O tres o cinco

por Redacción Peruanísima
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Reinicio

En una mañana calurosa un niño entró a una heladería muy concurrida y se puso a la cola. Cuando le tocó el turno, dio un paso adelante y miró extasiado los variados sabores para elegir. La dependienta lo miró malhumorada por su indecisión.

— ¡Ya niño! ¿Qué vas a pedir?

— ¿Cuánto cuesta un barquillo con dos bolas de helado?

— Cinco soles… — respondió la mujer, con desgano.

El pequeño sacó de su bolsillo varias monedas y las contó. Las personas que iban detrás, esperaban pacientemente, pero la dependienta estaba impaciente.

—¿Y con una bola? —pregunto el pequeño.

— Tres soles — le dijo ásperamente.

— Bueno… deme el de una bola.

La mujer le sirvió el helado, apresurada y con descortesía se lo alcanzó. El lo recibió feliz, pagó con una moneda de cinco y se dio la vuelta, lamiendo su helado salía, cuando la mujer lo llamó.

—¡Niño tu vuelto…! — gritó.

—¡Es su propina, señora! Mamá dice que siempre hay que ser agradecido.

La mujer, tragó saliva con dificultad, arrepentida de su actitud, pero el niño ya se había ido.

Reflexión:

Esta historia transmite un mensaje claro sobre la importancia de la amabilidad, la paciencia y la gratitud, incluso en situaciones cotidianas y aparentemente simples.

A pesar de la actitud impaciente y malhumorada de la dependienta de la heladería, el niño demuestra ser un ejemplo de cortesía y bondad. A pesar de tener un presupuesto limitado, muestra consideración al preguntar por los precios y decide conformarse con una bola de helado para ajustarse a su dinero.

La lección más valiosa se revela al final cuando el niño, al recibir el cambio, lo considera como una propina y explica que su madre le enseñó la importancia de ser agradecido. Este gesto sencillo pero significativo muestra cómo la gratitud puede ser expresada incluso en las circunstancias más simples de la vida.

La historia nos invita a reflexionar sobre cómo nuestras interacciones diarias pueden tener un impacto duradero en los demás. Además, destaca cómo la actitud positiva y la gratitud pueden transformar una situación aparentemente negativa en una experiencia más positiva y memorable. En este caso, el niño deja a la dependienta reflexionando sobre su propia actitud.

En resumen, la historia nos recuerda la importancia de ser amables, pacientes y agradecidos, y cómo estos valores pueden marcar la diferencia en la forma en que experimentamos y percibimos el mundo que nos rodea.

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