EL “CINE MUNICIPAL” MEMORIA DE NUESTRO DIVERTIMENTO

Julio César Casas Casas, empresario abanquino enraizado en Cusco donde había estudiado en la Universidad San Antonio Abad, «empeñó hasta la camisa» para comprar un cinematógrafo que hizo funcionar en el desaparecido Cine “Santiago” de la ciudad del Cusco.

Alberto Vásquez Ríos, era entonces el alcalde de Abancay y observaba que tenía un auditorio para sesiones solemnes que podía funcionar como sala para exhibir películas.

En el segundo piso del Palacio del Cabildo, el Salón Consistorial, las sesiones solemnes solo se producían tres veces al año: el el 28 de Abril que era el día del Departamento de Apurímac, el 28 de Julio en fiestas patrias y el 3 de noviembre día de Abancay.

Desde hacía algún tiempo, ahí funcionaba el Cine Municipal. En su primera época, había sido concesionado al mismo empresario que puso la primera minicentral hidroeléctrica de Abancay que funcionaba en la quebrada del Río Mariño. En esa época, se tenía una máquina proyectora única, muy antigua, que se malograba a menudo a falta de unas válvulas difíciles de encontrar.

Por entonces, Nicolás Abuhadba, había establecido un cine con 2 máquinas modernas para proyectar sobre el ecran nuevo con que había dotado al Cine Nilo. Las dos máquinas funcionaban alternándose, cargándose los rollos de celuloide en una u otra, para empalmar las obras cinematográficas sin interrupciones.

Lamentablemente subsistía otro problema, además de la deficiente potencia del servicio de electricidad,  la programación de películas. Había que tener un especialista conocedor de cine para escoger y hacer la programación de películas.

Pronto el Cine Municipal (I Epoca) decayó por obsolescencia y a falta de una programación atractiva.

El abogado Alberto Vásquez Ríos, decidió entonces dar en concesión la sala cinematográfica y convence a Julio Casas para trasladar el cinema que había montado en Santiago del Cusco a Abancay. Así es cómo se moderniza la sala Municipal de Abancay, con asientos semi pullman, un nuevo ecran y un sistema de sonido envolvente espectacular.

Los quinceañeros de la época, nos entreteníamos con novelas de bolsillo del viejo Oeste de Marcial Lafuente Estefanía y Larry Mc Murtry. Las chicas consumían con avidez las historietas de amor de “Susy: Secretos del Corazón” y las novelas de Corín Tellado y Caridad Bravo Adams, que venían en formato de bolsillo y como fotonovelas, todas las distribuía la Peluquería «Abancay» de Paulino Moscoso, ubicada al costado del Cine Nilo.

El miércoles 9 de octubre de 1968, se relanzó por todo lo alto el Cine Municipal de Abancay con la nueva administración de Julio Casas Casas. Días antes, se había producido el golpe de estado del General Juan Velasco Alvarado y apenas 3 meses antes, Mons. Enrique Pélach había sido nombrado como obispo de Abancay, el segundo después de Mons. Alcides Mendoza Castro

La película que concitó la atención en la reinauguración del cine, fue un film del viejo oeste filmado en España e Italia: «El bueno, el malo y el Feo» (Il buono, il brutto, il cattivo), con la banda musical de Ennio Morricone.

Hasta entonces, todas las películas que llegaban a Abancay, tenían un día de estreno y las más taquilleras se quedaban un día más en lo que se llamaba “reprise”. Esta película filmada 4 años antes, se quedó en cartelera 8 días, todo un récord. Los disparos tenían un sonido espectacular, muy diferentes a los disparos de los Western mejicanos.

A partir de entonces, el Cine Municipal de Abancay adoptaría «El bueno, el malo y el Feo» con arreglos de la orquesta de Hugo Montenegro como característica para iniciar la proyección de sus películas. El Cine Nilo, a su vez,  se quedaría para siempre con «El Gato Montés», un fragmento del pasodoble de Manuel Penella.

Foto 1: Julio Casas Casas, estrenándose en Abancay como empresario cinematográfico.

El relanzamiento del Cine Municipal contó con la presencia de la crema y nata de la sociedad abanquina, que llenó las butacas de toda la platea. Algunas personas inclusive con saco y corbata tuvieron que acomodarse en las bancas de la galería por haber llegado tarde a la ceremonia.

Foto 2: de izquierda a derecha Luis Salcedo Casas, P. Miguel Guitart, Mons. Enrique Pélach, alcalde de Abancay Alberto Vásquez, Julio Casas, Emiberto Chàvez, Rubén Carrión Soria.

En el proscenio estaban el alcalde Alberto Vásquez Ríos a quien llamábamos «el Chino»,  Mons. Enrique Pélach, quien bendijo al nuevo cine, el sacerdote Miguel Guitart, el Sr. Luis Salcedo Casas, el Prof. Emiberto Chávez, supervisor provincial de Educación y el Dr. Rubén Carrión Soria.

El Cine Municipal desde entonces, traería más películas del género Spaghetti Western, tales como: «Por un Puñado de dólares», «El dólar agujereado», «Adiós gringo… Adiós».

En marzo de 1969, se inauguraría Radio Apurímac de la Cadena Tahuantinsuyo de Radiodifusión. Yo también me estrenaba como locutor y animador musical, empezaría con el respaldo de Herberth Castro con el programa radial «El Icaro Diabólico». Don Julio Casas, me decía: 

—Si lees el aviso del cine cada media hora, desde las  5.30 hasta las 7.00, tienes entrada gratis a la Vermouth —y así lo hacía.

Foto 3: Crema y nata de la sociedad abanquina invitada a la ceremonia de reinauguración del Cine Municipal (II Epoca)

Días de maravilla. El cine cobraba vida con las vibrantes bandas sonoras y los efectos especiales, como los disparos que despertaban la emoción del público. La galería estallaba en vítores, aplausos y zapateos cuando, tras las injusticias y abusos de los villanos, aparecía el héroe, a quienes los muchachos llamábamos «el jovincha», a galope tendido entre nubes de polvo, con rostro sereno y espíritu justiciero, imponía un nuevo orden con su puntería certera.

Así entró a nuestras vidas “El Cine Municipal”, con Julio Casas y su esposa Isabel, que nos trajeron nuevos aires con los Spaghetty Western, que eran la escenificación de nuestras novelas de bolsillo del viejo oeste.

Luego, la pantalla se enriquecería con maravillosas producciones de diversas culturas y estilos. Destacaban las películas de la India (Bollywood), a las que llamábamos «hindús», rebosantes de dramas conmovedores y lacrimógenos como «Madre India», «Mi familia elefante» y «Joker». También las cintas chinas, que cautivaban con sus escenas de acción, exhibiendo impresionantes coreografías de artes marciales llenas de saltos acrobáticos y movimientos ágiles, entre las que recuerdo a «El espadachín manco», «Cinco dedos de furia», «El maestro borrachón».

Unos años después se exhibiría por casi un mes “Nemecio Chupaca” estelarizada por el artista abanquino Tulio Loza, con llenos totales los fines de semana.

Facilidades: Carlos Antonio Casas Suárez.

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11 com.

Mario Gamarra 09/10/2024 - 10:41 pm
Buenísimo!!. Gracias Hugo, también tuvimos la oportunidad de ver esas grandes películas.
Lourdes Luna Benavides 08/10/2024 - 12:54 pm
Gracias por refrescar nuestra memoria Hugo , además de todo lo que mencionas , también recuerdo las matinales en las que los jóvenes participamos y bailamos de 10 am a 12 , al ritmo de los grupos de rock que llegaban de Cuzco y de Ayacucho y se presentaban en ese flamante y recién inaugurado escenario ... Acabo de recordar por ejemplo a Los Siderals...tocando " Vírgenes del Sol " a go -go ...☺️ 🕺🎶
Vlad Truxillo 24/09/2024 - 7:06 am
Algo que se olvidaron Carlos, es recordar las carteleras cinematograficas, las colocadas en las puertas del cine Municipal que eran hechas a mano alzada por talentosos artistas y el solo verlo, era toda una admiracion, recuerdo haber visto muchos de estas publicidades, hechos en papel simple y a tinta, definitivamente eran cautivantes, y luego aquellas carteleras puestas en la esquina de la calle Arequipa con Cusco, donde los muchachos nos concentramos para ver las fotos de las escenas de la pelicula que desde ya, tambien se disfrutaba. Definitivamente un buen relato, que nos traslada a un pasaje historico no conocido hoy en dia por nuestra juventud, Abancay conto con mas de un cine en los 70 y 80.En esos tiempos no era importante ingresar con una canchita, o una galleta, lo importante era estar adentro y eso era suficiente. Saludos Carlos, excelente relato, que tiempos aquellos.
Carlos Antonio Casas 24/09/2024 - 7:08 am
Vlad Truxillo Detalles interesantes los que aportas Vlad, te agradezco por ello. Esta nota la escribió Hugo Viladegut y él cuenta sobre la inauguración del cine Municipal, el primero que regentó mi padre en esta ciudad. Después vendría el cine Abancay, que así se llamó cuando cuando mi papá adquirió el cine Julmar del señor Huanqui. Por una temporada mi padre regentó tambien el cine Nilo, mientras el cine Municipal fue alquilado a un señor de apellido Villanueva, antiguo miembro de la Guardia Civil. Entre 1976 y 1985 (si no calculo mal) , efectivamente, Abancay tenía tres cines. Y como dices se disfrutaba la película por sí sola, no hacían falta golosinas, ni nada. Hay muchos detalles de esa época. Las películas venían en rollos de celuloide protegidos por un estuche de pesada lata. Cada película tenía entre 6 y 10 rollos aproximadamente. Se empacaba en costalillos de yute cocidos a mano y con una etiqueta de cartulina, y aquí llegaban a través de la empresa Morales Moralitos. Era duro cargar esos paquetes. De cuándo en cuándo se daban películas en simultáneo en el cine Abancay y el cine Nilo, y entonces había que correr llevando el rollo de un cine a otro. Y los carteles que comentas, eran efectivamente obras de arte, pintados a mano y complementados con fotografías o los ajados afiches de las mismas películas. También eran obras de arte los guiones que escribía mi padre, para ser leídos en las radios, porque la publicidad entonces era en vivo, no con grabaciones. Un abrazo Vlad, gracias por comentar.
David 24/09/2024 - 6:35 am
Excelente remembranza sobre el Cine Municipal, que tiempos aquellos de los matinees y vermonth, porque la funcion de noche era para los mayores Felicitaciones Hugo y Carlos por recordarnolos
Carlos Antonio Casas 24/09/2024 - 7:09 am
Gracias por tu comentario David. Tiempos hermosos aquellos, cuando ibas a ver las películas de Lando Buzanca 😉
Noel León Echegaray 23/09/2024 - 10:57 pm
Aún recuerdo las tres funciones, " matine, Vermout y noche, en el legendario nostálgico local del palacio municipal,...linda nota de nuestro buen Hugo, y felicitaciones Carlos por Peruanisma.
Carlos Antonio Casas 24/09/2024 - 7:11 am
Gracias por tu comentario Noel. Tiempos que generan nostalgia sin duda. Un abrazo.
Juan José Enciso Torres 23/09/2024 - 4:19 pm
Excelente narración de Hugo Vildadegut! Felicitaciones a PERUANÍSIMA por la buena publicación, que nos hace viajar en el tiempo, recordando vivencias de mi niñez! Recordar es vivir!
Carlos Antonio Casas 23/09/2024 - 9:05 pm
Gracias Joselo por tu comentario. Nos alegra haber propiciado tus recuerdos y vivencias. Te invitamos a seguir leyendo y comentando.
Carlos Antonio Casas 23/09/2024 - 3:46 pm
¡Qué tiempos aquellos! Gracias Hugo por traernos tan valiosos recuerdos de una época realmente maravillosa. Cómo no recordar a quienes mencionas y reconocer entre la platea a personas tan lindas como mis tíos Juanito y Mario Luna con sus respectivas esposas, mis tías Berthita y Tula, junto a Lulita Luna. Más adelante Vlady Viladegut y su esposa, y podría ser la Sra. María del Pilar Seleme. Un poco más atrás y a la derecha de ella, el Dr. Rubén Quintana y la Sra Martha Triveño y su papá. Detrás de ellos Pepe Garay y algo más atrás don Genaro Gamarra y esposa, y a la derecha de ellos mi tío Raúl Berrio Casas junto a don Melchor Ballón. Al otro lado de la platea distingo a don Gilbert Urbiola. Hay otras muchas personas de rostros familiares cuyos nombres no recuerdo Recuerdo a tantos amigos tambien, entre los trabajadores del cine, a los proyeccionistas Nestor y Juan Mercado, a los que luego se sumaría Humberto Muñoz «el Chafla», Augusto Sotomayor, mis primos Jorge y Armando Casas, el «lapischa» cuyo nombre real no recuerdo, de Antonio y Juan Mendoza, a don Billy Villavicencio a quien decía «abuelito». Viene a mi mente también el sabor del Pop Corn dulce y salado, y los deliciosos chocolates D’Onofrio (los verdaderos), con los que se acompañaba una buena película. Y aún me aterra el movimiento del piso en las escenas de acción, cuando todo el público saltaba, aplaudía y gritaba arengando a los héroes cómo Dyango, Ringo, Sartana y Sabata, a Maciste, Hercúles y Goliat, o a Bruce Lee y Jackie Chan. Resuenan en mis oídos los soundtracks de «Por un puñado de dólares», «Por unos dólares más» y “El bueno, el feo y el malo” de Ennio Morricone, «7 hombres y un destino», más adelante las de la saga de «El padrino», en fin… ¡Qué tiempos aquellos Huguito! Me hiciste viajar 50 años atrás. Aquí el soundtrack de “El bueno, el feo y el malo” https://www.youtube.com/watch?v=iIzHGa_4xUc&t=49s
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