GERCY: SOÑAR DESPIERTO

Soñar despierto, soñar dormido… ¿Cuál es la diferencia?

Dormido, para ver desfilar las imágenes que fueron y ya no están…

Despierto, para idear las imágenes añoradas que todavía no están.

Sueña quien vive.  Cuando dejamos de vivir, los sueños se marchitan.

Nos renovamos cuando dormimos… Despertamos y seguimos viviendo, porque la vida nos exige inventar el día y no dejar escapar el tiempo…

Esta historia empieza en mayo de 2016 en Miraflores, Lima.

La Escuela de Locución y Oratoria TALER estaba funcionando poco más de un año, pero pensamos que debíamos lanzarla oficialmente.

Entonces, organizamos una conferencia magistral en nuestro local.

¿El tema? “La Génesis de la palabra” De cómo las ideas se convierten en palabras y… de cómo la voz puede ser una caricia o un instrumento de opresión.

Poco antes de las 10 am, un moreno de mediana estatura, calvo, a lo Michael Jordan, vestía camisa blanca y chaqueta azul, se apoyaba en un vistoso bastón caoba.

Un “Sir” que avanzó por el pasillo central para ubicarse en la última fila de asientos.

El era Gercy Guevara Flores, 66 años, de mirada vivaz. Desde donde estaba dominaba el salón.

Esperó pacientemente a que los concurrentes se acomodaran, y empezamos hablando del circuito de producción de la palabra.

Gercy Guevara seguía con atención la exposición y no se perdió ni un solo detalle.

Al final, levantó la mano y preguntó con una voz pastosa y firme:

— Oiga maestro y… ¿Se puede modificar el timbre de la voz?  

Resolví la pregunta contestándole:

— Modificar no, mejorar sí…? El timbre de la voz es un sello personal, como la huella digital.  Mejora con las terminaciones tonales que le dan un valor agregado.

Repreguntó:

— Yo fui locutor hace años, ¿Puedo cambiar mi voz? ¿Hacerla más audible?

La respuesta fue:

— Las caídas y las subidas del tono, hacen la tesitura.  Si Ud. administrara desde la mente esas cadencias y contracadencias, con seguridad va a lograr lo que desea.

Ese mismo día, Gercy decidió postergar su regreso a los Estados Unidos.

Postergó su boleto de retorno para estudiar “Locución Radiofónica”, nuestro primer taller.

Su objetivo era mejorar su dicción española masticada con el inglés.

Después de más de 50 años de rodar por el mundo, había perdido su dicción castellana.

Algo más, Gercy Guevara había servido 23 años en el ejército americano, su tono sonaba vertical y autoritario. Se había acostumbrado a recibir y dar órdenes.

El reto era convertir el Poema XX de Pablo Neruda en una historia y contar esa historia dibujando con la voz la narrativa emocional y el paisaje ambiental.

Lo que empezó como una inspiración volvió a convertirse en una pasión.

De regreso al Perú se había propuesto recuperar sus habilidades de locutor profesional.

En 1969 Gercy Guevara había llegado al Restaurant “Machupicchu” de Nueva York, un grupo de artistas peruanos fue allá a celebrar las fiestas patrias peruanas

Debía regresar a Lima en una semana, pero surgieron otras ceremonias.

Caminaba de un escenario a otro entre Connecticut, Nueva York y Washington, hasta que tuvo que reemplazar a alguien, debía presentar a Silvana Di Lorenzo.

Después promotores de otros países hispanos lo llamaban para sus actos culturales.

Tenía 24 años de edad y terminó por convencerse que debía quedarse en Estados Unidos.

Bajo la manga escondía una carta del Director de Radio Nacional Juan Ureta Mille para postular a la “Voz de América”, nunca la utilizó.

Un día los Embajadores Criollos se presentaban en el Manhattan Center de Nueva York.

Gercy fue a saludarlos y a ver el espectáculo, pero Rómulo Varillas, lo invitó a abrir el telón.

Así terminó por posicionarse como maestro de ceremonias y animador cultural.

“Radio Cristal” lo llamaba para sus espectáculos musicales y culturales en vivo y Lucho Neves, empresario y director musical, buscaba un maestro de ceremonias, lo designó entonces animador del I Festival de la Canción Latinoamericana.

Por esas casualidades que tiene la vida, mientras tramitaba su visa de trabajo se encontró con un reclutador del Ejército Americano y le preguntó:

— ¿Quieres entrar al Ejército estadounidense? Tienes condiciones. Dijo el funcionario

El joven Gercy, respondió:

— ¿Qué se necesita?,.

— Buena voluntad, responsabilidad, disciplina, los papeles que tengas y nada más… 

Obtendrás uniforme, un sueldo en planilla y caminarás por todo el mundo.

— Bueno, pero…

— Nada de peros… Llena esta ficha y preséntate mañana en esta dirección.

Al día siguiente estaba calentando cuerpo para el primer día de entrenamiento.

El primer contrato fue por cuatro años y los siguientes por períodos iguales.

Así conoció puertos y capitales del mundo y por varios años se estacionó en Alemania.

Terminaría sirviendo en el “Instituto de Cirugía Investigativa” de San Antonio, Texas.

En 23 años fue condecorado 7 veces. Ganó 7 medallas de eficiencia y buena conducta.

Un récord en su dilatada carrera militar; pocos logran tal número de distinciones. 

Retirado del ejército americano hoy es un veterano de guerra con las prerrogativas de sus méritos.

Hoy, tras 55 años en los EE.UU.  atrás quedó la ilusión de ingresar a la “Voz de América”

Era consciente que su habla personal y su dicción habían sufrido serias modificaciones.

¿Cómo llegaba al oído de las audiencias? ¿Cómo transmitir mensajes significativos?

Entonces decidió reinventarse y vino al Perú para vivir sus sueños al revés. 

Debía volver a darle valor a sus tonos, a solmizar los matices de su voz y crear paisajes sonoros.

Volver a ser inolvidable, manejar sus emociones desde la mente y darle significatividad al mensaje.

Debía volver a soñar y hacer soñar a las audiencias, ponerle alas a sus palabras y volar.

Ser dueño de sus emociones y envolverlas en papel de regalo con su voz,  transmitir esperanza… entusiasmo… alegría de vivir.

Gercy pensó que podía quedarse un mes en el Perú, pero postergó su pasaje sin fecha.

Se quedó 4 años, reaprendiendo la locución, hasta que debía regresar urgido por su segunda nacionalidad.

Allá en Texas, ahora,  interactúa con Alexa, su computadora y escribe sus poemas y sus ideas.

Dice que el tiempo se escurre en sus manos, hay tanto que hacer que el día le queda corto.

No deja de interpretar el “Poema XX” de Neruda, ni “Reír llorando” de Juan de Dios Peza.

Vive la poesía… Crea mensajes y escucha y palpita con el acontecer noticioso del Perú.

Suele repetir: “Hace más de 55 años salí del Perú, pero el Perú nunca salió de mi corazón”

“Allá dejé a Gabriela, mi abuela… Y aún cuando descansa allá, ella me cuida acá”.

“Es como Alexa, la voz que sale del computador… Está conmigo aquí y en todas partes”. 

Gercy Guevara sigue siendo el mismo joven que partió del Perú rumbo a Estados Unidos hace 50 años.

Ha comprobado que quien no sueña no vive y quien no vive para servir no sirve para vivir.

Ha fortalecido sus saberes y su trabajo es ponerse al servicio de quien lo necesita.

Está convencido que la palabra es una cápsula de voz que transporta las emociones

y que depende de nuestra sabiduría manejar las emociones positivas.

Es un ejemplo para los jóvenes de todas las edades porque camina siempre adelante con alegría, entusiasmo y ganas de seguir aprendiendo.

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