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Es más fácil sentir el amor de madre que definirlo… Es más fácil amar a la madre que decir cómo la amamos.
“Madre, madre tú me besas, pero yo te beso más” -dice Gabriela Mistral– “y el enjambre de mis besos no te deja ni mirar” -y el hechizo se congela-
¿Podrá haber frases más tiernas, más sencillas y más sentidas que ésas?
Jean Jacques Rousseau, ilustrador de la Revolución Francesa, define a la madre idealizándola como insustituible en los primeros años de vida del niño.
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Dice Rousseau que el contacto de piel a piel construye el amor en los años de la primera infancia y ese trabajo no se puede delegar a una nodriza.
Las afirmaciones del ilustrador siguen vigentes y son las que alumbraron al siglo que revolucionó las ideas predominantes que eran de la aristocracia.
Las estoicas madres atenienses
En la historia de la civilización, fueron las madres atenienses quienes marcaron el inicio de la democracia con su pertinaz fortaleza.
Exigían a sus hijos la lucha por la defensa de la ciudadanía y por el honor de su estirpe. Marchar a la guerra era una obligación que las madres alentaban.
En la Batalla de Maratón cuando Grecia salió a defenderse de las ambiciones expansionistas de Persia, los hijos griegos y sus aliados marcharon en inferioridad de condiciones.
Se libró una de las batallas más importantes de defensa de las ciudades griegas y los soldados atenienses disciplinados y eficientes vencieron y frenaron las ambiciones de Darío rey de Persia.
La consigna de las madres griegas era vencer o incendiar sus ciudades y lanzarse a los abismos del Peloponeso antes de caer bajo la tiranía del invasor.
Filípides, entonces, corrió 42 kilómetros luego de la batalla para comunicar el triunfo de los griegos y evitó que las mujeres quemaran Grecia y se suicidaran.
Las irreductibles madres tacneñas en el cautiverio
En el cautiverio de Tacna y Arica, ciudades peruanas cautivas por 39 años bajo el yugo del ejército chileno, las madres se organizaron para la defensa.
En la clandestinidad, fuera del control del invasor, formaron la “Sociedad de Auxilios Mutuos” para resistir el proceso de chilenización no declarado en marcha.
Las madres tacneñas instruyeron a sus hijas a rechazar todo galanteo de los jóvenes chilenos. Fue la forma de preservar la identidad peruana.
En la teoría chilena, así se aseguraba que, 30 años después, en el plebiscito consultando a los habitantes “a qué país quisieran pertenecer”, las nuevas generaciones contestasen: “a Chile”.
El plebiscito nunca ocurrió porque Chile iba a perder por la férrea resistencia tacneña. El invasor cambió la estrategia y obligó a Perú ceder Arica a cambio de Tacna.
Las madres tacneñas, jamás arriaron banderas y su lucha por el retorno a la patria peruana fue heroica en toda circunstancia.
María Madre de Jesús y madre de la humanidad
En el quiebre de un testamento y otro, el mundo parecía no entenderse, cada parcialidad hablaba su propia lengua y cada mosaico cultural buscaba sus propios intereses.
Las personas individuales reflejaban esa conducta en sus hogares. Las inequidades e injusticias no solo se daban en cada cultura, sino entre los clanes de un mismo pueblo y en cada familia.
Aparece entonces en la historia del mundo María Madre de Jesús alojando en su vientre al Supremo Creador. Su misión: dar a luz a quien transformaría el caos.
Jesús venía a unir las lenguas de la Torre de Babel en un solo idioma: el amor. El cambio fue armonizar el perdón y la tolerancia frente a las inequidades.
Así la mujer escogida por Dios para ser su madre, se hace madre de toda la humanidad y hoy es nuestra abogada en esa patria de luz que nos espera después de la vida terrena.
María, ahora nuestra madre, es el puente que une nuestras debilidades e imperfecciones con la misericordia del Padre Creador.
La madre tejedora de nuestros sueños
La madre por eso, es la bóveda azul que aloja nuestros ideales desde la concepción hasta donde nos acompañe en el camino.
Pretender definir su rol en la construcción del amor, es una tarea muy difícil. Sentir el amor y practicarlo es conducirnos por el camino correcto.
El rol de la madre es el lenguaje del amor. Cuando nos extraviamos ella espera estoica y paciente a que el amor regrese a su regazo con nuestro arrepentimiento.
La madre enseña amando, perdonando, sonriendo… Tejiendo pacientemente nuestros sueños. Esos sueños que ella acaricia para nosotros desde su vientre,
El Día de la Madre ha sido creado para reunirnos en familia y orar para agradecer al Señor por haberla puesto en nuestro camino.
Este es un día de amor. Un día para abrazarnos y querernos más, porque ella, nuestra madre es el amor.