18 enero de año nuevo hace poco inaugurado, cumpleaños José María Arguedas; ciento trece años de existir palpitante cosido al corazón del Perú.
Un lecho de piedra andina de su * Querido Antacho * acoge un sueño sin despertar, convertido en aire Apurimeño que aún eleva su voz en defensa de las raíces y el orgullo de identidad peruanos.
El 4 de julio 2004, después de trenticinco años durmiendo en cama ajena, retornó al encuentro de su pueblo y, desde el eco de los ríos profundos sigue alertando fuerza y voluntad para vencer resistencias de gobernantes que diseminan aires fétidos de contaminación política desafiando la unidad de todas las sangres.
Con devoción culturalmente heredada los hermanos andahuaylinos han obsequiado un espacio estructurado digno de la grandeza del TAYTA:
Su lecho de descanso eterno ( ojalá en paz ) ” El Mausoleo Arguediano”, destino de obligación ciudadana.
El cansancio espiritual que fatigaba su vivir, ahora reposa en su suelo natal, en la que un monumento alto ( dos metros y más ) enseñorea con su estampa la calle Martinelli y en ella, todo el Valle del Chumbao.
A los flancos una phaqcha que destila cristales, la tumba petrea a ras de tierra andina y, a derecha, en muro alto, grabaciones en piedra a modo de sencillos iconos representativos, seis de sus obras literarias de mayor emblema:
Los Ríos Profundos, Agua, El Sexto, Yawar Fiesta, Todas las Sangres, Zorro de Arriba Zorro de Abajo, proclamando sin horario la esencia nacional.
Sin embargo, no es el espacio físico como tal; son, el KATATAY, la magnificencia íntima, la fuerza telúrica, la adhesión popular, el silencioso compromiso social, los que sacuden las emociones ante aquel monumento de histórico recuerdo:
Mausoleo Arguediano para renovar la fe en el Perú.
Intinpa
18 enero 24
