LIBERTADOR SAN MARTIN (I parte)

por Luis Echegaray Vivanco
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Reinicio

PRIMEROS DIAS DE JULIO DE 1821

Don José de San Martín, era un tipo alto y moreno de nariz aguileña y mirada penetrante. Mostraba cejas pobladas e intensos ojos negros. Era aficionado a la lectura, contaba con dos bibliotecas personales, prefería los libros al dinero. Había rechazado muchos sueldos y dádivas que los estados quería hacerle llegar como agradecimiento. Era de los que ponía el mismo, los botones perdidos a sus capotines de guerra.  Comía el asado, su plato favorito, sólo con cuchillo. Tomaba sus brebajes de yerba mate.

Una vez se le escuchó decir: «Yo marcharé, aunque me lleve el diablo, si no puedo reunir las mulas que necesito, me voy a pie».

 El General San Martín, de amplia experiencia guerrera en Europa y vencedor de Maipú y Chacabuco en Chile, se encontraba en el Perú desde agosto de 1820. Había llegado en la embarcación libertadora conducida por el vicealmirante Inglés Thomas Cochrane, quien condujo la flota de once naves de guerra de alto bordo y quince transportes, conduciendo casi 4000 efectivos de nacionalidad chilena, argentina.  Venían por el soporte dado por el patriota chileno, conductor de la nación sureña: Bernardo de O´Higgins, Director Supremo del Estado, quien pasaría sus últimos días, hasta su muerte en el Perú. La escuadra navegó bajo bandera chilena. ​ La finalidad de la expedición era desembarcar cerca de Lima, establecer una cabeza de playa segura y realizar una rápida incursión militar que aislara a la capital y permitiera enfrentar de manera disgregada al ejército realista.

Desde su desembarco en Pisco, estaba ya acostumbrado al sentir de los peruanos, de su bonhomía y del cariño con que lo trataban. La integridad de San Martin ya se veía, en hechos concretos en los que demostró la austeridad en tiempos de crisis, su generosidad y sacrificio y su buen trato a los soldados.  A finales del 1820 traslado su ejército a Huaura y después a Huacho, a sus batallones se iban sumando peruanos afines a la causa de la libertad de España. Muchos soldados se juntaron con los argentinos, chilenos y conformaron el grupo latinoamericano. Oficiales peruanos del ejército virreinal, también engrosaron las filas de San Martín, entre ellos el comandante Agustín Gamarra, manteniendo sus grados.

El 21 de octubre de 1820, San Martín crea el primer regimiento peruano que enarbola la primera bandera y escudo sugeridos por San Martín. Estos batallones están compuestos, en su mayoría, por afro peruanos de Ica y Pisco.

En diciembre de 1820, el ejército libertador declara la independencia en Trujillo. De allí para adelante Don José de San Martín se apresura en hacer caer el régimen del virreinato ahora a cargo de José de la Serna, pues Joaquín de la Pezuela, había sido depuesto meses antes.

El nuevo Virrey decidió proseguir con las conversaciones con las fuerzas americanas de San Martín, estas se dieron el 2 de junio de 1821 en la Hacienda Punchauca, actual Carabayllo, en Lima.

 En esta ocasión, San Martín conversó personalmente con La Serna.  Ambos se conocían habían peleado juntos contra los franceses en Baylen. La Serna le indicó a San Martín de las disposiciones reales de poner fin a la campaña libertadora. San Martín, centrado en su objetivo le solicitó el reconocimiento de la Independencia del Perú y de América, y, además, le ofreció el mando provisional del Perú – hasta que un infante español asumiese el trono de la monarquía peruana-. San Martín pensaba para el Perú una Monarquía Constitucional pues había una fuerte concentración aristocrática y noble en el Perú: tan sólo en Lima, según el censo de 1790, había ciento cuarenta y nueve Títulos de Castilla, Vale decir, una numerosa legión de nobles.

Al no llegar a un acuerdo se optó por celebrar un armisticio que, finalmente, permitió que la causa independentista ganara cada vez más adeptos. La situación en Lima se tornó insostenible: el bloqueo de Lima y el constante ataque de los montoneros y el bloqueo del Callao habían ocasionado el surgimiento de gran número de conspiraciones. El sentimiento de malestar y desazón con el ejército realista era notorio. San Martín se retiró molesto de la reunión con La Serna, pues el hecho de ser amigos dejaba paso para ser contendientes; el uno por la libertad de América y el otro por mantener el virreinato español.

 La tregua entre ambas fuerzas permitió a San Martín cortar todos los abastecimientos y, de esta manera, destruir el poder realista asentado en Lima. 

El 10 de julio San Martín hace su ingreso triunfal a Limay, donde hace la siguiente proclama:

Habitantes de esta Capital: Ya habéis visto al intruso La Serna, que en unión de los jefes militares atrevidos y desenvueltos ha marchado dejando a todos en confusión y abandono, después de haber saqueado las propiedades de personas honradas y de atentar sacrílegamente contra los mismos templos. Olvidemos compatriotas a esos criminales, pues ya veis a la deseada patria venir presurosa a daros la libertad. Ella va a ser el centro de vuestros encantos, delicias y seguridad. Uníos a ella con recios nudos de alianza. Es concluida amabilísimo pueblo para siempre la rivalidad. Dad ejemplo de vuestras virtudes a las naciones todas, y condénsense los aires de vivas y noticias, de que estrechados los pueblos (oprimidos grande tiempo) con el ejército libertador van a ser felices sempiternamente. El Gral. San Martín espera que a vuestros contentos se una el mejor orden: más si contra sus esperanzas alguno osase infringirlo, prepara la rectitud para escarmentar severamente a quien perturbe el sosiego”.

Una vez reunido el Cabildo expresa su voluntad de independizarse de la dominación española. EL conde de San Isidro, Burgomaestre de Lima, es quien junta los jurisconsultos notables para la redacción del documento de Independencia del Perú que debía ser firmado, por la ciudadanía peruana. Entre ellos destaca Francisco Javier Mariátegui y Tellería, hermano de Logia de San Martín, quien fuera el secretario de la I Asamblea Constituyente.

El afán de San Martín de ingresar a Lima y proclamar allí la Independencia responde a la necesaria validación de la Declaración de la Independencia del Perú por parte de la élite criolla y de los notables de la ciudad, así como también terminar definitivamente con el poder realista desde su raíz.

Continuará…

LIBERTADOR SAN MARTIN (II parte)

Referencias:

Biógrafos de San Martín

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