La corteza terrestre bajo nuestros pies constantemente baila, a veces de forma imperceptible, pero alguna vez será sacudida por otro gran terremoto, según la ciencia, y la misma historia nos lo advierten. ¿Estamos preparados para el gran terremoto?
Último Terremoto en Arequipa
Un fuerte sismo de magnitud 6.2 (terremoto moderado) remeció Arequipa esta mañana. El sismo fue sentido a las 7:11 a.m. y se ubicó a 31 kilómetros y a una profundidad de 99 kilómetros al oeste de Aplao, en la provincia de Castilla, reportó el Instituto Geofísico del Perú (IGP).
Según me informa mi madrecita, que está «navideando» en Arequipa, sorprendió y asustó a los characatos porque duró mucho, algo de 30 segundos y sin ruido, pero sí con una fuerte vibración que se sintió con mucha intensidad. Hay quien dice que se sintió en Cusco y hasta en Abancay.
Arequipa ha soportado muchos sismos, estos son los más recientes:
— Caravelí 06/08/1913 5:13 p.m. / 7,7 grados / Víctimas: 1 muerto y más de 7 heridos
— Camaná, Aplao, Mollendo 24/08/1942 5:51 p.m. /8,4 grados / Víctimas: 30 muertos
— Tiabaya, Sabandía 15/01/1958 2:14 p.m. / Magnitud: 6,2 grados / Víctimas: 28 muertos y 133 heridos
— Chuquibamba, Caravelí, Arequipa 13/01/1960 10:34 a.m. / 6,2 grados / Víctimas: 63 muertos y centenares de heridos
— Chuquibamba y el valle de Majes 16/02/1979 5:08 a.m. / 7 grados / Víctimas: no especificadas
— Ocoña (Camaná) 23/05/2001 3:33 p.m. / 8,4 grados / Víctimas: 74 muertos, 2689 heridos
— Caylloma 14/08/16 10 p.m. / 5,3 grados / Víctimas: 4 muertos y 68 heridos
— Atíco, Caravelí 17/07/2017 9:05 p.m. / 6,3 grados / Víctimas: un muerto y tres heridos
Sismo en Chuquibambilla
Asimismo, según el IGP, un sismo de magnitud 4.5 grados remeció la región Apurímac esta madrugada, el epicentro del sismo -sentido a las 5:39 a.m.- se ubicó a 11 kilómetros al oeste de Chuquibambilla, en la provincia de Grau, a una profundidad de 130 kilómetros
Los sismos en nuestra historia
Desde tiempos preincaicos los movimientos telúricos han sido parte de la realidad peruana.
Un sismo de magnitud considerable ocurrió incluso durante la construcción de la ciudadela inca Machu Picchu, dañando parte de sus edificaciones.
Y ya en tiempos virreinales, el 28 de octubre de 1746, el día de San Simón y San Judas, se produjo el devastador terremoto que destruyó el Callao, y se sintió desde Lambayeque a Tacna. Murieron más de 600 personas en Lima y el puerto quedó arrasado con la gran ola que vino después.
Terremotos en Cusco
Mi tía Margarita, cuyo espíritu mora ahora en calma imperecedera al lado del Señor, me contó que el terremoto del Cusco de 1950 la encontró en una casona antigua donde vivía, y que estuvo más de media hora tomando valor para cruzar una gran habitación cuyo tumbadillo se caía por pedazos, para salir a la calle. Esto ocurrió el 21 de mayo de 1950. Fue un evento terrible que ocasionó la muerte de 1,581 (según Wikipedia) personas, dañó más del 50 % de los edificios y viviendas de la ciudad y ocasionó derrumbes de montañas y cerros de las cercanías.
También hubo otro el 5 de abril de 1986, un evento destructor que generó grandes daños a las edificaciones históricas de la zona monumental y el resquebrajamiento de algunos muros en la ciudadela de Machupicchu así como 9 muertes, 280 heridos y 13 mil damnificados. Este terremoto dejo en condición de inhabitable mi colegio La Salle de la Av. Tullumayo.
El Terremoto de Huaraz
Este terremoto, el más destructivo y devastador en la historia del Perú, tuvo lugar el domingo 31 de mayo de 1970, a las 3:23 p.m. y alcanzó una magnitud de 7.9 grados y una intensidad de grado IX (violento) en la escala de Mercalli. Este produjo el desprendimiento de un casquete de hielo y rocas del nevado Huascarán, que se convirtió en un aluvión que sepultó la ciudad de Santo Domingo de Yungay, cobrando la vida de treinta mil personas.
El terremoto de Pisco
Más recientemente, muchos recordamos ese violento minuto que sacudió al Perú entero el 15 de agosto del 2007, causando daños en muchos lugares, que tuvo su epicentro a Pisco, con sismo de 7.9 grados que cobró 596 vidas y ocasionó cuantiosos daños materiales en toda esa región.
Evidencias Claras
Las evidencias están sobre la mesa, señores.
Si no tomamos conciencia con todo esto pues resignémonos simplemente, pero si somos inteligentes, preparémonos.
El Cinturón de Fuego del Pacífico
Estamos justo sobre la llamada “faja volcánica” o Cinturón de Fuego del Pacífico, constantemente expuestos. Los temblores seguirán siendo parte de nuestra geografía y nuestro destino y, tarde o temprano, volverá a crujir el suelo bajo nuestros pies.
Especialistas del Instituto Geofísico del Perú y otras instituciones de todo el mundo vaticinan que en menos de 10 años sucederá el próximo gran terremoto de magnitud considerable en cualquier lugar de la costa central y sur del país, y que afectará gran parte de la región adyacente.
¿Estamos preparados?
Pero, ¿estamos realmente preparados como país para esa eventualidad? ¿Se han reforzado debidamente las edificaciones vulnerables? ¿Existen suficientes rutas de evacuación y protocolos de respuesta rápida?
Son interrogantes angustiantes si pensamos en la gran Lima, una megalópolis con millones de habitantes y aún con muchas construcciones frágiles expuestas al peligro sísmico….
Quizás las autoridades deberían declarar en alerta permanente las regiones de mayor riesgo. Y más implementar simulacros obligatorios con periodicidad, así como reforzar la cultura de prevención desde las escuelas.
Nosotros como ciudadanos y en especial las autoridades, deberíamos tomar más en serio estos simulacros, y no considerarlos una molestia o una «payasada» como alguien, alguna vez me dijo.
Esos simulacros podrían salvar muchas vidas.
La terrible profecía
En Arequipa, hermosa ciudad erigida al pie de un majestuoso volcán, y quizá la más afectada por los movimientos telúricos, aunque muy acostumbrada a ellos, muchas generaciones han implorado al Señor que jamás florezca el naranjo de la beata Sor Ana de los Ángeles de Monteagudo*, que se encuentra en la celda que le perteneció en el Monasterio de Santa Catalina. Y también ruegan por que al Santo Padre de turno no se le antoje canonizarla, pues hay una leyenda que dice que: «Cuando el naranjo florezca Lima se hundirá, Arequipa desaparecerá y el Cuzco florecerá». En detalle, se dice que «…reventará el Misti y no quedará piedra sobre piedra en la ciudad…»
Ya es cuestión de fe y raciocinio individual que se crea o no en estas predicciones, pero no perdamos de vista que, la historia ya nos enseñó que los temblores siempre vuelven y nadie sabe con cuanta fuerza lo harán la siguiente vez.
Más no se preocupen, el árbol que se en la foto es el del patio central, el naranjo aludido por Santa Ana, es un tronco seco aun enterrado en el huerto de su pequeño claustro.
Preparándonos ante un Sismo
Estar preparados para un sismo, no garantiza nuestra salvación, pero si, eleva considerablemente nuestras posibilidades de salir bien de este evento.
Entre las cosas que podemos hacer para estar preparados, están:
- Tener mochila de emergencia lista.
- Reforzar estructuras de viviendas, especialmente en zonas de riesgo. Realizar simulacros de evacuación periódicos.
- Conocer rutas de escape y puntos de reunión seguros.
- Estar informado y alerta ante sistemas de alarma.
- Guardar calma, tener autocuidado y solidaridad durante y después del movimiento telúrico.
- Tener presentes protocolos de respuesta rápida.
La Mochila de Emergencia
Ante la eventualidad de un sismo de gran magnitud el Instituto de Defensa Civil (INDECI) recomienda tener lista una mochila de emergencia con provisiones básicas y una caja de reserva que consiste en una pequeña despensa.
La mochila puede ser personalizada con artículos de acuerdo a los requerimientos de cada familia, como la presencia de bebés, niños pequeños, adultos mayores, personas con discapacidad o con determinadas enfermedades.
Entre los artículos indispensables en una mochila de emergencia se encuentran: gel antibacterial, papel higiénico, toallas de mano y cara, paquete de paños húmedos, linterna y pilas, radio portátil, silbato, botiquín de primeros auxilios, comida enlatada, paquete de galletas de agua, agua embotellada sin gas, chocolate en barra.
Además, una agenda con teléfonos de emergencia (no nos confiemos en el celular), útiles para escribir, manta polar, pantuflas, dinero, bolsas de plástico resistentes, cuchilla multipropósitos, guantes de trabajo, encendedor, cuerda de poliéster, plásticos para piso o techo, cinta adhesiva multiusos, petate y mascarilla.
Seamos serenos
Mantener la tranquilidad es importante y puede salvar nuestras vidas y la de nuestros seres queridos.
Cuando se produce un movimiento telúrico, entrar en pánico es lo peor que podemos hacer, por muy fuerte que sea el temblor. Perder los nervios nubla nuestro juicio y nos impide tomar decisiones acertadas para protegernos y proteger a otros.
Guardar la calma y respirar nos permite tener claro qué acciones tomar: ubicarnos en zonas seguras, como bajo mesas, de ser posible con una mano en la nuca; alejarnos de ventanas y lugares de donde puedan caer objetos. Tranquilos podemos también guiar a otras personas más vulnerables.
Si nos descontrolamos, no solo nos pondremos en riesgo, sino también en ridículo, cuando pase el evento. Una hermosa amiga mía, aún se pone como un tomate cuando recuerda que estando de visita en Arequipa (ella es limeña) y fue sorprendida por un fuerte temblor en la ducha y salió aterrada a toda velocidad al hall del hotel, solo cubierta con una toalla… de manos.
Terminado el temblor, si conservamos un estado mental sereno estaremos en capacidad de evaluar daños, prevenir mayores riesgos y coordinar soluciones. Incluso nuestra actitud calma ayudará a que los demás controlen el pánico. Es vital informarse sólo por canales oficiales y no expandir rumores infundados.,
Y en este país de memoria frágil, no vaya a ser que la tragedia nos tome desprevenidos nuevamente. Aún estamos a tiempo de prepararnos, pero el reloj de la naturaleza sigue andando. Y mejor no imaginarnos qué sucederá el día que nuestro suelo vuelva a exhalar fuego, ceniza y furia contenida…
* Sor Ana de los Ángeles Monteagudo fue una religiosa arequipeña de la Orden de los Predicadores, beatificada en 1985 por Juan Pablo II.
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Muy buen artículo. Se debería difundir más… mis felicitaciones
Gracias Rosa María, siéntete en libertad de compartirlo, con eso nos ayudaras un montón.