LEALTAD Y FIDELIDAD: UN MILAGRO COTIDIANO

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En un mundo donde todo cambia a una velocidad vertiginosa, donde las tentaciones acechan en cada esquina, donde las redes sociales y las aplicaciones de citas nos ofrecen un escaparate de posibilidades infinitas, ¿Qué sentido tiene la fidelidad? ¿Es acaso una reliquia del pasado, una ilusión romántica, una utopía inalcanzable? ¿O es más bien una virtud, una necesidad, una elección consciente?

«Se puede ser infiel, pero nunca desleal», dice Gabriel García Márquez en su novela «El coronel no tiene quien le escriba». ¿Está usted de acuerdo?

Ser leal no es igual que ser fiel. Se puede ser leal sin ser fiel, y se puede ser fiel sin ser leal. La fidelidad no debe confundirse con la lealtad.

La fidelidad se refiere a la cualidad de ser fiel a las personas, a los compromisos, a las promesas, dentro de una pareja, a la exclusividad sexual y emocional.

La lealtad es la cualidad de ser fiel a los principios, a las ideas, a los valores, es un sentimiento de compromiso y apoyo hacia otra persona o grupo.

Lo ideal es ser ambas cosas, porque así se demuestra coherencia, integridad y honestidad.

Fidelidad eterna

Lealtad y fidelidad

La lealtad y la fidelidad son importantes en todos los ámbitos de la vida, pero especialmente en el amor, en la relación de pareja.

El amor es la base de la convivencia, de la familia, de la sociedad, es el motor de la vida, de la alegría y de la esperanza,  da sentido a la existencia y la trascendencia.

 Una promesa es un concepto vago hasta el momento en que entra en juego el concepto de lealtad.

Yukio Mishima

Sin la fidelidad y la lealtad, la relación se debilita, se deteriora y se destruye. La pareja desconfía, se distancia, se separa, el amor se apaga, se marchita y por último, muere.

La fidelidad ha sido crucial para la supervivencia de la humanidad, pues ha fortalecido la cohesión social, la confianza, la transmisión de conocimiento y el sentido de pertenencia, que han sido siempre, elementos esenciales para el desarrollo y la protección de las comunidades a lo largo de la historia.

La fidelidad es, ante todo, un acto de amor. No se trata de una obligación impuesta por la ley, la religión o la moral, sino de un compromiso libre y voluntario con la persona que amamos. La fidelidad es la forma de expresar que esa persona es única, especial, irreemplazable. Que no hay nadie más que pueda ocupar su lugar en nuestro corazón. Que estamos dispuestos a renunciar a otras opciones por estar con ella. Que la respetamos, la valoramos, la cuidamos.

Estadísticas de la fidelidad

Según un estudio reciente, la tasa de infidelidad en el mundo varía considerablemente de un país a otro. En España, por ejemplo, se estima que un 23% de las personas casadas han sido infieles a su pareja, mientras que en Italia la cifra aumenta a un 40%.

En Latinoamérica, la situación es similar. En México, un 29% de las personas casadas han sido infieles, mientras que en Colombia la cifra se eleva a un 35%.

En el Perú, la fidelidad ha experimentado un cambio significativo en las últimas décadas. Según un estudio del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), la tasa de infidelidad ha aumentado considerablemente. En 1990, solo un 10% de las mujeres peruanas casadas admitía haber sido infiel, mientras que en 2020 la cifra se elevó a un 25%. Preocupante ¿no?

¿Por qué sucede la infidelidad?

La infidelidad puede generar una sensación placentera por la novedad y emoción que trae consigo, lo que genera adrenalina, que es muy estimulante para algunas personas.

También por la atención y el afecto de alguien distinto, que aumenta la autoestima y la autoconfianza, especialmente si la persona infiel no recibe atención y afecto en su hogar, o porque se siente insegura en su relación actual.

Otra razón es el escape de la rutina. La infidelidad puede ser una forma de escapar de la monotonía o la insatisfacción en la relación actual o de darle variedad a la vida.

Infidelidad

Un compadre me decía, justificando sus aventuras: «Lomo fino todos los días cansa compadrito, de vez en cuando viene bien una chuletita, un mondonguito y hasta un charquicito», o también se justificaba alegando: «Es como cuando compras un carro compadrito. Siempre eliges el mejor modelo y del color más bonito, pero luego sales a la calle y encuentras un modelo mucho más llamativo».

Ahora bien, las motivaciones de la infidelidad entre hombres y mujeres, son distintas. Los hombres buscan novedad y satisfacción sexual, mientras que las mujeres: van por una  conexión emocional.

La mujer perdona las infidelidades, pero no las olvida. El hombre olvida las infidelidades, pero no las perdona.

Severo Catalina

Para hombres, una infidelidad trae menor impacto emocional, y son más propensos a desmenuzar la infidelidad, a restarle importancia, mientras que, en las mujeres, hay mayor impacto emocional, pues son más propensas a sentir culpa y remordimiento.

Los hombres engañan más que las mujeres; las mujeres, mejor.

Joaquín Sabina

En cuanto a la percepción social, la infidelidad masculina suele ser más tolerada en los hombres, mientras que la infidelidad femenina es más castigada y estigmatizada. Un dicho popular lo expresa perfectamente: «La llave que abre muchos candados ¡es una llave maestra! El candado que se abre con muchas llaves ¡no sirve para nada!».

En cuanto a las consecuencias, si la pareja se entera, en los hombres es mayor probabilidad de ser perdonado si se arrepiente. Antes, las damas lo justificaban, diciendo: «Total, una es la catedral y las otras las capillitas».

En cambio, la infidelidad de las mujeres casi siempre termina en ruptura, pues los hombres rara vez perdonan.

Recordemos que estas son tendencias y no reglas, y que mientras más nobles los espíritus, más elevados los sentimientos.

Las consecuencias psicológicas de la infidelidad impactan a ambos sexos, incluyendo dolor emocional, pérdida de confianza, ruptura de la relación y, hasta traumas y depresión.

¿Qué sentido tiene la fidelidad?

La fidelidad es un acto de confianza. Implica creer en la palabra del otro, en su sinceridad, en su lealtad. Implica no dudar de sus sentimientos, de sus intenciones, de sus acciones. Implica no tener miedo de perderlo, de que nos engañe, de que nos abandone. Implica no sentir celos, ni inseguridad, ni ansiedad. Implica no espiar, ni controlar, ni manipular.

La fidelidad es, además, un acto de sabiduría. Reconoce que el amor no es solo pasión, sino también compañerismo, amistad, complicidad. Reconoce que el amor no es solo atracción, sino también admiración, respeto, aprecio. Reconoce que el amor no es solo placer, sino también ternura, cariño, afecto. Reconoce que el amor no es solo un sentimiento, sino también una decisión, una actitud, una conducta.

La fidelidad es, en definitiva, un acto de felicidad. Nos hace sentir bien con nosotros mismos, con nuestra pareja, con nuestra relación. Nos hace sentir orgullosos, satisfechos, realizados. Nos hace sentir tranquilos, seguros, protegidos. Nos hace sentir vivos, ilusionados, esperanzados.

Pero la fidelidad no es fácil. Requiere de esfuerzo, de voluntad, de constancia. Requiere de comunicación, de diálogo, de entendimiento. Requiere de paciencia, de tolerancia, de comprensión. Requiere de generosidad, de entrega, de sacrificio. Requiere de creatividad, de sorpresa, de innovación.

Compromiso

La fidelidad es, por eso, un milagro cotidiano. Un milagro que se renueva cada día, cada hora, cada minuto. Un milagro que se basa en la elección, no en la imposición. Un milagro que se nutre de la lealtad, no de la traición. Un milagro que se fortalece con la fidelidad, no con la perfidia.

La fidelidad y la gratitud son dos flores raras que se encuentran difícilmente. Solo Dios se encarga de su cultivo; los jardineros no logran generalmente producir más que una falsificación de ellas. A veces se les confunde, por lo cual es preciso conocerlas bien. En esto se lleva el peligro que con las setas, cuando no se distingue cuáles son las buenas y cuáles las venenosas.

Ignacio M. Altamirano

La fidelidad sigue siendo la brújula que nos guía en el mar turbulento de las relaciones humanas.

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