La relación entre mujeres y tuercas, es decir entre ellas y los vehículos, no ha sido fácil.
En una ocasión, una tía mía, me pidió que la acompañase al súper mercado, cuando yo aún estaba en la universidad.
Subimos al auto, ella se puso al volante, y con la técnica de los viejos conductores, apoyó el brazo derecho sobre mi asiento y volteando la cabeza, dirigió la mirada hacia atrás para empezar a retroceder, soltó el embrague y aceleró, el carro dio un salto hacia adelante, y nos dimos un golpazo contra la pared del frente. ¡Ella había olvidado poner la reversa!
En otra ocasión, contó mi prima Rocío
–El motor empezó a sonar raro, olía a algo quemado y luego se paró y ya no quería encender y todas las lucecitas del tablero parpadeaban…
–¿Estabas tú sola?
–Si, pero se acercaron unos señores, abrieron el capó y un horrible humo negro empezó a salir –y agregó– ¡Odio a esa chatarra!
–¿Y qué te dijeron?
–El radiador está seco, señorita, ¿Le hecho agua…?, me preguntó uno de ellos, y yo les aclare a esos comedidos, que ese carro funcionaba con gasolina, no con agua.
Situaciones como esta resultan familiares a muchas damas. Ellas tienen un vínculo amor-odio con sus vehículos, normalmente los adoran, pero cuando fallan, están tentadas de prenderles fuego.
Rocio habia heredado el viejo Toyota Corona de su padre, el fin de semana se había ido a Mejia, con sus amigos y el incidente le sucedió el lunes, yendo el trabajo. Cada dos por tres se quedaba tirada por una u otra cosa, y el tio Julio debia ir a auxiliarla. Al final, terminó, devolviéndole el auto.
Esto sucedió a principios de los 80.
Había un dicho popular entonces: «No hay nada más chocante, que una mujer al volante»
Situaciones como esta, hoy ya no pasan tan frecuentemente, felizmente, porque los autos modernos son menos complicados y porque las mujeres han aprendido demasiado, desde entonces.
Cecilia, una bella mujer que me acompañó en la vida durante algún tiempo, manejaba mucho mejor que yo y entendía más de mecánica.
Asi que esa idea preconcebida de que las mujeres son un desastre total con los coches, no es valida.
Hay de todo, hay «chalecos y chalecas», pero también hay «buenas cañas» en ambos géneros.
Hace unos días, esperando que empezaran a atender en una institución, veía divertido a muchos conductores intentando estacionar en paralelo. Era para reírse realmente, hombres y mujeres sufrían lo indecible.
Según algunos estudios, las conductoras tienden a seguir más fielmente las normas de tráfico y son menos propensas a accidentes. Aunque también es cierto que la mayor parte de ellas son muy nerviosas, pero esto más bien las lleva a ser prudentes en la mayor parte de los casos.
Entonces, ¿de dónde sale la leyenda de que no se llevan bien con los autos?
Una vez hablé con Martha, una mecánica automotriz arequipeña, que labora en este rubro desde hace 20 años. Me contó que, cuando empezó, los hombres no la tomaban en serio. Sus compañeros no podían creer que una mujer pudiera cambiar un neumático o arreglar un motor.
–Con el tiempo los clientes se peleaban porque yo los atienda, y me hice la favorita del taller, pero mis compañeros me hacían la guerra –me dijo–. Me especialice en electrónica de autos y me abrí, ahora me va bien, en mi propio taller y tengo muchos clientes.
–¡Qué bueno!, la felicito, y… ¿A qué se debe su éxito?
–Las mujeres sabemos prestar más atención a los detalles y somos más cumplidas.Y creo que, escuchamos mejor, si el auto hace un sonido extraño, lo detectamos al tiro, no solo las mecánicas, eh!. Los hombres tienden a restarle importancia hasta que la falla se vuelve grave, entonces vienen desesperados y quieren que lo solucionemos en un tris.
Así como Martha, hay muchas mujeres que destacan en el mundo automotriz.
Esa mala fama echa a las mujeres, es más cuestión de publicidad qué otra cosa.
La industria automotriz ha dirigido sus campañas publicitarias a los hombres, hacíendonos creer que los coches y la velocidad son parte de un mundo masculino, pero no.
En la última edición de caminos del inca, participaron siete damas, tres pilotos y cuatro navegantes. Yinelsy Gamero, Fabiola Medina, Lilian Rojas, Ruth Gutiérrez, Keyko Medina, Thais Gutiérrez y la española Carla Salvat.
Las mujeres ya están sólidamente posicionadas en el volante y no solamente en esos anuncios en que en bikini posaban sobre los capós.
Hoy las conductoras representan el 40% del mercado, y la mayoría son bastante responsables, cada vez son menos las que exigen que se respete su condición de damas, poniéndose en igualdad de deberes y derechos con los varones, cómo debe ser.
Aunque todavía se ve, de cuando en cuando, a esas conductoras irresponsables, como algunas mamás que para dejar a sus hijos en el colegio, estacionan a media pista, y sin importar los bocinazos, bajan del auto se dan la vuelta, bajan con calma a su retoño lo dejan bien paradito en la vereda, y luego abren la maletera, revisan la mochila y la lonchera, luego los entregan al pequeño, dan un retoque al outfit de sus pequeños, les acomodo en el cabello y luego les dan un beso en cada mejilla, y recién los despiden. Luego se quedan suspirando, viendolos dirigirse a la entrada del colegio, ignorando el barullo que por detrás de su auto se ha armado.
Felizmente, esas son las excepciones, la brecha de género se está acortando, pero todavía queda un largo camino por recorrer.
Y no solo en los autos ahora se ven motociclistas varones y mujeres quizás en igual porcentaje.
Cada vez son más mujeres que se animan a ingresar a ámbitos que antes se consideraban exclusivamente masculinos, y lo hacen muy bien.
He visto a damas conduciendo buses, camiones, tractores y hasta aviones.
Pero aún con todo eso, aún hay mucha discriminación y machismo, siguen existiendo mitos y prejuicios muy arraigados.
Una vez, acompañé a una amiga a dejar su auto en el taller. Después de que lo colocó impecablemente en los rieles del elevador hidráulico, me alcanzó a la salita donde la esperaba, y tuve que controlarla para que no asesinara al mecánico, cuando ignorándola, se me acercó diciéndole:
–Señorita, siéntese mientras le explico el presupuesto a su esposo.
Pero así y todo, cada vez entienden más de autos, y también de tecnología, electricidad, plomería… cosas que antes eran privativas de los hombres.
Claro que subsisten algunos problemas, cómo cambiar neumáticos con tacos altos, evitar discutir con el GPS, y sobre todo, evitar la tentación de arreglarse el maquillaje mientras manejan, pero en general…, van mejorando día a día.