Warmisitay ataviada con su Puka polleracha, hizo delirar a todos los peruanos, en reciente festival de música más importante de Latinoamérica: Viña del Mar. La pollera roja abanquina grácil, voladora, ensoñadora, enamoradora, carnavalera ha brillado desde Chile para el mundo.
Milena Warthon, nuestra pequeña de 1.53 m de estatura, pero de talla universal, con sangre apurimeña, abanquina, grauina, la ha expuesto en una versión estilizada pero que encaja con nuestra pollera típica, que en estas semanas se luce en el carnaval más alegre del Perú.
Con Warmisitay y su pollera roja abanquina, seguramente la popularidad – que ya es masiva – de la cantautora ganadora de la Gaviota de Plata, crecerá provocando, además de la natural admiración de más seguidores, el encono de otros que respiran envidia, resentimiento, incomprensión que, lamentablemente, domina a muchos nacionales confundidos.
A sus 22 años de edad, ha logrado lo que muchos artistas no lo hacen en toda una carrera. Imagen, carisma, dedicación, profesionalismo, atrevimiento, personalidad dinámica la han catapultado a la cima de manera acelerada, inesperada.
En lenguaje comunicacional moderno, el que usa en su diario devenir, Milena es tendencia, se ha hecho viral, frases comunes con las que se relaciona al accionar en redes sociales. Millones de seguidores en TikTok, Facebook, YouTube, Spotify, Instagram, son la evidencia de este fenómeno. Fenómeno del que es responsable la familia entera. Todos involucrados han logrado imponer la marca “Milena Warthon”, y eso es grandioso.
Como apurimeño, como abanquino, que nunca ocultamos ese orgullo de ser piki, aquí o allá, no podemos dejar de valorar el enorme peso que le ha puesto a nuestra cultura andina, a partir de esa relación de amor filial, entre nieta y abuela, haciendo hablar en frases musicales a la pollera abanquina, en ese homenaje a las warmis del Perú, a las de ayer, de hoy y de mañana.
Milena ha dicho antes de los aplausos mundiales: “Hoy cuento mi historia… pero también la historia de Victoria, mi madre, de mis abuelas Teresa y Delia, y de mis tías. La historia de todas las mujeres que me han traído hasta aquí, de todas las cantantes de música andina que ya han recorrido este camino, para dejar la puerta abierta a otras. Hoy cuento la historia de todas mis warmisitas, mis pequeñas, que me han abierto la puerta de sus vidas y hoy saben lo que valen y cantan con el corazón. La historia de toda la gente que me regala día a día su amor incondicional, la de las guerreras de Pata Pata. Hoy cuento la historia de todas las mujeres a las que les dijeron que no podían. Que mi pollerita me dé poder y ustedes la fuerza, dejaré mi corazón en el escenario”.
Siempre por las redes sociales con miles de seguidores, ha continuado publicando sus sueños: “Teresita mira hasta dónde hemos llegado. Desde Apurímac hasta Chile. Teresita nació en Chuquibambilla, Apurímac en el año 1941. Es maestra y madre de seis hijos. Amante de las plantas y la mujer más dulce que conozco. Ella es mi abuelita”. Teresa, la abuela es la imagen que personaliza Warmisitay.
Milena ha contado su historia, que es la historia de muchas mujeres peruanas. Lo cumplió y saludamos ese logro, con orgullo apurimeño, recorriendo las letras de las warmisitas y las pollerachas, que son las joyas que nos ha regalado la Nena del Sur.
Warmisitay: “Esa pollerita roja mira como la menea/ Al ritmo del carnaval se mueve, mueve las caderas/ Esa pollerita te queda tan bonita/ Warmisitay dime a quien vas a enamorar. Date una vuelta, mueve caderas, baila hasta abajo, manos al cielo, ojos caramelo, baila saltando…”
Puka Polleracha: “Yau, yau, Puka polleracha, Imatan ruranki sarai ukupi/ Mamaikimanmi willaykamusaq/ Saray ukupi ruwaskaikita” (Oye, oye, pollerita roja/ Qué haces en mi maizal/ Voy a avisar a tu madre, lo que estás haciendo en mi maizal)
Que tu pollerita roja siga brillando y bailando, y que tu capacidad creadora y valoradora de lo nuestro no decaiga, no se detenga, Milena. Hay mucho que decir y hacer por nuestros pueblos, por nuestras warmisitas y por nuestros qharisitos; por nuestras pollerachas y por nuestros ponchitos. Sin odios, sin enojos; sino con música, con alegría, con la alegría de nuestro carnaval abanquino.