LOS ÁNGELES CON ZAPATOS

por Josefina Segovia
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Reinicio

Quienes profesamos la fe católica, siempre hemos escuchado sobre los Ángeles que nos protegen en circunstancias difíciles. También creemos que nuestros seres queridos que ya volaron a la celeste mansión, son Ángeles que velan por nosotros los que aún vamos a pie.

Pero también, hay «Ángeles» con zapatos, que se presentan cuando menos lo esperamos y más lo necesitamos. Lo compruebo en diferentes momentos y circunstancias.

Como cuando alguien que conocemos nos orienta sobre algunos servicios que requerimos y con la mayor voluntad y mucha precisión nos orienta con algo muy beneficioso para nuestra salud o gestión pendiente.

Y como cuando vamos a la «Casa del Jabonero, donde el que no cae, resbala»; que es el Seguro, el lugar donde debemos enfrentar la desidia del personal, incluso médicos, que nos miran como si fuéramos a pedir una limosna.

 

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Es en esta situación que de pronto surge alguien que nos ofrece un asiento; o uno de los servidores se acerca y nos lleva a una ventanilla preferencial que no sabíamos que existiera, o ayuda a una Madre con su bebé, o un Joven que camina con dificultad; ese alguien inesperado, que orienta sobre una oficina remota para presentar documentos, o de pronto escuchamos nuestro nombre y vemos que es alguien que solo conocemos de lejos y nos acompaña solícita, o un empleado de excepcional empatía que ve las infructuosas gestiones para agilizar un trámite que se espera por horas; y orienta discretamente hacia una ventanilla que atiende reclamos. Que nadie sabe que existe.

También podemos encontrarlos en diferentes circunstancias y situaciones, personas que no temen perder unos minutos, por ayudar, orientar, acompañar o consolar si alguien ha sufrido un revés.

Entonces creo que sí hay aún seres humanos que sienten como suyo el dolor ajeno; por eso les agradezco de manera muy especial esos «pequeños grandes detalles» al tomar unos minutos de su valioso tiempo, para aliviar de alguna manera la carga emocional y física que muchos enfrentamos.

Para estos Ángeles con zapatos, invocamos que Dios les proteja y las personas servidas, les muestren agradecimiento para que sientan lo valioso de su gesto desprendido y espontáneo, muestra de empatía, con quien lo necesita.

¡GRACIAS; ELLOS HACEN DE NUESTRO MUNDO UN SITIO MEJOR!

Nota del Editor: Ojalá hubiera más de estos Ángeles en los centros de salud de Abancay.

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