PROCESIONES RELIGIOSAS: MARAVILLOSA MANIFESTACIÓN DE FE

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A lo largo de la historia, las procesiones religiosas —tradición ancestral que se realiza en diversas culturas y religiones de todo el orbe— han cautivado a millones de almas.

Las procesiones implican el desfile público de imágenes sagradas, fieles y clérigos por las calles, portando un mensaje de profundo significado espiritual y cultural.

Desde las concurridas procesiones de la Semana Santa hasta las fastuosas ceremonias del Corpus Christi, estas manifestaciones de fe visten las urbes con coloridas vestiduras y suntuosos desfiles. 

Estas tradiciones van más allá de lo meramente ritual y perceptible; son vías para conectar con lo trascendente, nutrir el espíritu y encontrar respuestas a las grandes preguntas existenciales. A diferencia de las festividades paganas —ancladas en lo terrenal—, las auténticas tradiciones religiosas buscan acercarnos a una verdad superior y eterna.

—Al contemplar estas conmovedoras procesiones —dijo una vez mi tía Margarita al volver de la procesión del Señor de los Temblores en el Cusco — no puede menos que estremecerse ante la magnificencia de lo divino.

Ricas y antiquísimas tradiciones procesionales del mundo

En el viejo continente, las procesiones tienen una larga historia enraizada en el cristianismo.

Entre las más famosas están las de la Semana Santa de Sevilla, en España, donde miles de nazarenos desfilan con impresionantes pasos que representan escenas de la Pasión de Cristo.

Nazarenos de Sevilla

Durante la Semana Santa de Málaga, se llevan a cabo ocho procesiones que son parte fundamental de la tradición religiosa, en cada una de ellas participan hasta medio centenar de anderos (cargadores) y miles de fieles que las acompañan y esperan en las calles.

Cada Jueves Santo, la venerada Procesión del Dulce Nombre parte de la Iglesia de San Pedro “El Viejo” en Madrid. Las imágenes de Nuestro Padre Jesús Nazareno El Pobre y María Santísima del Dulce Nombre son sacadas de rodillas por cuarenta y ocho anderos porque la altura de las tallas no permite que se las saque de otra forma.

Anderos sacando a la Virgen del Dulce Nombre de rodillas.

Igualmente, notables son las procesiones en otras ciudades españolas como Valladolid, Vigo, Pamplona, Andalucía, Zaragoza y Zamora.

Para cada una de estas procesiones hay distintas hermandades con tradiciones añejas que a veces datan de varios siglos atrás. Muchas veces sus miembros suelen estar cubiertos con túnicas y capirotes de colores diversos, como una manera de buscar el anonimato y evitar la vanidad en estas celebraciones.

La música desempeña un papel fundamental. Las bandas de cornetas y tambores son protagonistas fundamentales llenando las calles con sus emotivas interpretaciones de famosas marchas procesionales como Amarguras, Cristo de los Gitanos, Pasión según San Juan, Madrugas, etc.

Momento del ‘Abrazo de la Morquera’ de la Semana Santa de Crevillent

Miles de devotos abarrotan las calles para presenciar el lento avance de los pesados pasos entre saetas y marchas procesionales.

Los tronos de Semana Santa, que aquí conocemos como andas, son inmensas estructuras muy adornadas cuyo peso puede llegar a pesar varias toneladas.

Italia también cuenta con procesiones muy arraigadas, como la de los Misterios de Trapani en Sicilia, que data del siglo XVI y escenifica momentos de la Pasión.

En Malta, la celebración de la Semana Mayor es una de las más espectaculares, con estatuas artísticamente talladas que son llevadas en hombros.

Otras procesiones europeas de renombre incluyen la Procesión del Señor de los Milagros en Ámsterdam, heredada de la tradición peruana, y la Procesión del Corpus Christi en las calles empedradas de ciudades como Praga, Cracovia y Múnich.

Hermandad del Señor de los Milagros en el Reino de los Países Bajos | Amsterdam

Más allá de Europa, diversas culturas han desarrollado sus propias tradiciones procesionales.

En Asia, destaca la gran Procesión Thaipusam en Malasia y Singapur, donde los devotos hindúes realizan prácticas de mortificación de la carne como parte de su peregrinaje.

En África, las procesiones tienen un carácter sincrético, mezclando elementos del cristianismo con creencias ancestrales. Un ejemplo es la Procesión del Espíritu Santo en las islas de Cabo Verde, que combina la veneración católica con ritos y danzas africanas.

Muchas de estas procesiones se pueden ver fácilmente en Internet a través de sitios como Youtube.

Procesiones americanas: Devoción y mestizaje cultural  

El continente americano es cuna de numerosas y coloridas procesiones religiosas, casi todas con raíces en la época colonial y una fusión de tradiciones indígenas y españolas.

En México, la Procesión del Silencio el Jueves Santo en Taxco, la Procesión del Señor del Perdón en San Miguel de Allende y las celebraciones de la Semana Mayor en Iztapalapa son algunos de los eventos más emblemáticos.

Semana Santa en Taxco – México

En Guatemala, la Procesión del Señor Sepultado en Antigua es una de las más impresionantes de la Semana Mayor, con andas profusamente adornadas que son cargadas por decenas de hombres.

Alfombras de Aserrín en Semana Santa en Guatemala

Y en Ecuador, la Procesión de Jesús del Gran Poder en Quito es una tradición colonial que congrega a multitudes.

En el Perú la más famosa es sin duda, la centenaria Procesión del Señor de los Milagros, realizada en muchas ciudades, donde una venerada imagen del Cristo Crucificado recorre las calles en solemnes procesiones. En Lima Es realmente impresionante por los millones de fieles qué convoca.

Procesión del Señor de los Milagros en Lima – Perú

Las andas del Señor de los Milagros tienen un peso total de 990 kilos, de los cuales 450 kg son de plata pura y 1 kg de oro. Cada cargador lleva un promedio de 31 kg sobre sus hombros para mantener el anda en pie, y se requieren 5,000 personas divididas en 20 cuadrillas para cargarla durante la procesión.

La celebración del Corpus Christi se realiza en muchas ciudades del Perú pero de manera especial en el corazón de los Andes peruanos, el Cusco.

Corpus Christi en Cusco – Perú

La antigua capital del Imperio Inca se engalana cada año para rendir homenaje al Cuerpo y Sangre de Cristo en una de las festividades más importantes del calendario católico: el Corpus Christi. Esta celebración, que combina tradiciones incaicas y españolas. Tiene sus orígenes en la época colonial, cuando los misioneros españoles introdujeron esta festividad europea en la región. Sin embargo, lejos de imponerse, terminó fusionándose de manera sincrética con los ritos y costumbres de la cosmovisión andina prehispánica. 

En el Cusco, los preparativos para el Corpus Christi comienzan semanas antes, cuando artesanos y vecinos se dedican a engalanar las calles del centro histórico con arcos cubiertos de flores, frutas y elementos decorativos de vivos colores y coloridaa alfombras de flores y polvos coloreados.

En distintos templos del Cusco, desde tempranas horas, y a veces desde la noche anterior, cientos de feligreses engalanan las imponentes andas de los santos que concurrirán a rendir honores al santísimo Sacramento que se expondrá y saldrá en procesión en la Plaza de Armas.

Estas andas, que pueden pesar varias toneladas, son cargadas en hombros por cuadrillas de devotos en un acto de profunda fe y sacrificio. Hombres de todas las edades y condiciones se turnan para llevar estas pesadas estructuras a lo largo de un recorrido que puede durar horas bajo el intenso sol andino.

Las tradiciones son diversas en cuanto a estandartes, insignias. acciones y vestimentas. Algunos van descalzos, cumpliendo promesas y penitencias personales, con los pies ensangrentados por el arduo camino, estos fieles ofrecen su sufrimiento como ofrenda de humildad y penitencia al Cuerpo de Cristo.

Los sones de las bandas de músicos con instrumentos autóctonos como el pututo o las zampoñas se mezclan con las voces de los cánticos religiosos en un ambiente de fervor indescriptible.

A lo largo del día, comparsas de danzantes ancestrales con atuendos multicolres y música andina llenan las calles, mezclándose con puestos de comida criolla, donde el plato más consumido es el Chiri Uchu, una combinación de ingredientes como algas marinas, cuy, pollo, charqui, papas, tortas de maíz, queso y rocotos, una fusión de ingredientes de la costa, sierra y selva peruana. Se sirve frío y se prepara con anticipación

En esta vibrante celebración, la fe católica y las antiguas tradiciones incas se funden en una simbiosis cultural única.

Una tradición íntimamente ligada a las procesiones religiosas en América Latina es la creación de alfombras muy coloridas, elaboradas con flores, hojas, aserrin teñido y otros materiales naturales. 

Estas alfombras efímeras son confeccionadas por equipos de voluntarios en las calles por donde pasarán las procesiones, convirtiéndolas en verdaderas obras de arte pero con una existencia muy breve.

Las alfombras de flores y aserrín son especialmente renombradas en Antigua Guatemala, donde se han perfeccionado con diseños intrincados y una paleta de colores vibrantes. Pero también son fundamentales en las procesiones de ciudades como San Salvador, Abancay y Huamanga en Perú, San Cristóbal de las Casas en México y Cuenca en Ecuador. 

Más que una simple decoración, estas alfombras representan la devoción y el sacrificio de los fieles que dedican largas horas, usualmente durante toda una madrugada ,a su confección.

La entrega de los cargadores 

Toda procesión religiosa depende del esfuerzo y sacrificio de los cargadores, anderos o costaleros, los hombres que llevan las pesadas andas o tronos con las imágenes sagradas sobre sus hombros.

Esta labor exige una gran fortaleza física y resistencia, ya que deben cargar pesos de cientos y a veces, miles de kilos durante largas horas y grandes distancias. Hay algunas que duran hasta 18 horas.

Pero más allá del esfuerzo físico, ser cargador implica un profundo compromiso espiritual y emocional. Para muchos, es un honor y un acto de devoción ser elegido para esta tarea. Los cargadores muchas veces se preparan con abstinencia, ayunos y oraciones durante semanas previas. Confiesan sus pecados y comulgan durante la liturgia previa a la procesión y durante esta, deben mantener un paso lento y sincronizado en una concentración absoluta, dejando de lado cualquier dolor o fatiga.

La entrega de estos hombres, tanto laicos como integrantes de las correspondientes cofradías y hermandades, es la fuerza motriz que mantiene viva estas antiquísimas tradiciones religiosas. Su sacrificio encarna los valores de fe, fortaleza y perseverancia que las procesiones celebran.

Las cofradías y hermandades, arraigadas en la cultura y religiosidad, organizan festividades católicas importantes, como procesiones y cultos. Los cofrades se ocupan del cuidado de imágenes, recaudan fondos y promueven la fe. Participan activamente en rituales y tareas esenciales.

Aunque representan tradición y espiritualidad, algunas veces caen en vicios y desviaciones que distorsionan su esencia. La falsa espiritualidad convierte su participación en formalismo vacío, alejándolos de la auténtica vivencia de la fe. Se ven miembros movidos solo por vanidad y figuretismo, y las cofradías mismas a veces, se enredan en disputas y rivalidades por protagonismo. Esta actitud competitiva desvirtúa el espíritu humilde y fraterno. Los cofrades deben dar testimonio de una vida coherente con principios cristianos, evitando vanidades y conductas que traicionen su legado de fe y entrega.

Las procesiones religiosas son costumbres que van desapareciendo en muchos lugares del mundo, excepto en unos pocos que se han mencionado en estas líneas y algunos otros más.

Aun hoy, estas celebraciones movilizan a millones de fieles año tras año, perpetuando tradiciones centenarias y reafirmando la vigencia del fenómeno religioso como pilar de las sociedades humanas.

En un mundo secularizado, debemos rescatar su significado espiritual y vivirlas como experiencias trascendentes.

En el Perú sobre todo debemos quitar todo el componente pagánico que hay en cada una de ellas, y la lamentable afición a alcoholizarse con este pretexto.

Así, estas celebraciones nos recordarán que la verdadera realización proviene del cultivo interior y la conexión con lo divino.

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