Sexo, Compatibilidad y un Toque de Filosofía
En una ocasión, el médico me dijo:
–Lo noto preocupado, señor Casas.
–Un poco, doctor –respondí–. ¿Y cómo no estarlo? ¡Si ya me gasté mis siete vidas!
–¡Así! –dijo extrañado–. ¿Cómo es eso? ¿Es usted un gato?
–Algún gen gatuno debo tener, pues ya he gastado siete vidas –dije, y contando con los dedos enumeré–: He sobrevivido a un aneurisma cerebral, un infarto al corazón, dos accidentes y tres mujeres. ¡Ya no tengo más vidas que gastar!
–Pues con esos antecedentes, mi amigo –me dijo riendo el médico–, ¡probablemente usted sea inmortal! Ja, ja, ja.
Bromas aparte, en este artículo quiero hablar un poquito sobre las relaciones de pareja con un enfoque llano. Reconozco que no soy una autoridad en el tema, pero considero que el universo de las relaciones de pareja es fascinante y todos tenemos algo que decir al respecto. Me encantaría recibir comentarios.
Debo empezar reconociendo cuán acertada estaba una sentencia que decía mi padre: «A las mujeres no hay que entenderlas, solamente hay que quererlas».
Aceptémoslo, mantener una relación sana y duradera es un arte que requiere mucho más que amor y pasión. Requiere también valor, humildad, tolerancia, perseverancia, confianza, inteligencia y, a veces, un poquito de masoquismo. ¡Vamos a intentar desentrañar esos misterios!
Empezaremos con una verdad contundente: la pareja no puede vivir solo con sexo, pero tampoco sin sexo. ¿Cómo? Exactamente. Es una delicada danza entre la atracción física y la conexión emocional. Imaginemos a Juan y María, una pareja cualquiera en la rutina de la vida diaria.
Un día, Juan llega cansadísimo después de un arduo día de trabajo y se entera de que tendrá que hacer el amor con María aunque no tiene ganas. Él ha visto en ella los clásicos signos de deseo, y bueno, es su deber.
¡Error fatal! Este acto, que muchos considerarían un sacrificio por amor, en realidad está desarrollando un sentimiento de tarea en Juan –así dicen los especialistas en el tema–, llevándolo a la inhibición del deseo y, a la larga, a dañar la relación.
Hay que cuidar mucho –recomiendan– esa chispa que enciende la pasión y mantiene viva la llama del amor, por lo que es preferible en ese caso «deseo sin relación, que relación sin deseo».
Sinceridad ante todo, pero tampoco vale escudarse en ello para negarse siempre. Eso sería un suicidio marital.
Según algunos psicólogos expertos en el tema, hay cuatro pilares que sostienen el buen acoplamiento en la pareja:
- Acoplamiento sexual: Ya lo hemos mencionado, pero nunca está de más reiterarlo. Sin química, la relación pierde su magia.
- Caracteres compatibles: Porque no todo es pasión. La convivencia diaria requiere caracteres que se complementen, no que se repelan.
- Escala de valores similar: Nada como compartir los mismos principios y visión de la vida para evitar conflictos.
- Proyecto de vida convergente: Una pareja con sueños y metas comunes es una pareja que avanza junta, superando los obstáculos del camino.
Estas cuatro columnas son las que consolidan a la pareja. ¿¡Cómo no lo supe antes!?
Sin embargo, no nos confiemos; consolidar no significa eternizar. Recordemos las sabias palabras de Ninon de Lenclos: «El amor casi nunca muere de hambre, casi siempre muere de indigestión».
¡Qué gran verdad! El amor no se marchita por falta de pasión, sino por el exceso de rutina, por la monotonía y la falta de novedad.
No perdamos de vista eso. Si tienes la suerte de tener una pareja, cuídala, sorpréndela con detalles, fascínala haciendo cosas que a él o a ella le gustan, aunque a ti no tanto. Un poquito de sacrificio por amor, ¡siempre es bueno!
Algo que siempre funciona es obsequiar una canción o un verso; eso es un gol seguro.
En el arte del amor y la convivencia, no olvidemos dar espacio al deseo, la compatibilidad, los valores compartidos y los proyectos comunes. Y sobre todo, evitemos esa indigestión emocional que puede acabar con la más sólida de las relaciones.
El amor es como el carnaval abanquino: siempre hay nuevas coplas y nuevos pasos, y siempre hay que estar dispuestos a aprender.
A propósito de versos, el gran poeta y escritor Hermógenes Rojas Sullca acaba de publicar un hermoso libro de versos, todos dedicados al amor. Cito por ejemplo, y casi al azar, porque todo está muy bien, algunas de las «Décimas Hermogenianas»:
SOÑE QUE SOÑABA SOÑANDO SUEÑOS…
Soñé que soñaba soñando sueños insoñables
y al no verte al despertar quise dormirme otra vez,
para volverte a ver siquiera en sueño de ensoñez
aleteando tus alas en los aires insondables,
mirando tus ojos lejanías inalcanzables.
Si la pandemia no te deja volar libremente,
al menos en sueños hazte ver, paloma queriente;
que hay todavía tantos cerros que tramontar
y te esperan tantos valles que sobrepasar,
mientras mi alma te llama esta tarde adormeciente.
PRECIOSURAS ANDINAS
Esas preciosuras andinas
no solo son la cordillera
y sus cóndores en la esfera...
También las mujeres genuinas
que ante su belleza te inclinas;
porque sin finos retocados
ni innecesarios estucados,
de estas achanqayras lucientes,
con los corazones sufrientes,
nos quedamos enamorados.
¿A DÓNDE MIRA ESTA DAMA?
A dónde mira esta dama
de finos cabellos sueltos
con aires frescos y esbeltos?
A la luna que reclama
amor detrás de la rama?
Tiene de arete una estrella
color de la luna bella
que flota en cielo celeste,
encima del mundo agreste
que sostiene a la doncella.
Realmente, las «Décimas Hermogenianas» son hermogeniales. Este es un libro que cautiva, emociona y sorprende. Altamente recomendable para tenerlo en la mesa de noche y encender la inspiración en las noches de amor.
Estaremos atentos a su presentación.
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