La basura es mucho más que un simple estorbo visual y un atentado contra la estética de las ciudades. La basura trae malos olores y propagación de insectos y otras alimañas, y propicia enfermedades.
A lo largo de la historia, la acumulación descontrolada de desechos ha desatado algunas de las plagas más mortíferas que ha enfrentado la humanidad.
Desde la antigua Roma hasta los suburbios modernos, los residuos mal gestionados han sido y son una amenaza constante para la salud pública.
Una de las pestes más infames relacionadas con la basura fue la llamada Peste Negra que asoló Europa en el siglo XIV. Se cree que la propagación de esta pandemia se vio facilitada por las condiciones insalubres reinantes en las ciudades medievales, donde los desechos se acumulaban en las calles y los roedores, portadores de la enfermedad, encontraban un hábitat propicio. Se estima que la Peste Negra cobró la vida de entre 75 y 200 millones de personas en Europa y Asia.
Felizmente, aunque no sé por qué razón, las ratas no son tan abundantes en Abancay como en otros lugares, pero es una población que va en crecimiento. Habría que hacer algo para controlarla, no vaya a ser que se sigan desarrollando hasta que, como en la parada de Lima, se vea ratas tan grandes, que los gatos prefieren hacerse los locos y tomar otros rumbos. De niño, en Abancay sólo veíamos ratones nunca ratas. Se decía que era por causa del caliche, pero la causa debe ser distinta. Quizás, de la misma manera que las ratas llegaron al nuevo mundo viniendo como polizontes en las naves europeas, seguramente aquí han llegado en vehículos que traían productos en condiciones insanas. ¡Cuidado!, es una población que va en aumento.
Tampoco se está haciendo nada por afrontar el problema de la población canina en abandono. Las excretas de estos animalitos agudizan el problema y sobre todo, su intrusión en los cúmulos de basura, donde destrozan las bolsas en su búsqueda de comida, empeorando seriamente el problema.
Los desechos han sido un problema de salud pública. Durante la Revolución Industrial en Londres, los ríos estaban tan contaminados con desechos humanos y industriales que se les apodó “ríos pestilentes”. Un incidente particularmente infame ocurrió en 1858, conocido como el “Gran Hedor”, cuando el calor sofocante hizo que el Río Támesis despidiera un hedor tan atroz que tuvo que suspenderse la actividad parlamentaria.
Y no solo las enfermedades son un riesgo. Los desechos también pueden causar problemas más… escatológicos. En la década de 1990, un equipo de mantenimiento en una planta de tratamiento de aguas residuales de Detroit encontró una inmensa “bola de grasas” del tamaño de una ballena jorobada. Al analizarla, descubrieron que estaba compuesta principalmente por toallas sanitarias y pañales desechados inapropiadamente.
Desafortunadamente, estos incidentes no son anécdotas aisladas. Cada año, millones de toneladas de desechos plásticos, químicos y biológicos se vierten en nuestros océanos, ríos y tierras, poniendo en riesgo la vida silvestre y la salud humana
Teniendo en cuenta esto, TODOS debemos colaborar con las nuevas políticas sanitarias dadas por la Municipalidad Provincial de Abancay, que, aunque no se caracteriza por su eficiencia y capacidad previsional, están trabajando por dar solución a este álgido problema.
Cada día, toneladas de basura se generan en nuestros hogares, negocios y espacios públicos, poniendo una enorme presión sobre los sistemas de gestión de residuos. La clasificación de la basura es un paso fundamental para reducir el impacto ambiental de estos residuos y promover su reciclaje y reutilización.
Separar adecuadamente los materiales como el plástico, el vidrio, el papel y los desechos orgánicos facilita su procesamiento y aumenta las posibilidades de darles un nuevo uso.
La implicación comunitaria en la clasificación de residuos no solo beneficia al medio ambiente, sino que también puede fortalecer el sentido de pertenencia y responsabilidad compartida dentro de una comunidad. Al trabajar juntos hacia un objetivo común, los residentes pueden desarrollar un mayor aprecio por su entorno y un compromiso más profundo con la sostenibilidad.
Seguramente, se está pensando en la implementación de contenedores exclusivos para los distintos tipos de basura. Ojalá se implementen pronto y ojalá la comunidad los cuide y trate responsablemente, y no se haga lo mismo que con los basureros que la administración del Sr. Chahuaylla instaló en las arterias del centro de la ciudad, que muchos forajidos y vándalos se dedicaron a destruir. Lamentablemente persisten los vestigios de estos basureros en grandes pernos empotrados en las veredas que ocasionan tropezones y accidentes continuos a los peatones.
¡Seamos conscientes! La gestión adecuada de residuos requiere la participación de todos los actores de la sociedad. Involucrar a las comunidades en la clasificación y el diseño de políticas nos permitirá avanzar hacia un futuro más sostenible y una mejor calidad de vida.
A medida que la población y el consumo aumentan, la gestión adecuada de residuos será un imperativo global. Solo mediante la educación, la innovación y la acción colectiva podremos evitar que la basura se convierta en una nueva plaga.