En el corazón del Perú profundo, donde las montañas susurran historias de las antiguas civilizaciones que aquí florecieron, donde los ríos cantan canciones perennizadas en el tiempo, antiguas pero llenas de vitalidad, donde la naturaleza ha sido generosa en extremo, regalando bellos paisajes que son un himno a la vida, una maravillosa muestra de la magnanimidad divina
Allí, el eco de esas historias y cantos se van apagando, ahogado por el rugir de máquinas que despojan a la tierra de su esencia, aplastado por el peso del fierro y el cemento y la indiferencia de muchos ciudadanos de alma muerta, ciegos a la belleza de la naturaleza y del entorno.
Los bosques, que otrora se alzaban majestuosos como guardianes del alma andina, hoy languidecen bajo la sombra de la explotación indiscriminada, combatiendo duramente no solamente contra el hombre sino con especies foráneas con las que el hombre infestó sus suelos.
Cada árbol caído es una herida abierta en la piel de la Pachamama, una pérdida irreparable que nos deja sin refugio, sin sombra, sin aliento. Miles de pájaros mueren por no encontrar lugar donde construir sus nidos y muchos mamíferos desaparecen al ver reducido su hábitat a casi nada.
Los ríos, arterias vivas que nutren a la tierra, son ahora espejos turbios de un pasado que se disuelve. Su caudal contaminado, otrora cristalino, lleva consigo el lamento de peces y aves, de hombres y mujeres que ven en sus aguas una promesa rota.
¿Qué hemos hecho, Perú?
La naturaleza, bella y generosa regalo de Dios en su infinita bondad, nos dio todo lo necesario para florecer, y nosotros, en nuestra ceguera, la estamos matando.
Pero aún estamos a tiempo.
Sembremos conciencia, no seamos torpes, mudos e indiferentes ante esta destrucción silente.
Que nuestros actos sean semillas de esperanza, que nuestras manos no siembren destrucción, sino vida.
Que el río vuelva a cantar, que el bosque renazca, que el campo sea de nuevo fuente de sustento.
Porque si la tierra muere, morimos con ella, y si la salvamos, salvamos también nuestra alma.
La canción Padre / Pare de de Joan Manuel Serrat, nos llena de emoción, de sensaciones buenas, admiración y respeto pero también de vergüenza por nuestra inacción e indiferencia.
Escuchemos:
Pare
Digueu-me què
Li han fet al riuQue ja no canta
Rellisca com un barb
Mort sota un pam
D'escuma blanca
Pare
El riu ja no és el riu
Pare
Abans que torni l'estiu
Amagui tot el que és viu
Pare
Digueu-me què
Li han fet al bosc
Que no hi ha arbres
A l'hivern
No tindrem foc
Ni a l'estiu lloc
On aturar-nos
Pare
El bosc ja no és el bosc
Pare
Abans de que no es faci fosc
Ompliu de vida el rebost
Sense llenya I sense peixos, pare
Ens caldrà cremar la barca
Llaurar el blat per les enrunes, pare
I tancar amb tres panys la casa
I deia vostè
Pare
Si no hi ha pins
No es fan pinyons
Ni cucs, ni ocells
Pare
On no hi ha flors
No es fan abelles
Cera, ni mel
Pare
Que el camp ja no és el camp
Pare
Demà del cel plourà sang
El vent ho canta plorant
Pare
Ja són aquí
Monstres de carn
Amb cucs de ferro
Pare
No, no tingeu por
Digueu que no
Que jo us espero
Pare
Que estan matant la terra
Pare
Deixeu de plorar
Que ens han declarat la guerra
Padre
Padre
Decidme qué
Le han hecho al río
Que ya no canta
Resbala como un barbo
Muerto bajo un palmo
De espuma blanca
Padre
Que el río ya no es el río
Padre
Antes de que vuelva el verano
Esconda todo lo que tiene vida
Padre
Decidme qué
Le han hecho al bosque
Que no hay árboles
En invierno
No tendremos fuego
Ni en verano sitio
Donde resguardarnos
Padre
Que el bosque ya no es el bosque
Padre
Antes de que oscurezca
Llenad de vida la despensa
Sin leña y sin peces, padre
Tendremos que quemar la barca
Labrar el trigo entre las ruinas, padre
Y cerrar con tres cerraduras la casa
Y decía usted
Padre
Si no hay pinos
No se hacen piñones
Ni gusanos, ni pájaros
Padre
Donde no hay flores
No hay abejas
Ni cera, ni miel
Padre
Que el campo ya no es el campo
Padre
Mañana del cielo lloverá sangre
El viento lo canta llorando
Padre
Ya están aquí
Monstruos de carne
Con gusanos de hierro
Padre
No tengáis miedo
Decid que no
Que yo os espero
Padre
Que están matando la tierra
Padre
Dejad de llorar
Que nos han declarado la guerra