¿QUÉ TAN IMPORTANTE ES EL DINERO?
El dinero, no puede comprar la felicidad, pero si nos acerca a ella ¿Qué duda cabe?
El dinero, al darnos seguridad, tranquilidad y una sensación de bienestar y control sobre la vida, nos hace sentir tranquilos, felices y seguros.
Hasta aquí es bueno, pero cuando su afán por poseerlo crece y domina todo, y se convierte en el faro que guía nuestras vidas, entonces es codicia.
La codicia, ese afán oscuro e insaciable de riqueza, que mueve a querer obtenerla por encima de todo, ha corroído corazones y mentes, individuos y empresas, familias y sociedades, desde los comienzos de la humanidad, destruyendo valores y esfumando nobles intenciones, generando desigualdad, explotación, deslealtad y sufrimiento.
La codicia ha ocasionado conflictos y guerras dejando un rastro de devastación y dolor, y de paso, dañando al planeta más que cualquier otra actividad humana.
La codicia, ha socavado los cimientos de las instituciones y propiciado la corrupción, que atenta contra la justicia y el bien común.
Muchas personas han perdido el sentido de la honorabilidad y la decencia. Un examigo mío, que alguna vez fue buena persona, me dijo: «¡Que decencia!, ¡Qué honor!, Con cojudeces, a los franceses. Si todo el mundo roba, prefiero que ese robo beneficie a mis hijos.» Un asno codicioso, ¡pobre diablo!
La codicia, ha llevado a empresas y empresarios a evadir sus obligaciones sociales, buscando solo enriquecerse, sin valorar a sus trabajadores, explotándolos de manera voraz e inmisericorde, olvidando que son seres humanos como ellos mismos, con sueños y aspiraciones.
La codicia ha llevado a la humanidad, a servirse por mucho tiempo de esclavos y siervos, hoy quizá ya no hay tantos como antes, pero siguen habiendo ¡Increíble!
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) aún hay 50 millones de personas en el mundo en situación de esclavitud moderna.
Las mujeres y los niños siguen siendo los más vulnerables.
Los migrantes son otro grupo especialmente vulnerable al trabajo forzoso y a la trata de personas, sea por la migración irregular o mal gobernada, o por las prácticas de contratación injustas y poco éticas.
La codicia, propicia la cultura de consumismo desenfrenado, que hace que la felicidad esté íntimamente asociada con la posesión material y el status social, dejando a las personas atrapadas en una insatisfacción perpetua, sin encontrar nunca el verdadero significado de la vida.
La codicia, ha propiciado todos los vicios de la humanidad, pues las personas buscan, por un lado, poseer más para poder gastar en sus vicios, lo que aprovechan inescrupulosos agentes para generar grandes ganancias explotando vicios como las drogas, el sexo y el juego.
El negocio de las drogas es de lejos, el que más dinero mueve en el mundo, 300.000 millones de dólares cada año.
La industria del juego la sigue muy de cerca. Mueve cientos de miles de millones de dólares cada año, siendo una de las industrias más lucrativas del planeta.
Es triste ver como los jugadores parecieran haber desconectado sus cerebros al no entender que, a la larga, los jugadores siempre pierden y que las empresas siempre ganan.
El razonamiento que los mueve es siempre el mismo. Cuando están ganando dicen: «debo continuar, aprovechar la buena racha», y cuando están perdiendo dicen: «debo continuar, debo recuperar», hasta que la realidad de encontrarse, de un momento a otro, con los bolsillos vaciaos, los hace aterrizar de un porrazo.
En el Perú, estas empresas ni siquiera contribuyen debidamente al fisco, pues desde 1999 los juegos de casinos y tragamonedas están inafectos al impuesto general a las ventas (IGV), un beneficio que solo en el 2021 les permitió ahorrar 174,8 millones de soles según cifras de la SUNAT.
La prostitución, de acuerdo con los datos de la ONU, es otro negocio de los más lucrativos del orbe, alrededor de 108.000 millones de dólares anuales.
La industria del alcohol es otra que lucra tremendamente incitando al alcoholismo, como lo fue la industria del tabaco.
Como se ve, los vicios parecieran estar siempre ligados entre si.
Cree usted que en algún momento los dueños de estos viles imperios han sopesado ¿Cuánto daño hacen al explotar las debilidades humanas y propiciar la drogadicción, la prostitución y la ludopatía? Hacer daño a las personas a las familias y a las sociedades enteras, para ellos es solo una variable, un daño colateral.
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Continuará…