FUERZAS QUE MUEVEN AL MUNDO I

¿SERÁN EL DINERO, EL SEXO Y EL PODER? (PARTE I)

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¿Qué fuerzas mueven el mundo?

Para la física, las fuerzas fundamentales del universo que dominan y explican todo son la fuerza electromagnética, la fuerza de la gravedad, la interacción nuclear fuerte y la fuerza débil (las dos últimas actúan a niveles atómicos y sub atómicos). Estas fuerzas, tiránicas y absolutas se disputan el dominio universal, lo construyen o destruyen todo.

Según Empédocles el conjunto de fuerzas dinámicas que gobiernan el mundo son el amor y la discordia. Más allá del lirismo, Empédocles se refería a las fuerzas de atracción y repulsión existentes en la naturaleza.

Una frase atribuida a Albert Einstein habla de fuerzas desconocidas e invisibles: «Todo está determinado, tanto el principio como el fin, por fuerzas sobre las cuales no tenemos ningún control. Está determinado para los insectos, así como para las estrellas. Seres humanos, vegetales, o polvo cósmico, todos bailamos al son de una tonada misteriosa entonada en la distancia por un intérprete invisible».

Todas esas teorías tienen buena parte de razón, hay leyes físicas ineludibles que hemos descubierto y que hemos aprendido a usar a nuestro favor. Las manzanas caen del árbol, los pájaros vuelan y la Tierra gira alrededor del sol, pero, así como hay leyes físicas, también hay leyes que nos afectan en lo mental, emocional y espiritual, reflejándose en nuestras vidas.

En un plano más mundano, saliendo de las aulas y laboratorios, se dice que, las fuerzas que mueven al mundo son tres: el dinero, el sexo y el poder.

Dinero, Sexo y Poder
Dinero, Sexo y Poder

Dinero, Sexo y Poder

El mundo tiende a adorarlos, aunque las buenas gentes tienen muchas reservas al respecto, y con cierto temor, sospechan de estos, pero aun así, Dios los creó y están para que los disfrutemos.

Son fundamentales para cualquier ser humano e influyen en las vidas de todos, y de manera poderosa.

Pero el dinero, el sexo y el poder son armas de doble filo que pueden llevar al ser humano a quedar atrapado en los deseos más primarios, en nuestras facetas más básicas, que sobreviven ocultas e impulsadas por nuestro lado instintivo.

Afirmar que el dinero, el sexo y el poder mueven al mundo, puede ser que disguste a muchos, pero analizando el tema con sinceridad, pregunto: ¿A quién no le gustan?

Aunque sea un poquito, en alguna medida, todos anhelamos algo de ello.

Es un tema muy extenso que apenas rasguñaremos, y lo haremos para contribuir al debate, que se da desde que el hombre vive en comunidad, y que cada quien analice y saque sus propias conclusiones.

¿A quién no le gusta el Dinero?

Tener una buena capacidad adquisitiva es la clave para darnos los gustitos que queramos, viajar, divertirnos, comer y vivir bien, comprarnos cosas, desde una casa, un vehículo, buena ropa, modernos gadgets o simplemente, cosas bonitas (a veces innecesarias), nada se puede adquirir, si no se tiene dinero.

¿A quién no le gusta el Sexo?

La sexualidad, es un don maravilloso que Dios nos dio que todos podemos ejercer y saborear a menos que, por voluntad propia renunciemos a ello, sea por una acendrada espiritualidad o una dedicación total al servicio de Dios o de la comunidad.

Hay quienes renuncian a ella también por miedos, vergüenza o por prescripción médica, pues el sexo no es necesario para sobrevivir pero, para la mayoría de las personas, es imprescindible para completar su felicidad.

¿A quién no le gusta el Poder?

Tener la capacidad de influir en las personas, ser respetado y apreciado (a algunos hasta les gusta ser temidos), tener gente que nos sirva, que este pendiente de nosotros y atienda nuestras ordenes, es grato. Más aún si esto nos evita esforzarnos, arriesgarnos o quemarnos las pestañas, logrando hacernos la vida más fácil.

En alguna medida, todos disfrutamos de algo de dinero, algo de sexo y algo de poder, y aunque puede ser que no lo reconozcamos, siempre deseamos más. Eso es normal, hasta cierto punto, el problema viene cuando, estos anhelos se convierten en el único objetivo o el objetivo supremo de la vida.

Entonces, se vuelven dañinos, eso demuestra la historia, que nos cuenta que el desmedido afán de dinero, sexo y poder, han sido siempre una nefasta influencia para la humanidad al poner el bien individual por encima del bien colectivo.

¿Cuántas guerras se han declarado por este motivo?, ¿Cuánta infelicidad se ha causado? ¿Cuánto dolor y sufrimiento, a personas y pueblos enteros?

Es algo para tener en cuenta.

Ver la Segunda Parte: El dinero

Ver la Tercera Parte: El sexo

Ver la Cuarta Parte: El Poder

continuara…

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2 com.

Javier Guevara Araoz 05/08/2023 - 10:41 am

Carlitos, como siempre, muy interesante tu artículo. Atendiendo a tu pedido de comentarios. Yo pienso que estas tres fuerzas tienen mucho que ver con el hedonismo. Como dan placer, tienen el peligro asociado de generar dependencia de forma similar a muchos tipos de drogas. Por otro lado, desde el punto de vista de los peligros que entrañan (porque el ser humano tiene una tendencia natural a la autodestrucción) pienso que tienen un orden: primero el dinero, luego el sexo y luego el poder. En base a este orden, el más peligroso es el poder. Siempre me pregunto por qué un narco mejicano se mete a narco, primero porque muchas veces no tiene otra alternativa, pero pronto le empieza a gustar el dinero y luego el dinero le da acceso al sexo y luego al poder, pero el dinero y el sexo pueden cansar; pero el poder no, y allí entramos en la espiral de autodestrucción. A esos tipos no les importa perder la vida con tal de disfrutar del poder. Qué terrible realidad! Por eso, yo propongo una regla: nunca te metas en algo que no sabes si vas a poder controlarlo. Y no es fácil seguir esta regla, pero al menos podemos hacernos esa pregunta. Es nuestra elección hacerla o no…un fuerte abrazo!

Respuesta
Carlos Antonio Casas Suárez 05/08/2023 - 10:44 am

Javier Guevara Araoz, interesante reflexión hermano.
Tomar conciencia es la única forma de crecer y superar los problemas, y para ello hay que generar análisis, diálogo, debate.
Gracias por comentar!

Respuesta

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