• Basta con que hayas jugado esforzadamente hasta el pitazo final del partido y que merezcas el aplauso de la afición, no la silbatina.
• ¿A llorar…? No. Ya has cumplido un ciclo de tu vida y te toca retirarte. No te creas el cuento de que no sabes qué hacer ahora que has abandonado los salones.
• Has tenido colegas excelentes, responsables, ejemplos de vida, colaboradores, cooperativos, nobles, honestos, sinceros, serenos, positivos… Agradece a Dios y a la vida. ¡Pero ya está!
• Has tenido colegas problemáticos, indiferentes, egoístas, mezquinos, dañinos, envidiosos, ambiciosos, negociantes, indecorosos, chismosos, rajones… No olvides que el enemigo de un maestro no está en Chile; a veces suele estar a tu costado. Compréndelos por caridad humana. ¡Pero ya está!
• Has tenido estudiantes célebres, inteligentes, responsables, puntuales, respetuosos, afectuosos, agradecidos… Alégrate por ellos y por ti. ¡Pero ya está!
• Has tenido alumnos malcriados, irresponsables, con problemas de aprendizaje, traviesos, juguetones, fregados, que te han hecho «doler la cabeza» tantas veces… No olvides que es parte de la existencia humana. ¡Pero ya está!
• Has tenido padres y madres de familia comprometidos con sus hijos y la institución educativa, que dieron más de lo que esperabas… Agradéceles y dales un fuerte abrazo. ¡Pero ya está!
• Has tenido progenitores que se descuidaron de sus descendientes, distantes, ausentes o sobreprotectores que te han hecho la vida insoportable, fastidiosos, injustos… Hay de todo en esta viña del Señor. ¡Pero ya está!
• Has tenido autoridades educativas propositivas, que te han servido de ayuda en tu desempeño profesional para superar errores y potenciar capacidades… Bienvenido sea Dios. ¡Pero ya está!
• Has tenido servidores administrativos y pedagógicos que significaron obstáculos en tu camino docente o hasta con intenciones vedadas… Déjalos, que ya les tocará su hora. ¡Pero ya está!
• Que tu comunidad o la sociedad valore tu entrega al Magisterio por tanto tiempo. Felicitaciones. Es fruto de tu capacidad profesional y la nobleza de tu corazón. ¡Pero ya está!
• Que tu entorno social sea ingrato contigo y desdibuje tu imagen; vuelve la vista atrás, como Antonio Machado en tu vida de caminante, revisa lo hecho y no hecho, evalúa tus aciertos y fallas… Afróntalos, confróntalos y sigue adelante. ¡Pero ya está!
Nunca olvido al Capitán de América, Héctor Chumpitaz, que se retiró del fútbol en el Estadio Nacional de Lima lleno, con la bandera peruana en el dorso. Cargado, respetado, querido, llorado de alegría por la hinchada.
Yo me retiro de las aulas después de 44 años de trabajo: la mitad Profesor, la mitad Director. Una parte, con la tristeza de la despedida; la otra parte, con la alegría de la bienvenida a otra etapa importante de mi existencia. No me arrepiento de haber sido docente, y tengo las Palmas Magisteriales del Perú en el grado de Maestro. Pues soy Profesor, Poeta, Periodista y Escritor. Hice Maestría y Doctorado en Educación. Tengo estudios culminados de Derecho, pero renuncié a ejercerlo por respeto al séptimo y octavo de los diez Mandamientos. Estudié Primaria en mi tierra Huanipaca; Secundaria en Miguel Grau; Superior en La Salle, César Vallejo y Antonio Ruiz de Montoya. Laboré en Santa Rosa, Miguel Grau, La Salle, Majesa, Armando Bonifaz, César Vallejo, Esther Roberti, San Francisco Solano, Víctor Raúl Haya de la Torre-Casinchihua, culminando mi carrera profesional como Director por Concurso en el colegio de Pachachaca. También presté mis servicios docentes en la UTEA (subsedes Andahuaylas, Quillabamba, Juliaca). He publicado más de 40 obras literarias. No sé cuántas más vendrán, pero escribiré hasta el pitazo final del partido. Tengo reconocimientos locales, regionales y nacionales; pero, sobre todo, el afecto y la consideración de todos los que he tratado con afecto y respeto.
Adiós salones, estudiantes, docentes, papás y mamás que me conocieron, autoridades que me trataron, compañeros de estudios que no me olvidan. Adiós a todos. Ya no nos veremos en los mismos espacios, pero no me iré lejos. Seguiré con ustedes en el gran salón abierto de la vida, leyendo y escribiendo con amor a mi tierra y respeto a mi pueblo, con la misma pasión de hace tantos años haciendo Docencia, Periodismo y Literatura.
Nos reencontraremos todavía en calles y lugares, y nos saludaremos y abrazaremos con la sencillez y humildad de siempre, porque soy abanquino de Huanipaca que conoce la cumbre y el llano, palpitando con humano corazón.
Un abrazo hermogeniano a todos. Y cuando nos toque leer juntos «¿Por quién doblan las campanas?» de Ernest Hemingway, que se escuchen esas bellas canciones de Los Errantes de Chuquibamba.
Muchas gracias…
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