ÉTICA Y TECNOLOGÍA: PROBLEMAS, BENEFICIOS Y PERJUICIOS

por Carlos Antonio Casas
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Reinicio

La tecnología, como ya lo sostuvimos en artículos anteriores, es sólo una herramienta que potencia las capacidades para hacer todo con mayor eficiencia y control, es decir, de mejor manera, más rápido y usando menos recursos.
Ha transformado las tareas pesadas y complejas en tareas ligeras y sencillas, y con la implementación de la IA (inteligencia artificial) en muchos artefactos y sistemas, se han simplificado mucho las tareas y procesos.

La tecnología, no solo hace más fácil todo, tiene un rol determinante en la creación de la riqueza y es una fuerza transformadora y un motor para el cambio social.
No es casualidad que los más grandes millonarios del mundo de la actualidad, han hecho sus fortunas en base a la tecnología.


Desde un punto de vista filosófico, surge la necesidad de comprender mejor sus propósitos, el sentido y el significado de su uso. Mientras la tecnología esté al servicio del hombre, de la familia y de las comunidades, es buena, pero cuando es usada solo para servir intereses económicos, se hace mala.
Viéndola de manera optimista, ha traído muchísimas cosas buenas a nuestras vidas.
Ha mejorado increíblemente el acceso a la información, en velocidad y en contenido, y lo ha democratizado. La información ya ha dejado de ser privilegio de unos cuantos. En la actualidad, se realizan en promedio, 5 millones de búsquedas por minuto en Google, ¡Impresionante!
Ha facilitado la comunicación de las personas de muchas maneras, tal es el caso de las teleconferencias.
Por un lado, ha incrementado el uso de las videollamadas entre personas, rompiendo aún más las barreras que impone la distancia, acercándolas hasta poder verse y escucharse.
Por otro lado, ha facilitado el aprendizaje. Esa es una de las cosas buenas que trajo el confinamiento por el COVID 19, la difusión de los sistemas de teleaprendizaje.

Hoy, cualquier persona desde cualquier lugar del mundo puede formarse en cualquier materia sin moverse de casa. Según un estudio de Economist Intelligence Unit, además, los alumnos son más imaginativos, creativos y productivos, gracias a la tecnología.
La tecnología nos ofrece entretenimiento inmediato y de calidad, es muy sencillo acceder a todo tipo de contenido multimedia. El Streaming (transmisión de los vídeos y audios por internet) ocupa el 70% del tráfico en la web.

La tecnología también nos ha regalado tiempo libre, al aumentar la productividad y la eficiencia de las actividades humanas, tomar decisiones más acertadas y reducir los errores humanos.
Otro innegable beneficio es que, ha incrementado la esperanza de vida. Aplicada a la medicina y a la salud ha hecho que aumente nuestra esperanza de vida. Según datos de la ONU, la esperanza de vida ha subido de 52,5 a 72 años, en el último decalustro.
La tecnología ha creado nuevos empleos, aunque son muchos también los puestos de trabajo que ha eliminado. En la cuarta revolución industrial (la que hoy vivimos), para el año 2025, la tecnología habrá creado más de 97 millones de empleos en todo el mundo. Por esa razón es necesario actualizarse y reinventarse.
La tecnología nos evita riesgos, como por ejemplo con los drones que transportan ayuda humanitaria a zonas aisladas por catástrofes naturales, robots que asumen labores humanas para evitar poner en riesgo a personas, como en la desactivación de explosivos.
Viéndola de manera pesimista, el problema más discutido acerca de la tecnología es, la amenaza para el trabajo de personas, pues al propiciar la automatización de procesos e implementación de robots, se reemplaza al ser humano. También se discute sobre la competencia desleal para muchos procesos y labores que se hacían manualmente, artesanalmente, desde siempre.
Como siempre ha sucedido en la humanidad, los cambios traen cola y discrepancias, siempre cuesta adaptarse. Sin duda, el momento que vivimos, es el más radical de cuantos ha vivido el hombre.
Tenemos que esforzarnos en repensar, normar y adaptarnos a todos estos cambios. De este análisis, más que de otra cosa, dependerá si los resultados, a la larga son buenos o malos.
El poderoso desarrollo de la tecnología de la información, por ejemplo, es el arquetipo más evidente del reemplazo de formas tradicionales de adquirir y disfrutar del conocimiento.


La tecnología ha generado un nuevo escenario donde el internet se ha convertido en la puerta virtual de acceso al conocimiento y a la información, incidiendo en la educación y en las conductas de los seres humanos.
Los libros, revistas y periódicos, las mismas bibliotecas y hemerotecas tradicionales, han empezado el camino a su extinción. ¿Será corto o largo?, no se sabe, pero depende de nosotros. Por lo menos su existencia en medios físicos ya está en riesgo inminente, dando auge a los nuevos medios electrónicos.
La tecnología, en suma, ha intervenido mucho en la manera como hoy vivimos, ha traído cosas buenas y malas, y me temo que una de las peores, es la involución cultural que hoy nos afecta.
Octavio Paz, el brillante intelectual mexicano así lo aseveró, allá por los ochentas, y estoy convencido de que este fenómeno va en aumento.
Cómo le decía hace algunos días a un sacerdote amigo mío, la tecnología no es buena ni mala, es sólo una herramienta que potencia lo que se quiere hacer. Lamentablemente la deficiente formación espiritual de las personas hace que se utilice mal, muchas veces, y las lleve a obtener peores resultados.
Se sabe que el ser humano debe desarrollarse en 3 ejes fundamentales, el mental, el corporal y el espiritual. Este último ha sido dejado de lado. Los colegios y universidades, por un lado, y los gimnasios, por el otro, andan llenos. Allí se recibe instrucción y se cuida el cuerpo, pero ¿Quién se interesa en la formación espiritual? Ojo, no hablo de religión, hablo de espiritualidad, que no es lo mismo. La religión es una forma de ser espiritual, y es maravillosa para quienes hemos tenido la suerte de recibir sus enseñanzas junto con el calostro, pero no es la única forma de ser espiritual.
La falta de espiritualidad hace que los valores humanos, los principios, la ética y la moral sean tan poco importantes para muchas personas.
Volviendo a la involución cultural, la lectura, es uno de los procesos reemplazados que más ha influido en esta.
Pareciera que, son cada vez menos los que leen hoy en día.
Aunque la lectura en pantallas, está en franco crecimiento, lamentablemente, la calidad de los contenidos de esas lecturas, deja mucho que desear.
Leer post y comentarios en las redes sociales, en la mayoría de los casos no es bueno, a menos que apliquemos filtros para elegir contenidos que construyan y dejen alguna enseñanza o generen buenos sentimientos, como la poesía y la buena música.
Un factor cultural que hace mucho daño, es que el «inmediatismo» y el «facilismo» que están tan de moda. Las personas ya no valoran las cosas que cuestan y toman su tiempo conseguir.
La lectura, tan venida a menos hace mucha falta porque posibilita la introspección, muy necesaria para pensar con claridad, asimilar bien lo aprendido y que es la base de la formación espiritual.
Es muy fácil consumir ficción desde la televisión, series novelas y películas, las encontramos a montones, y a demanda también, en servicios como Netflix, Youtube, Prime y otros streaming de video.
¿Habrá todavía alguien que prefiera un buen libro a una emisión en pantalla?
La tecnología ha influido también en artes como la música. Electrónicamente, es mucho más fácil crear. Los sintetizadores y computadoras han hecho crecer inmensamente la música, en potencia, en calidad en riqueza de sonidos y en contenidos también, pero no en todos los géneros.
Algunos géneros musicales han degradado la música a niveles inicuos y vergonzosos, como el Reggaetón.
Antes, las composiciones musicales eran poesía con melodía. Halagaba, enaltecía, enamoraba, celebraba la vida. Hoy, en cambio, mucha de esa «música» insulta, degrada, estupidiza y realza los sentimientos más innobles del ser humano. Tal pareciera qué para esos músicos, las relaciones son solo sexo, y aprovechan el morbo y los bajos instintos de las personas para “marketear” sus creaciones grotescas y estrafalarias.
En fin, la tecnología, como se ha visto, potencia todo, lo bueno y lo malo.
Como está claramente estipulado en nuestra Constitución del Estado, en su primer artículo «La defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado», este objetivo también debe ser el de la tecnología, sea del tipo que fuere.

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