La Iglesia en una encrucijada: El próximo cónclave tras la muerte del Papa Francisco
La repentina muerte del Papa Francisco el 21 de abril de 2025 ha abierto un capítulo decisivo para el futuro de la Iglesia Católica. El Colegio Cardenalicio se prepara para un cónclave que no solo elegirá a un nuevo pontífice, sino que definirá la dirección espiritual y pastoral de la institución en un mundo cada vez más secularizado.
Un momento histórico de decisión
Entre el 6 y el 11 de mayo de 2025, los 138 cardenales electores se reunirán en la Capilla Sixtina en estricta clausura para tomar una decisión trascendental: ¿continuará la Iglesia el camino progresista iniciado por Francisco, con su énfasis en la misericordia e inclusión? ¿O virará hacia posiciones más conservadoras que reafirmen doctrinas tradicionales?
Esta decisión se produce en un contexto complejo, marcado por la pérdida de fieles en el viejo mundo y el aumento de fieles en Asia y Africa. La creciente secularización y la necesidad de diálogo interreligioso. La representación geográfica del cónclave refleja una Iglesia cada vez más global, con 24 cardenales latinoamericanos con derecho a voto, entre otros.
Los principales candidatos
Pietro Parolin (70 años), actual Secretario de Estado del Vaticano, emerge como uno de los favoritos. Su amplia experiencia diplomática y su papel clave en acuerdos internacionales lo posicionan como un hombre de consenso entre tradición y reforma. Representa una opción de estabilidad institucional, aunque su perfil burocrático podría no generar suficiente entusiasmo.

Matteo Zuppi (69 años), Arzobispo de Bolonia y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, es considerado cercano al estilo de Francisco. Destaca por su compromiso con los más desfavorecidos y su apertura en temas controvertidos. Su estilo pastoral y lenguaje accesible lo hacen atractivo para quienes desean continuidad.

Luis Antonio Tagle (67 años), cardenal filipino y Prefecto del Dicasterio para la Evangelización, representa una figura carismática con proyección global. Considerado un «Francisco asiático» por su enfoque inclusivo, su juventud relativa y capacidad comunicativa lo convierten en un fuerte candidato que simbolizaría el crecimiento del catolicismo en Asia.

Una Iglesia más diversa
Los cardenales africanos Fridolin Ambongo Besungu (Congo) y Peter Ebere Okpaleke (Nigeria) emergen como candidatos que representarían un hito histórico para el continente africano, donde el catolicismo está en expansión.


En el ala conservadora, figuras como Robert Sarah (Guinea) y Raymond Leo Burke (EE.UU.) representan una corriente crítica con el pontificado de Francisco, aunque sus perfiles polarizantes podrían dificultar la formación de consensos.


¿Y el papa negro?
La leyenda del “Papa Negro”, según creencias populares, estaría relacionada con el último pontífice antes del fin del mundo. Esta figura mítica ha sido vinculada a la profecía de San Malaquías, una lista de 112 lemas latinos que supuestamente describen a los papas desde el siglo XII hasta uno final llamado Petrus Romanus. Aunque el “Papa Negro” no aparece como tal en esa profecía, el término se ha popularizado aludiendo al Superior General de los Jesuitas —llamado así por vestir de negro—, y ha cobrado fuerza desde la elección del papa Francisco, el primer jesuita en la Sede de Pedro. Además, algunos han interpretado la expresión «Papa Negro» como una referencia a un futuro Papa de raza africana, lo que alimenta aún más la especulación y el mito.
Sin embargo, la Iglesia Católica no reconoce estas profecías como auténticas ni les da valor teológico. Muchos estudiosos consideran que el texto de San Malaquías fue una falsificación posterior, usada con fines políticos. La doctrina católica sostiene que el fin del mundo es un misterio que solo Dios conoce, y no hay base bíblica ni dogmática para temer a un “último papa” que anuncie el Apocalipsis. Así, el “Papa Negro” no es más que un mito moderno, fruto del temor, la especulación y el afán de encontrar señales donde la fe solo pide confianza. De ser elegido algún día un Papa africano de piel negra, sería una expresión de la universalidad de la Iglesia, pero no un indicio de la llegada del fin de los tiempos.
La representación peruana
Perú estará representado por el cardenal Carlos Gustavo Castillo Mattasoglio, Arzobispo de Lima de 74 años, nombrado por Francisco en octubre de 2024. Conocido por su enfoque progresista, ha sido criticado por sus ambiguas posiciones y una preocupante falta de claridad en la defensa de la doctrina católica. Un claro ejemplo es su postura «tibia» frente a controversias como la obra «María Maricón», presentada en la PUCP, donde buscó el diálogo en lugar de una condena frontal.
El cardenal Juan Luis Cipriani, exarzobispo de Lima, no participará debido a que ha superado el límite de edad y enfrenta medidas disciplinarias impuestas por el Vaticano en 2019.
Un perfil para tiempos de cambio
El próximo Papa deberá combinar carisma y liderazgo pastoral con humildad, mantener la continuidad del legado de Francisco sin renunciar a la experiencia, y reflejar la diversidad y universalidad de la Iglesia actual. Su capacidad para comunicar con eficacia y su apertura al diálogo serán fundamentales para fortalecer la fe y la unidad en un tiempo de grandes desafíos.
La fumata blanca que emerja de la Capilla Sixtina no solo anunciará un nuevo pontífice, sino que marcará la dirección que tomará el catolicismo en las próximas décadas, en un delicado equilibrio entre tradición y renovación.