LA ADRENALINA DE SER ALUMNO DE UN LOCO

por Ibo Urbiola
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Reinicio

“Con el loco Bedoya 11 es buena nota”. Era profesor de Educación Artística. Cuando uno entraba a la secundaria del Grau, el colegio centenario de Abancay, escuchaba esa frase, acompañada de diversas historias sobre el profesor más exigente, que en muchos casos sonaban a leyendas. No sé si todo lo que contaban sobre él era verdad, pero uno sentía la expectativa de conocerlo y estar en una clase suya.

Fue un profesor para ese tiempo. Tal vez ahora no hubiera podido imponer su estilo, pero cuando uno conversa con los ex alumnos del popular loco Bedoya, casi todos tienen un buen recuerdo y a pesar de su difícil carácter, casi todos agradecen haber tenido la oportunidad de pasar por la adrenalina ser su alumno.

Hubo un año en el que con un grupo de amigos, siendo aún niños de primaria, íbamos al mediodía a la ventana de uno de los salones de Cuarto de secundaria, para ver las clases de ese profesor pelucón y barbudo al que casi todos le tenían miedo. Su temple autoritario estaba acompañado de un sentido del humor ácido, que en la época escolar era el deleite de todos. La primera vez que entró a mi salón, en primer año, estaba con su clásica guayabera que se iba desabotonado diciendo: “Qué calor hace aquí. Al que me rompa un vidrio de la ventana le pongo 20 y le defiendo ante el director”. Provocaba la risa de todos y una especie de emoción que nos hacía pensar: “Ya estamos en la secundaria del Grau… las ligas mayores”. Pero nuestra risa no le hacía reír. Parecía que hablaba en serio. Y qué más daba, si estábamos ante la leyenda en persona: el loco Bedoya.

“Sabes cómo tener buena nota en Artística? Sí entras a la banda, el loco te exonera y te pone mínimo 14”. Alguien había llegado con la noticia. Claro, entrar a la banda no era fácil, tenías que pasar el filtro del viejo maestro Villar, que en cinco segundos te decía si tenías oído o no para los instrumentos. Pero, qué tenía que ver el profesor Bedoya? Pues, él dirigía la banda.

Un año se le ocurrió subir piedras desde el río Mariño, hasta la insignia del colegio dibujada en el Quisapata, el cerro más grande al costado de Abancay y que nacía justamente a las orillas del río en mención. La idea del profesor loco, fue hacer una cadena de estudiantes de secundaria comenzando en el río con los que estábamos en primer año y terminando en la insignia con los de quinto. Un millar de alumnos que en el cerro nos pasábamos las piedras en un trabajo peligroso, que funcionó, más allá de algún incidente que no pasó a mayores cuando una piedra rodó unos metros en la parte más alta de la cadena. Tendríamos todo el año la insignia pintada de blanco allá arriba.

En mi salón, había cuatro integrantes de la banda. Era verdad que los exoneraba del examen, pero tenían que pasar la hora “tarareando” las marchas de acuerdo al instrumento que tocaban.

Dicen que cuando llegabas a quinto, el loco era “más amigo”. Pero seguía siendo estricto en los ensayos para el desfile, porque el colegio tenía que ganar el gallardete: el premio que daban las autoridades al colegio de mejor desempeño. Y para los ensayos, no sólo estaba a cargo de la banda, sino también de la escolta y los principales batallones que con una disciplina militar asumían el reto de representar al Grau. Tal vez, la idea de poner al loco Bedoya a cargo de los ensayos para el desfile, se debió a que un año nuestro colegio no ganó el gallardete. Después de haber ensayado un mes entero, el abanderado de la escolta no asistió el día del desfile y a la mañana siguiente tuvo que ponerse frente a todos los alumnos, a pedido del coordinador general del colegio, para explicar a todos el por qué no había asistido. El alumno “Cachay”, tomó el micrófono y dijo: “Señor director, compañeros: el día de ayer no asistí al desfile, por motivos de fuerza mayor”. La risa generalizada arregló el difícil momento, pero los siguientes años, nunca más se produciría un relajo semejante.

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2 com.

Raúl Ocampo Quinte 06/07/2023 - 4:34 pm

que buenos recuerdos colegiales, siempre será recordado el Loco Bedoya por la buenas cosas que hizo por el Glorioso Colegio Miguel Grau de Abancay

Respuesta
JUAN MANUEL HINOSTROZA 06/07/2023 - 5:23 pm

UN GRAN MAESTRO EN MEDIO DE SU LOCURA SE HACIA LAS COSAS SI O SI Y BIEN HECHAS, RECUERDOS INOLVIDABLES.
RECUERDO EN ES LOCURA BEDOISTICA, EN EL TRASLADO DE PIEDRA A NUESTRA INSIGNIA UBICADA EN NUESTRO MAJESTUOSO QUISAPATA UNO DE LOS ALUMNOS QUE ESTABA EN LA PARTE ALTA DE LA INSIGNIA DEJO CAER O LE ESCAPO LA PIEDRA PRODUCTO DEL TRABAJO EN CADENA, QUE CASI OCASIONO UN ACCIDENTE Y ESO FUE EL ULTIMO AÑO DE ESA ACTIVIDAD.

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