HABLAR CON PROPIEDAD Y ELEGANCIA

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Hablar con propiedad y elegancia, usando un buen léxico y con dialéctica y gramática correcta, impacta positivamente en la comunicación, nos permite expresar pensamientos de manera clara y precisa para evitar malos entendidos, facilita la transmisión de ideas simples y complejas, así como de emociones y sentimientos, fortalece las relaciones humanas y nos da credibilidad. Asimismo, enriquece la comunicación, promueve la comprensión mutua y puede potenciar el éxito personal y profesional al reflejar educación y cultura, dando una imagen positiva.

Comunicarnos a través del habla no es igual que hacerlo a través de un escrito, pues hablando podemos ser espontáneos flexibles, entonar, dar énfasis y volumen distintos, que dan mayor expresividad al discurso, lo que no se puede hacer con la rigidez y formalidad que se requiere al escribir. Pero los errores que cometemos, suelen ser los mismos.

EL LÉXICO

Marco Martos, expresidente de la Academia Peruana de la Lengua, sostiene que, en promedio, los peruanos usamos solo 300 palabras para comunicarnos. Si la lengua española tiene 283 mil palabras registradas quiere decir que usamos apenas 0,10% del total, una milésima parte del idioma, una gota, en un mar. ¡Cuánta pobreza léxica!

Pero Martos va más allá, afirma que una persona culta llega a emplear 500 palabras. Viéndolo así, ¡Ufff!, no estaríamos tan mal.

Dice que un buen novelista utiliza tres mil, y que el mismo Cervantes utilizó ocho mil para escribir «El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha».

Pero allá en España, donde nació la lengua que aquí hablamos, un ciudadano promedio usa cerca de 1,000 palabras y solo los muy cultos se acercan a las 5,000 palabras.

Advierte también que los jóvenes, salvo pocas excepciones, utilizan un arsenal de 240 palabras y además contaminado con emojis, emoticones, abreviaciones e interjecciones, y eso, sin tener en cuenta esa bobería del lenguaje inclusivo.

Pero, 300 ó 240 palabras pueden ser suficientes si uno quiere permanecer por siempre «en el llano», pero si quiere crecer y desarrollarse, entonces, deberá usar muchas más, para comunicar con eficiencia y precisión sus ideas.

Esto, por cierto, exigirá una forma de pensar más rigurosa, pero es la única forma de alcanzar la excelencia.

Lamentablemente, pocos buscan la excelencia, la mayor parte se conforma con una mediocre calidad comunicativa, y entonces además de la falta de léxico, vienen los errores gramaticales, que muchas veces hasta son «horrores gramaticales».

Es lamentable escuchar a algunos profesionales, autoridades, maestros y comunicadores sociales, que deberían ser los más avanzados en este tema, cometiendo pléyades de errores.

ERRORES MÁS COMUNES

A las pruebas me remito, escuche con atención noticias, comentarios y discursos, luego de leer el detalle de los 3 errores más notorios en nuestro medio, y me dará la razón.

Trataremos de explicarlo sin tecnicismos, por lo que los puristas sabrán disculparnos.

CONCORDANCIA DE GENERO

Por ejemplo, si se dice:

“La sopa está rico”, está mal dicho.

El adjetivo (rico) debe concordar en género y número con el sustantivo al que modifica (sopa) que es femenino y singular, por lo que el adjetivo correcto sería “rica”, entonces debe ser: “La sopa está rica“.

CONCORDANCIA DE NUMERO

Por ejemplo, si se dice:

“Esta rico los panes”

Está mal dicho.

El adjetivo (rico) debe concordar en género y número con el sustantivo al que modifica (panes) que es masculino y plural, por lo que el adjetivo correcto sería “ricos”, entonces debe ser: ”Están ricos los panes”

LOISMO

“Me lo saludas a tu mamita”.

El pronombre “lo” está usado de manera incorrecta. El pronombre “lo” se utiliza para referirse a objetos o personas en género masculino singular. En este caso, “tu mamita” es una persona en género femenino, por lo que debería utilizarse “la” en lugar de “lo”, entonces podría quedar así:

“Me la saludas a tu mamita” o simplemente “Saludos a tu mamita” o “Saluda a tu mamita”. En la mayor parte de los casos el complemento “lo” sale sobrando.

Lea más y seleccione sus lecturas, busque aquellas que edifiquen, que traten temas culturales y positivos. Así, sin darse cuenta, estará incrementando su léxico y grabando la ortografía y gramática correcta, que automáticamente, se reflejará en su habla y en sus escritos.

Como este es un humilde artículo, y no un manual del buen hablar, lo dejaremos aquí esta vez, con la esperanza de que los consejos sean bien tomados y aprovechados.

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