¿Recuerdas, hermano abanquino, los tiempos aquellos en que nuestra ciudad capital departamental apurimeña era un puñado de casitas alrededor de la Plaza de Armas y el Mercado Central?… ¡Mira cuánto ha crecido hoy!
¿Recuerdas, hermano abanquino, que unas cuantas callecitas estaban pavimentadas y que era un espectáculo digno de verse cuando pasaban los únicos dos o tres taxis de entonces?… ¡Ahora parece que transitaran más vehículos que pobladores!
¿Recuerdas, hermano abanquino, que de los alrededores llegaban al Mercado en mulas y caballos los frescos productos del campo?… ¡Hoy ya no se ven esos nobles animales en los jirones Huancavelica y Arequipa!
¿Recuerdas, hermano abanquino, que en el colosal pizarrón Quisapata escribíamos con yeso el nombre de nuestro Colegio e iluminábamos a kerosene nuestra sigla en noche de serenata?… ¡Ahora queda contar esas bellas aventuras del ayer, tal vez cantando “cerrito de Quisapata, subida y bajada…” con el recordado “Sureñito”!
¿Recuerdas, hermano abanquino, que el colegio “Miguel Grau” se encontraba lejos, fuera de la ciudad, más allá de la capilla del Señor de la Caída y que los alumnos llegábamos a Chinchichaca pasando por un puente de palos?… ¡Hoy está a un paso del centro!
¿Recuerdas, hermano abanquino, esas tardes triunfales del “Unión Grauina” en el estadio “El Olivo” con el “Flaco” Chenet en el arco, el “Loco” León en la defensa, el “Chuño” Batallanos en el mediocampo y “Panchito” Molero en la delantera?… ¡Ahora ya no hay la réplica de aquellas hazañas futboleras!
¿Recuerdas, hermano abanquino, “El Carrizal” de mamá Pancha para los “aqa wiqsas” del Grau, con su picantito y uchucutita?… ¡Hoy solo quedan recuerdos de esos vasos caporales y los huaynos de Edwin Montoya Rojas!
¿Recuerdas, hermano abanquino, esas caravanas folklóricas en el cine Nilo con Los Errantes de Chuquibamba, el Picaflor de los Andes, Princesita de Yungay, Pastorita huaracina, Los Chankas de Apurímac y tantos otros conjuntos y solistas de grata recordación que nos brindaron felicidad musical con las notas de nuestro Perú andino?… ¡Ahora estamos invadidos por el concierto de ruidos molestos y chillidos que hieren los tímpanos!
¿Recuerdas, hermano abanquino, ese viejo Pisonay de Abancay, en la esquina de Núñez con Arequipa, donde se sombreaban los viajeros con sus acémilas para degustar su “qoqao” y seguir su destino? ¿Y que también era lugar de conversa con las buenas amistades?… ¡Hoy el cemento muerto ha reemplazado esa hermosa vida vegetal!
¿Recuerdas, hermano abanquino, que en diciembre subíamos al Ampay a traer ramas de Intimpa y musgos para preparar la Noche de Navidad?… ¡Ahora solo con arbolitos artificiales por conciencia eco-ambiental!
¿Recuerdas, hermano abanquino, que para conquistar a una linda colegiala había que esmerarse con hermosas cartas de amor hasta obtener el ansiado “Sí”, al estilo de Ernesto para Salvinia en “Los ríos profundos”? … ¡Hoy basta una fiesta del sábado por la noche para la ejecución sumaria del mandato amoroso, pasándose con garrocha el “debido proceso”!
¿Recuerdas, hermano abanquino, que muchos de los que cumplen años en noviembre fueron hechos en plena fiebre carnavalera de febrero?… ¡Ahora la tradición continúa porque el curso de la vida así lo manda! ¡Qué podemos hacer si el amor tiene sus propias reglas que el ser humano simplemente las debe cumplir!
¿Recuerdas, hermano abanquino, que antes no era vergüenza tomarse una cañita de Pachachaca, una chichita con jora de Huanipaca o servirse un picante de “hat’aqo” en Tamburco, más un anisadito de Curahuasi?… ¡Kunanqa yuraq calabaza maqtakunapas, muyu siki pasñakunapas, cervezallatañan munanku, vinollatañan mañankunku!… Shaynallañacha kanqa riki, tiempokunapas t’ikrasqañan kashan, wayqechallay wayqecha, panachallay panacha¡ Cuántos más recuerdos grabados con el paso del tiempo!… Será mejor que cojamos un buen “allacho” andino para escarbar en los surcos de la memoria y escribirlos en las páginas de la historia
Abancay, mayo 2024.
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