¡Queridos lectores de Peruanísima!
Cada uno de ustedes, como carbones ardientes que alimentan el fuego sagrado de la cultura, mantiene viva su llama inextinguible.
Cada vez que posan sus ojos en nuestras líneas, vuestras mentes se convierten en brasas incandescentes, unidas para formar una gran hoguera de peruanidad.
En ese fuego simbólico, cada lector aporta su chispa al conocimiento colectivo de nuestra historia, arte, costumbres y tradiciones.
En este tiempo compartido, hemos tejido juntos relatos que nacen del alma y laten al ritmo de corazones apasionados. Historias impregnadas del aroma del huayno, del eco melancólico de un vals criollo, y del vigor de nuestras raíces andinas. Hemos recorrido los senderos de nuestra literatura, desde las cumbres de Arguedas hasta los valles narrativos de Vargas Llosa, celebrando cada palabra que construye nuestra identidad como nación.
Este espacio digital se ha convertido en un microcosmos donde cada artículo, fotografía y testimonio preserva el pulso vivo del Perú profundo. Aquí convergen el ayer y el hoy, la tradición y la modernidad, como un puente entre generaciones.
Levantamos la copa por cada uno de ustedes: por quienes nos leen desde cada rincón del Perú y por quienes llevan su peruanidad más allá de nuestras fronteras; por los que comparten nuestros artículos y por aquellos que guardan cada palabra como un tesoro. Por los abanquinos de nacimiento y los de corazón. Porque todos ustedes, desde donde estén, son parte esencial de esta gran familia que mantiene encendida la llama de nuestra identidad.
«El pasado es raíz y el presente es llama; juntos iluminan el futuro.» Que nuestra revista siga siendo ese fuego que alumbra las historias de nuestra tierra y aviva el orgullo de ser peruanos.
Con el cariño y la gratitud que brotan de las entrañas de Abancay,
El equipo de Peruanísima