HA LLEGADO DICIEMBRE

por Hugo Viladegut Bush
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Reinicio

Ha llegado diciembre y el calendario se ha hecho viejo.

Diciembre nos obliga a voltear la cabeza para atrás.

¿Que hemos dejado?

¿Cuantas personas más llegaron a nuestras vidas?

¿Cuántas se fueron llamadas por el Señor?

¿Cuántas salieron de nuestras vidas?

Hay algo inevitable que debemos hacer: poner la corona de adviento y agradecer.

¿Vives? Pellízcate para cerciorarte que estás en esta dimensión.

¿Tienes hambre? Señal que vives.

Hay quienes no sienten ganas de nada. ¡Terrible! ¿No?

En diciembre hay tanto que agradecer si puedes sonreír.

Una sonrisa es el mejor regalo que puedes dar y lo mejor que puedas recibir.

Sonríe… Ilumina el día de quienes se cruzan en tu camino.

Hoy, empieza la etapa para recordar lo bien que nos fue.

Y si algo salió mal es el momento de rectificar.

Aciertos y errores son parte del «Ying y el Yang».

Es decir tristezas y alegrías se adscriben a la vida, irremediablemente.

Quedan marcados en el calendario que termina.

Así escribimos nuestra historia.

La «Rubus robustus», «Siraca» en el lenguaje del vulgo aparece en diciembre.

Parece desearnos paz, salud y buen viento… Hay que caminar.

Debemos capturar nuestra sombra para vivir nuestros sueños.

Recoge la cosecha de esta fresa salvaje y siembra el trigo de navidad.

Nuestras madres sembraban trigo en latas de portola y sardinas.

Y nosotros, niños aún, salíamos en busca de las siracas.

Así nos preparaban nuestras madres para vivir los días de adviento…

Nuevos vientos, nuevas ideas… Muchas esperanzas.

Este es el momento de pedir perdón y perdonar.

¡Bienvenida Navidad!

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