiriza” Pinto es reemplazado por Juan Morales en la primera voz para grabar el álbum “100 Años de Honor” que incluye destacados temas, además de aquel que le da el nombre al LP. Entre ellos Bello Jardín / Canto a mi tierra / Soy de Abancay, sí señor / y / Agüita de manantial /.
Sin embargo, es su primera composición “Así es mi tierra”, en ritmo tropical, la que más se canta y es considerado como el tema emblemático de los abanquinos…
Si vienes a mi Abancay,
en su encanto encontrarás
la dicha de un gran amor
los sueños de un trovador.
Su clima primaveral, el Ampay tan señorial
y su Mariño cantor, regalos del cielo son.
Asi es mi tierra, tierra de amor,
de la quebrada hasta el mirador.
Viva mi tierra, viva el amor,
con su paisaje cautivador.
Ven nena a mi abancay. Y al llegar encontrarás
arrogante un pisonay, saludándote estará.
Si vas al cañaveral, ¡cuidado! con tu mini falda,
los moscos te han de picar, recuerdos te han de dejar.
Así es mi tierra, tierra de amor
de la quebrada hasta el mirador.
Viva mi tierra, viva el amor,
con su paisaje cautivador.
Pepe siempre aprovechó su condición de zurdo. No solo es hábil con su mano izquierda sino también con su pie izquierdo. Destacó en el fútbol integrando el “Unión Grauina, junto a Boza Castañeda, Hugo Loza, Rubén Miranda, Zoilo Enríquez, Andrés Oliver, Ernesto Zavala, entre otros.
Asimismo fue convocado para integrar la selección de Abancay en las eliminatorias de la Copa Perú y vuelve a encontrarse en la cancha con Boza Castañeda y también juega con Hugo Loza. Nazario Valer, Ramón Corazao, Basilio Quispe, el “Chocho” Villafuerte y otros..
En una ocasión formó el equipo de masters, al lado de los hermanos Nilo, Walter y Humberto Castañeda, Joselo Valenza, (Ver foto)
Cuando José Palomino Cortés, Relacionista Público de Cerveza Cusqueña, llega a Abancay, organiza un Concurso de Música Folklórica en radio Municipal y los invita a los Thino’s para que participen. Al principio se negaron porque solo cantaban música romántica, pero luego, ante la insistencia de Palomino, se animaron a preparar dos huaynos con los que ganaron el concurso, un premio de 500 soles y un viaje a Cusco para actuar en el Aniversario de radio La Hora, actuación central que tuvo lugar en el teatro Garcilaso.
Es en esta ocasión que vuelvo a ver a mi amigo Pepe porque los animadores de este show fuimos Wilbert Pizarro y yo. Cuando les comenté a los espectadores que yo era uno de los fundadores de Los Thino’s, nadie me creyó porque todos me conocían en Cusco como locutor y periodista, pero como cantante, ni en la ducha, hasta que Pepe tuvo que aclarar y recién aplaudieron.
Pepe, estaba afincado en Abancay, de donde no quería moverse, hasta que dos de sus hermanos tuvieron que viajar de Lima para “rescatarlo”. Lo trajeron a la Capital y empezó a trabajar en Química Suiza luego de especializarse en Comercio Exterior. Allí conoce a Gloria, una de las secretarias más guapas y le echa el ojo. Fue un amor a primera vista, de esos donde cupido no falla con su flechazo. No obstante, conquistarla no fue fácil, por más que en las actuaciones de la empresa le dedicaba con la mirada sus mejores canciones. Hasta que un día la invitó a la cafería Godos de Jesús María y después de saborear un delicioso helado de lúcuma le declara su amor. Valió la pena esperar el “sí” un buen tiempo porque esa unión terminó en matrimonio que, estamos seguros, durará hasta que la muerte los separe, como les dijo el cura. La luna de miel fue en Cusco y es cuando Marithza y yo los invitamos a almorzar y saqué una nota en la página social del diario El Sol, donde ya trabajaba, que la pareja guarda como recuerdo.(Ver foto)
Hoy Pepe y Gloria viven felices, apapachando a sus hijos Yanina y José Manuel (que lleva el mismo nombre del padre y del abuelo) y sus nietos.
Convertido en compositor y cantante profesional, Pepe fue distinguido por la Municipalidad de Abancay y por otras instituciones, entre ellas Procultura Apurímac, con sede en Lima, por su trayectoria y legado artístico (Foto). Como animador de la ceremonia y uno de los fundadores de Procultura, le hice entrega del trofeo, por supuesto con el corazón que se me salía del pecho, recordando todas las aventuras que pasamos.

Para una comunidad querendona como Abancay, Pepe es el ícono de esa música que identifica a la tierra que nos vio nacer. Por eso mi homenaje al amigo, al compañero de mil aventuras y, sobre todo, al compositor que le canta a su tierra.

Entradas relacionadas

LA TRASCENDENCIA DE UN GRAN LÍDER

VOZ DE HIJO CON ECO CENTENARIO: AL NACIMIENTO DE DON ARTURO MIRANDA VALENZUELA

UN HÉROE DE LA SALUD: EL DR. JULIO SOTELO SIERRA

Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia. Suponemos que está de acuerdo, pero puede darse de baja si lo desea. Seguir leyendo