LAS TRAMPAS DE LA ILUSIÓN: AMORES A DISTANCIA

por Carlos Antonio Casas
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Reinicio

Anoche, un amigo me llamó cuando ya estaba por conciliar el sueño. Con cierta desgana, atendí el llamado de este amigo, al que llamaré Arturo, para proteger su identidad.

—Hola hermanito… disculpa la hora

—Hola hermano, ¿Qué pasó…?

—Aquí hermanito

—¡Ya es un poco tarde! —le respondí—. ¿Está todo bien…?

—¡Si hermanito! Todo bien, ¡mejor que bien! —me dijo con alegría.

—Me alegro. ¿Tu dirás…?

—¡Nada! Solo te llamaba.

—¿A estas horas? ¡No seas pendejo! Ni que quisieras soñarte conmigo —le dije con fastidio—. ¡Habla pues!

—¡No hermano! Es que, como tú eres un capo en tecnología, quería preguntarte algo —y se quedó callado. Intrigado, le insté a que continuara.

—Pero es para ti no más hermano—continuó—. Sabes, tengo una amiguita, que está bien chévere. Es inteligente y buena. No es ninguna de las pendencieras que hay en Internet. ¡Está es real!

—¡Que bien hermano! —le dije, absolutamente incrédulo—. ¿Y cómo lo sabes?

—Es que llegará en unos días hermanito.

—¿Sí…? No te creo

—¡Franco pues!, ¿Por qué te mentiría? Esta flaca va a venir.

—¿En serio?

—¡Si hermano! —me aseguró—. Ya hemos hecho planes y su itinerario, todo eso. Ya pedí vacaciones adelantadas, incluso. Viene a conocer el Perú, pero sobre todo… —algo reticente continuó— viene a conocerme a mí. Personalmente. Se quedará aquí una semana.

—¿Estás seguro? —le dije, aún más incrédulo— ¡No lo creo!

—Franco hermano. Tengo copias de los Boarding Pass y las reservas de los hoteles y hasta del auto que vamos a alquilar en Lima.

—¿No te habrá pedido billete…? ¿No…?

—Nada hermano, al contrario. ¡Ella paga todo!

—¡Que raro! —respondí, con mucha suspicacia.— ¿Estás seguro que es ella? ¿No vaya a ser que sea él?

—No pe hermano, a la franca. Si hemos chateado varias veces.

—¿¡Así!?… ¡Qué bueno! —empezando a darle crédito— ¿Y es guapa?

—¡Un mujerón! hermano Aquí te paso su foto por WhatsApp

Me causó un poco de envidia, la verdad, pues la foto, efectivamente era de una mujer joven, atlética y muy bella. ¿Por qué no me pasan cosas así Diosito?, pregunté al cielo, si yo también soy un muchacho bueno.

— Y dime… ¿En qué puedo ayudarte? —le pregunté lleno de celos— Quizás… ¿Quieres que te dé consejos de sexo tántrico…?

—¡No seas pendejo…! —dijo molesto— En serio pues, hermano.

—Entonces dime, ¿Que necesitas de mí?

—Es que… para presentarla a mis papás, a mi familia… ¡Quiero estar seguro!

—¡Ajá!

—Estuve averiguando… ¿Como es esa vaina del IP? Quiero estar seguro de que ella es de Estados Unidos. Aunque a veces me escribe de otros lados, porque es Infante de Marina. ¿Sabes…?

—¡No me digas! ¿Como se llama?

—Jennifer M. Standford. Es de Texas, pero la mandan a todo lado.

—¿No se compañero? A mí me da desconfianza, todo eso…

—A mí también, me daba. Pero ya estoy seguro, casi, casi seguro.

—¿Cómo así?

—Me ha mandado fotos, de ella de sus compañeros, de su casa, de su mascota y de su familia…

—¿Y tu…? ¿También le mandaste fotos…?

—Claro hermano, —respondió con cierta dilación— pero ella mandó más, mucho más.

—¿Y no le habrás mandado fotografías calato, no? —se quedó en silencio un rato.

—¿Le mandaste…?

—¡No hermano! —negó, pero no muy convencido.

—Te conté de un amigo, al que chantajearon con eso, ¿no…?

—Si pues, pero no. O sea, calato, calato no, pero si pues un poquito… luciendo la musculatura.

—¡Ah… bueno! Y dime, en que te ayudo.

—¿Puedes ver su IP?, asegurarte que está en Estados Unidos.

—Si se puede, pero, de hecho, hay muchas formas de enmascarar eso. No es 100% seguro. Además, los patas de Lurigancho, y otros sitios de donde hacen esas llamadas, son capos en eso. No es difícil. Con una VPN o un Proxy te pueden hacer creer que son tus vecinos, o que están en la China.

—¡Ah… bueno!, por si acaso no más. Pero yo estoy seguro —agregó.

—Si es así hermano…, adelante.

—¡Ah…! otra cosa…

—¿Dime?

—Tu manejas bien… ¿no?

—¡Más o menos!

—Es que, yo no tiro mucha caña y no he manejado mucho en carretera. Y como te dije, alquilaran un auto para pasear por todo el Perú.

—¡Ah! ¡Qué bacán!

—No te dije, que viene con una amiga… ¿No?

—No, no me dijiste…

—De repente la haces cumpa… —agregó riendo.

—Puede ser.

—Ya pues. ¡Tú mismo eres!

—Ya te visito para ver tus chats y los IPs en tu máquina —le dije—. ¿Hablaste desde tu laptop o tu celular…?

—De todo lado. Pero ven mañana pues… en la tarde, ahí vemos.

Últimamente, a mí y a muchos, un montón de mujeres jóvenes y hermosas de Estados Unidos, Europa y hasta del Oriente medio y lejano (lamentablemente, no vecinas mías), suelen enviarme solicitudes de amistad, insistentes, pese a que reiteradamente me muestro inconmovible ante tales pretensiones.

Por unos instantes, lamenté haber sido tan drástico con esas solicitudes.

Cuando visité a Arturo, al día siguiente, me percaté de que el IP ni siquiera estaba enmascarado, y era uno solo, de Perú y de Ica. Concretamente, investigando, de buena fuente, supe que el 99% de estas solicitudes provienen de los penales.

¿Cuántos amigos, como Arturo, estarán sintiéndose unos Casanovas con tantas solicitudes de amistad de supuestas féminas?

Así que queridos amigos, no sean ingenuos.

Aceptar estas solicitudes de amistades no solo nos puede llevar a estafas como la narrada en esta pequeña historia, sino también a otros tipos de intrusiones en nuestros computadores y celulares.

Como colofón de esta historia, les diré que, si bien es cierto, que supuestamente «Ella» estaba pagando todo, pues tenía muy buenos ingresos que había acreditado hasta con fotografías de su Boleta de Pago, le había pedido a Arturo «solamente para garantía», los datos de su Tarjeta de Crédito, ya que, según ella, era una exigencia para los pagos en Perú.

Por suerte, Arturo no tenía Tarjeta de Crédito, sino solamente Tarjeta de Débito, así que felizmente por eso, no perdió mucho dinero.

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1 com.

Luis Echegaray 02/12/2023 - 2:13 pm

Me hizo acordar un cuento que escribí sobre el tema. Gracias por el relato.

Respuesta

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