EL CLÁSICO DE BASKET “KETAL – LA SALLE”

por Ibo Urbiola
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Reinicio

No recuerdo muy bien cuándo fue la primera vez que fui al estadio El Olivo a ver fútbol, pero sí recuerdo que en 1977 fui por primera vez -con cinco años de edad- a ver basket en el Coliseo de Pueblo Libre, en Abancay: Un equipo llamado “Amistad” daba un espectáculo cuando con el marcador holgado a su favor, hacía divertir al público con los torpes y bromistas malabares que hacían con la pelota el loco Danilo Luna y el flaco Lucho Chenet, tan deportistas como graciosos.

A finales de los setenta, ya llegaban equipos del Cusco, y Abancay comenzaba a darle más importancia al basket. El gran nivel llegaría con los ochenta, como también la moda del basket incluso para los niños, cuando mi primo el Rolo Barrientos, a su regreso del Cusco, puso una Academia que él dirigía en el colegio Armando Bonifaz.

Mi hermano Giovanni jugaba en el Ketal, el equipo patrocinado por una casa comercial del mismo nombre. Hubo clásicos con algunos equipos que siempre tenían protagonismo como el Miguel Grau o el famoso Don Efra de los hermanos Gamarra Samanez. Pero, cuando el torneo pasó a desarrollarse en el local de ISP La Salle, el equipo de los hermanos lasallistas comenzó a tener mayor protagonismo y hubo un par de años en los que los clásicos fueron entre el Ketal y La Salle.

El Ketal era el equipo de los experimentados y La Salle era el equipo de los jóvenes que estudiaban Educación. Si mi hermano Giovanni era el armador del Ketal, mi otro hermano, Jus, era uno de los aleros de La Salle.

Hubo un partido decisivo entre ambos, en 1985, del que se habló incluso en las emisoras locales toda la semana previa. El día del partido, mis hermanos estaban tan concentrados que ni se miraban y en mi casa se vivía el ambiente de tensión previo al partido de esa noche.

Cuando el partido estaba en su momento de mayor intensidad, mis dos hermanos chocaron en una jugada donde el más flaco, Jus, cayó tendido al suelo y al parecer en una exageración del momento, demoró en levantarse luego de darse un par de vueltas. Al terminar el partido, en la puerta de los baños donde los jugadores se lavaban, había unos escolares curiosos que decían: “Aquí se van encontrar los hermanos y se van a pelear”. Cuando efectivamente se encontraron, Giovanni hizo la broma de echarle un poco de agua a Jus, quien como siguiendo la broma hizo el ademán de reaccionar con violencia, pero en ese momento ya era todo risa y terminaron en un abrazo. Tal vez los escolares que estuvieron cerca, salieron contando una historia en la que una bronca entre los hermanos terminó en sangre… en Abancay había muchas veces el ingenio de magnificar una escena.

Al día siguiente, como era usual en muchas familias, almorzábamos escuchando el noticiero local en la radio. El “editorial” era sobre el partido de basket. Comenzaba diciendo: “A propósito del clásico de basket entre Ketal y La Salle, que terminó en batalla campal por una pelea entre hermanos…” (Vieron que la historia que nunca ocurrió ya era noticia?). Mi papá, que ya era prefecto, escuchaba atentamente. Momentos antes, se había anunciado así esa opinión principal del noticiero: “Ahora nuestro editorial titulado: Hijos basketbolistas de autoridad política se agarran a golpes, dando un lamentable espectáculo”.

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