JUVENTUD VULNERABLE

por Carlos Antonio Casas
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Reinicio

El Peligro del Alcoholismo y las Drogas

¿Cuál es el objetivo de la vida?

Es una pregunta que de vez en cuando todos nos planteamos y que ha sido motivo de reflexión y debate a lo largo de la historia de la humanidad, y a pesar de ello, no hay una respuesta consensuada. Muchos creen que el objetivo de la vida es buscar la felicidad, otros que es alcanzar el éxito o la realización personal.; desde una perspectiva filosófica podría creerse: que es el vivir de manera ética y en armonía con los demás seres humanos y el mundo natural; y con una concepción mística sería alcanzar la iluminación espiritual. Más, hoy en día, a juzgar por lo que se ve, pareciera que es la búsqueda ilimitada de placer y diversión, viendo el Peligro del Alcoholismo y las Drogas.

Viendo cómo, desde la noche anterior a cada feriado o fin de semana, una parte de la juventud pierde la cordura a causa del consumo de alcohol y sustancias psicotrópicas o estupefacientes, hasta el extremo de andar profiriendo palabras soeces y obscenidades en plena vía pública, lastimándose a sí mismos en cruentas y sangrientas peleas, ocasionando daños y destrozos, sin importarles un mínimo el respeto a los demás, uno se pregunta ¿Dónde se fueron los valores?

Resulta aún más triste comprobar que, muchos de ellos ni siquiera alcanzaron la mayoría de edad y que no son solamente varones, pues ahora hay damas, que antes eran sinónimo de delicadeza, discreción, dulzura, pudor y recato, que hoy beben tanto o más que los mismos muchachos, algunas fuman como chimeneas, son lenguaraces y desvergonzadas y hasta insultan y pelean como verdaderos «machitos». Uno, a más de sentir pena e indignación, se pregunta ¿Dónde están sus padres?

Ya no hablemos de los mayores, donde el descontrol y el abuso es el común denominador.

Según cifras de DEVIDA, el Perú es el segundo país en la región con más alto consumo de alcohol A nivel de población general es de 83% y de 53.5% en escolares de educación secundaria. El 23.7% de las denuncias por violencia familiar son porque el agresor se encontraba ebrio.

El consumo de alcohol, peor aún si está asociado con el uso de otras sustancias aún más dañinas y adictivas que el mismo alcohol, conduce a malas decisiones como el comportamiento sexual no seguro, a conducir ebrios, a ponerse en riesgos indebidos y a tener conductas agresivas y violentas. Además, los expone a una mayor probabilidad de ser víctimas o autores de violencia física o sexual.

No hay fiesta donde no se consuma alcohol, y eventos que deberían ser sanos, como el deporte, han sido contaminados con la mala costumbre de alcoholizarse, «primero fulbito, después full-vaso», suelen decir quienes lo practican.

Esta tendencia en subida ha provocado daños y muertes por accidentes diversos, robos, secuestros, homicidios, caídas, quemaduras, ahogos y suicidios. Las heridas y contusiones que se atienden en los centros de salud por agresiones, así como los comas etílicos, van en aumento.

La juventud, es una etapa crucial en la vida. Allí se complementan los principios aprendidos en la infancia, y se afianzan con nuevas luces, convirtiéndose en la base del desarrollo y crecimiento personal.

Investigaciones muy serias demuestran que el consumo de alcohol afecta el cerebro de los jóvenes, alterando su estructura y función, causando varios problemas cognitivos y de aprendizaje.

Lamentablemente, hay padres que no solo descuidan la formación y el cuidado de sus hijos, en vez de ayudarlos, tiran en sentido contrario, dándoles mal ejemplo con conductas desleales, inmorales, violentas e irrespetuosas, sobre todo, cuando están bajo el imperio del alcohol.

En la etapa juvenil influyen mucho los ejemplos. Las malas conductas consiguen adeptos más fácilmente que las buenas.

Entre los jóvenes los actos violentos, casi siempre, son promovidos por jóvenes que han adquirido malos modelos de vida, imitando conductas de padres violentos o las conductas pandilleras y delictuosas de personajes vistos en las noticias o en malas películas.

También las letras de canciones nocivas como el reggaetón influyen negativamente. Es una pena que la censura no sea una opción en este caso, aunque la libertad de expresión hoy se haya convertido más bien en libertinaje de expresión.

Los malos ejemplos abundan, por ello se hace imperativo tomar medidas para fomentar buenos valores y prevenir la alcoholemia y las malas conductas.

¿Qué podemos hacer para revertir esta terrible realidad?

Primero, implementar estrategias de prevención durante la adolescencia temprana.

La educación en valores es fundamental para que los jóvenes puedan elegir bien que ver y escuchar, y no dejarse seducir por las malas formas de expresión.

Actividades, reuniones y espectáculos sanos (sin alcohol), talleres, clubes y organizaciones que propicien el deporte, el arte y la cultura.

Las escuelas, los padres y las autoridades deben trabajar juntos para enseñar y propiciar los valores fundamentales, como la honestidad, la responsabilidad, la compasión y el respeto.

Los jóvenes necesitan comprender que sus acciones siempre tienen consecuencias y deben saber tomar decisiones responsables para evitar dañarse a sí mismos y a los demás.

Se debe aprovechar la tecnología para la creación de modelos a seguir. Como vimos, los videos y la música son elementos que facilitan la llegada a los jóvenes. Se debe propiciar, la creación de este tipo de material y su difusión en las redes sociales.

Los padres, educadores, autoridades, influencer’s y celebridades pueden y deben influir en los jóvenes con su buen comportamiento. Si los jóvenes ven que las personas en las que confían son respetuosas, honestas y responsables, es más probable que adopten esos valores también.

Los jóvenes necesitan oportunidades para crear y desarrollar sus habilidades y aficiones.

Los jóvenes buscan siempre la aprobación de los demás, aunque no lo van a reconocer jamás. Es mejor que lo hagan a través de deportes, música, teatro, poesía y otras actividades sanas, que ayudaran a los jóvenes a desarrollar una sensación de logro y autoestima, y no a través del consumo de alcohol, drogas, y malos comportamientos.

En muchos lugares del mundo, las leyes que prohíben la venta de alcohol a menores de edad y la imposición de fuertes sanciones a quienes incumplen la ley y/o tienen conductas inapropiadas, ayudaron a controlar los excesos.

En el Perú, tenemos normas insuficientes. La Ley 28681 que regula el comercio, consumo y publicidad de bebidas alcohólicas, tiene vacíos, es muy blanda y no se la hace cumplir.

Las municipalidades deberían exigir Licencias a estos establecimientos, controlarlos, poner límites al expendio de bebidas alcohólicas, y poner sanciones muy severas a los infractores. Hoy en Abancay, funcionan sin Licencias, ¡Increíble!

La policía y las fiscalías deberían preocuparse por evitar que se venda alcohol a los menores, y que se controle su expendio a todos para evitar que se llegue a estados extremos de intoxicación.

Pero no debemos olvidar que, al final, los directos responsables del consumo de alcohol en menores, son los padres. No debemos perder de vista eso, y como responsables, los padres deberían controlar las salidas de sus hijos, darles buen ejemplo y tomar medidas con los que toman rumbos errados, conversar con ellos y convencerlos de que ese es un mal camino, cortarles el apoyo y quitarles los recursos hasta que rectifiquen su conducta.

Felizmente, no todo está perdido, en este mar de calamidades, hay muchos jóvenes que van por buen camino, como los que participaron en la Pascua Juvenil. Se debe propiciar más eventos similares a este que transmitan buenos valores.

En conclusión: Para evitar el Peligro del Alcoholismo y las Drogas en los jóvenes se deben implementar leyes y políticas más precisas y sancionadoras a quienes no la respetan, por otro lado, fomentar buenos valores en la juventud con buena educación,  sanos modelos a seguir y oportunidades para desarrollarse.

Si todos trabajamos juntos, crearemos una sociedad más segura y saludable, con mayores oportunidades de desarrollo para los jóvenes.

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