LIBERTADOR SAN MARTIN (II parte)

por Luis Echegaray Vivanco
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Reinicio

LIMA 15 de JULIO, FIRMA DEL ACTA DE LA INDEPENDENCIA.

En la quincena de julio del 1821, la española y virreinal ciudad de Lima, vivía un clima de zozobra y temor. A poco de la llegada de San Martín al Perú, el entonces virrey Joaquín de la Pezuela, expidió un bando ofreciendo 250 mil pesos por la cabeza del libertador. Por cierto, que nadie pudo cobrar, porque el Virrey, renunció y partió al centro del país. Asumió el virreinato Don José de la Serna.

En poco tiempo y por primera vez en casi tres siglos, una bandera peruana flamearía, clandestinamente, en el Cerro San Cristóbal. Era la bandera que San Martín ideó en Pisco y que había sido enarbolado por primera vez, por el batallón Perú conformado por afro peruanos de Chincha, Ica y Pisco, era un 21 de octubre de 1820.

Las fuerzas sud americanas y el batallón Perú, estaban acantonadas al norte de Lima y al frente se encontraba; San Martín. El Callao se encontraba cerrado y sitiado por las naves comandadas por el almirante inglés; Lord Cochrane, vicealmirante de la escuadra chilena. En esos días; incursiones y acciones de hostigamiento de las guerrillas o montoneras, la escasez de alimentos y la peste tenían cercada Lima.

El Virrey la Serna, había evacuado la ciudad y retiró sus tropas a la sierra. Igualmente, el general español José de Canterac, salió de la ciudad con una parte de las tropas. Quedó en la fortaleza del Real Felipe del Callao un grueso del ejército al mando del Mariscal de Campo, el realista José de La Mar, el cuencano, quien más tarde pasaría al bando patriota.

El 9 de julio un escuadrón de Granaderos a caballo hizo su ingreso a Lima, con la finalidad de hacer un reconocimiento del terreno y la situación en que se encontraba la ciudad. El día 10 de julio hacía su ingreso a la ciudad de Lima, el libertador General San Martín, tratando de ingresar de incógnito, pero su presencia fue descubierta por la población, quienes rápidamente salieron a las calles aclamándole incesantemente, la fortaleza del Callao fue sitiada por las fuerzas libertadoras.

El 15 de Julio de 1821, en el local del Cabildo, se reunieron los vecinos notables de la ciudad, presidido por Isidro de Cortázar y Abarca, Conde de San Isidro y Burgomaestre de Lima. Precedido por el arzobispo don José María de las Heras, en donde se firmó la correspondiente “Acta de Declaración de la Independencia”. Firmada por más de 300 vecinos ilustres. Entre ellos se encontraban: Isidro de Cortázar y Abarca (Conde de San Isidro), Bartolomé de las Heras, (arzobispo de Lima) , Francisco Javier de Zárate (Síndico de la Comuna), José Matías Pascual Vázquez de Acuña Menacho y Ribera (Conde de la Vega de Ren) El Conde de las Lagunas) Toribio Rodríguez de Mendoza (Canónigo de Teosofía de San Marcos) Javier de Luna Pizarro (Racionero del Cabildo y Rector de San Fernando) José de la Riva Agüero (Marqués de Montealegre de Aulestia). Manuel de la Puente y Jáuregui (Márquez de Villa fuerte) Pedro Echegaray (Sindico de la Comuna), Francisco Javier Mariátegui y Tellería (Jurisconsulto, Secretario del Libertador), Hipólito Unanue , Mariano José de Arce,(Clérigo) José de la Torre Ugarte, (Compositor), José González (secretario de la comuna) entre otros.

La campaña de San Martín fue ordenada por el gobierno argentino, bajo el mayor de los secretos. El Director supremo del Directorio del Río de la Plata (Argentina) Ignacio Alvarez Thomas (Arequipeño) le escribe a San Martín y dice el 10 de mayo de 1815, que “en acuerdo de esta fecha he resuelto que los oficiales D. Diego Guzmán y D. Ramón Picarte pasen al Estado de Chile con el importante fin de promover en él la insurrección contra el gobierno español, y que informen a usted de cuantas noticias crean interesantes…”.

Igualmente participó, el general del ejército argentino Toribio de Luzuriaga (huaracino) que en 1813 fue designado para reforzar el Ejército del Norte, comandado por el entonces coronel José de San Martín, con quien trabó entrañable amistad. La consigna de Luzuriaga era la independencia de su patria del yugo español, del cual San Martín era pieza clave. Luzuriaga, con el grado de coronel, tuvo la importante distinción de ser convocado por el director supremo Carlos María de Alvear, para desempeñarse como ministro de Guerra. Ocupó este cargo el 3 de abril de 1815 -poco antes de ser ascendido a general de brigada-, y lo ejerció hasta el año siguiente, bajo el gobierno del sucesor de Alvear, el characato, Ignacio Álvarez Thomas  y el ancashino Mariscal Toribio de Luzuriaga, Ambos peruanos fueron decisorios en la gesta libertaria de San Martin.

Estando en plena campaña de la independencia de Chile, San Martín en distintas oportunidades se negó a obedecer las órdenes del Directorio argentino para que retornara de Chile con el ejército y auxiliara al gobierno central amenazado por las fuerzas federales lideradas por Estanis López de Santa Fe y Francisco Ramírez de Entre Ríos, ambos lugartenientes del general José Artigas y apoyados por el chileno José Miguel Carrera.

La disolución del Gobierno nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata en 1820, dejó al Ejército de los Andes sin un gobierno de quien depender, por lo que San Martín envió una nota a los jefes del Ejército de los Andes el 26 de marzo de 1820 expresándoles su renuncia:

“El congreso i director supremo de las Provincias Unidas no existen. “De estas autoridades emanaba la mia de jeneral en jefe del ejército de los Andes, i de consiguiente, creo de mi deber i obligación el manifestarlo al cuerpo de oficiales, para que ellos por sí i bajo su espontánea voluntad, nombren un jeneral en jefe que deba mandarlos i dirijirlos, i salvar por este medio los riesgos que amenazan a la libertad de América. Me atrevo a afirmar que ésta se consolidará, no obstante, las críticas circunstancias en que nos hallamos, si conserva, como no lo dudo, las virtudes que hasta aquí lo han distinguido (…)”José de San Martín”

Lo que San Martín buscaba era que sus hombres legitimaran sus reiteradas desobediencias al poder central. José Rondeau, reemplazante de Pueyrredon, también lo había conminado a regresar a Buenos Aires para oponerse a las fuerzas federales; también fue llamado para conducir la resistencia contra una probable flota que zarparía de España para reconquistar sus colonias; no faltaron tampoco los emisarios que lo reclamaron para sofocar la revuelta popular que provocaría el proyecto de Pueyrredón y Valentín Gómez de coronar en el Río de la Plata a un príncipe con el apoyo de Francia.

Los jefes se reunieron el 2 de abril en la ciudad de Rancagua y labraron un acta ratificando la jefatura de San Martín y la pertenencia del ejército al pueblo argentino, aunque hubiera desaparecido el Gobierno nacional:

“(…) después a la votación de los señores oficiales, que unánimemente convinieron en lo mismo; quedando, de consiguiente, sentado como base i principio que la autoridad que recibió el señor jeneral para hacer la guerra a los españoles i adelantar la felicidad del país no ha caducado ni puede caducar, porque su oríjen, que es la salud del pueblo, es inmudable (…)”

Como esa legitimación de su autoridad, San Martín emprendió la expedición al Perú comandando el Ejército de los Andes y las fuerzas de Chile.

San Martín había llegado a la bahía de Pisco en Setiembre del 1820. Proclamaría la independencia el 28 de Julio de 1821, en la Plaza de Armas de la Lima virreinal.

Ver la primera parte: LIBERTADOR SAN MARTÍN (I Parte)

Continuara…

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