Un brillante intelectual arequipeño, Diego Rossel, en un artículo reciente sostiene que: «La creencia de que la ciudad donde uno nació y, por ende, todo lo relacionado a ella, es superior o mejor que cualquier otra, es muestra de una sorprendente irracionalidad comparable con el fundamentalismo religioso».
Coincidimos plenamente con él. El amar a tu ciudad no debe llevar a creer que esta es superior y está por encima de todas las demás. Será así en el orden de tus afectos, pero no más.
Se debe amar al terruño de una manera racional, trabajando por este, haciendo lo que esté en nuestras manos por mejorarlo y siendo conscientes en todo momento de lo que necesita y carece.
Las acciones son las que cuentan, de nada sirven los deseos y las buenas intenciones, de nada sirve llenarse la boca con grandilocuencias, si no se hace nada por ella.
Continua Diego: «Ningún fanatismo es bueno, peor aún si en nuestro fuero interno estamos conscientes de que estamos defendiendo una ficción. debemos dejar de lado el patrioterismo y localismo, es necesario tener una visión realista y global».
Y tiene razón.
Más aún si tenemos en cuenta que una de las cosas buenas que ha logrado la tecnología, y concretamente Internet, es que han desaparecido las fronteras culturales del mundo.
Todos los ciudadanos del mundo cada vez estamos más cerca. Así como usted está leyendo este artículo, cualquier ciudadano del mundo podría hacerlo, sí quisiera.
Para crecer y ser competitivos necesitamos abrir las puertas al mundo, ampliar la mirada, ver lo que hay más allá de lo que está en nuestras lindes, necesitamos globalizar nuestra cultura.
Tenemos que cambiar el chip, mirar también para afuera y dejar de mirarnos el «puputi», para ser competitivos necesitamos involucrarnos con la cultura mundial.
Cultura es mucho más que los Carnavales abanquinos y Arguedas.
Nuestros Carnavales son hermosos y debemos estar orgullosos de ellos, pero hay mucho más, y no hablo solo de las hermosas manifestaciones culturales de nuestra región. La cultura universal nos ofrece música y danza qué debemos conocer e incorporar en nuestro acervo cultural.
Arguedas es un gran literato y pensador apurimeño, ¿Qué duda cabe?, uno de los más grandes entre los peruanos, y alguien de quién debemos estar muy orgullosos, pero también hay otros autores en el Perú y el resto del mundo que deberíamos conocer, leer y comprender para poder entender mejor el mundo que vivimos, en el que todos los días, cada minuto, el conocimiento crece.
A diario se publican cientos de libros y se crean miles de Webs. ¿Por qué quedarnos estancados en el tiempo y en el espacio?
«El mundo es amplio y ya no tiene por qué ser ajeno», tenemos que estar conscientes de ello y aprovecharlo, mucho más hoy qué la tecnología ha roto fronteras y ha posibilitado que vivamos en una sola aldea global.
Ahora es posible acceder al mundo no solo a través de las webs, videos y las redes sociales también podemos hacerlo a través de libros, música, pintura, etc.
En nuestra ciudad tenemos una Casa de la Cultura qué está muy lejos de cumplir su rol. Una biblioteca que da pena y un salón de actos recientemente remozado, pero qué se utiliza generalmente en actividades ajenas a la cultura. Ahí se debería estar haciendo teatro, conciertos, charlas y seminarios culturales, concursos, etc.
Esperemos que la nueva administración municipal lo haga, esperemos que valore la cultura y trabaje por ella.
Los valores que tanta falta hacen a nuestra sociedad, se han perdido por falta de cultura. Dice Matilde Asensi, periodista y escritora española: “El arte y la cultura aumentan la armonía, la tolerancia y la comprensión entre las personas.”
Involucrémonos en el crecimiento de nuestra tierra, no solo nos llenemos la boca hablando de sus maravillas y bondades.
Como decía César Vallejo «Hay Hermanos, Muchísimo Qué Hacer».
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