El 3 de marzo se conmemora el «Día Internacional de los Escritores», una fecha que resalta su papel fundamental en la defensa de la libertad de expresión y la democracia.
Esta celebración fue instaurada en 1986 por el Congreso Internacional del PEN Club, organización dedicada a proteger a los escritores y promover el libre intercambio de ideas a través de la literatura, cual escudo contra las lanzas de la censura. Fundado en Londres en 1921, el PEN Club nació con la misión de fomentar la fraternidad y la cooperación intelectual entre escritores de diversas latitudes. Reconoció la literatura como un puente para el entendimiento y el enriquecimiento cultural, cuando aún muchos veían en las fronteras abismos infranqueables. Su nombre proviene de las iniciales de poetas, ensayistas y novelistas, aunque su labor abarca a todos los creadores de la palabra escrita.
Aunque algunas fuentes vinculan esta fecha con figuras como Víctor Hugo o Miguel de Cervantes (quienes, sin duda, habrían apreciado el gesto, aunque Cervantes posiblemente preferiría que le pagaran sus deudas), su verdadera esencia radica en el reconocimiento de los escritores como guardianes de la verdad y la memoria colectiva.
Los escritores son arquitectos del pensamiento, artesanos de palabras que danzan entre líneas para dar forma a la historia, a la imaginación y a los sueños de la humanidad. A través de sus obras, desafían el silencio con la elegancia de un florete, iluminan realidades ocultas como linternas en grutas inexploradas y siembran ideas que pueden cambiar el curso de una sociedad, cual semillas rebeldes que brotan entre el asfalto.
En tiempos de sombras, sus letras son faros que guían a puertos seguros; en tiempos de opresión, son gritos de libertad que resuenan en los corazones dispuestos a escuchar.
Por ello, celebrar su labor es celebrar la voz de la humanidad misma, esa que persiste y trasciende más allá del tiempo y las fronteras, como el eco que nunca muere.
En este espíritu de defensa de la palabra escrita, Peruanísima —Revista Digital— se erige como un espacio libre y sin ánimo de lucro, dedicado a la difusión de contenidos culturales, narrativos y reflexivos. Aquí, la literatura y el pensamiento crítico encuentran un hogar donde pueden florecer sin ataduras comerciales ni institucionales, como flores salvajes en campo abierto, impulsados solo por la pasión por la cultura y el deseo de compartir historias que nos identifiquen, nos inspiren y nos inviten a cuestionar el mundo que habitamos.
Porque cada voz merece ser escuchada, y cada historia tiene el poder de transformar, incluso aquellas que comienzan con un «había una vez» y terminan cambiando a quien las lee, para siempre.
¿Feliz día escritores!