REFLEXIONES SOBRE EL AMOR

por Manuel Azurín Meléndez
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En nuestro cotidiano vivir, la palabra amor está siempre presente. Pero, ¿qué es realmente el amor? Para entenderlo mejor, consultemos el significado ofrecido por la Real Academia Española (RAE). La RAE define el amor como un “sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser”. Este sentimiento surge de una sensación de carencia, impulsando a las personas a buscar conexión y unión con otros. Además, la RAE lo describe como un “sentimiento hacia otra persona que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para vivir, comunicarnos y crear”. Esto nos muestra que el amor no es solo una necesidad biológica o emocional, sino también una fuente de felicidad y vitalidad, capaz de impulsar la creatividad y la comunicación.

El amor es más que una simple definición. Es un sentimiento profundo y complejo que experimentamos hacia otros, hacia nosotros mismos o hacia aquello que nos apasiona. Nos hace sentir felices, plenos y realizados. El amor propio es vital para nuestro bienestar emocional y autoestima; sin él, es difícil mantener relaciones saludables. El amor se manifiesta de diferentes formas según el tipo de relación. En las relaciones románticas, incluye pasión, intimidad y compromiso. En las relaciones familiares y de amistad, se caracteriza por el cariño, la lealtad y el apoyo mutuo. Incluso en el ámbito profesional, el amor por lo que hacemos puede motivarnos hacia el éxito y la satisfacción personal. Por tanto, el amor tiene el poder de transformar no solo nuestras vidas individuales, sino también nuestras comunidades y sociedades.

Cuando estudiaba la Maestría en la Universidad Federico Villarreal, realicé un trabajo sobre “el amor como valor” en la cátedra de Filosofía. Esta experiencia me permitió reflexionar profundamente sobre la importancia del amor en nuestras vidas, concluyendo que es uno de los valores humanos más esenciales. Desde una perspectiva filosófica y teológica, el amor no es solo un sentimiento, sino un principio fundamental que guía nuestras acciones y relaciones. En mi análisis, descubrí que muchas corrientes filosóficas y religiosas coinciden en la centralidad del amor. Por ejemplo, en la fe cristiana se nos enseña: “Ámense los unos a los otros como yo los he amado” (Juan 13:34). Este mandamiento, dado por Jesús a sus discípulos durante la última cena, subraya que el amor mutuo es un distintivo por el cual seremos reconocidos como discípulos de Cristo, recordándonos la importancia de la empatía, la compasión y el respeto hacia los demás.

El amor es, sin duda, un tema fascinante y complejo que ha intrigado a la humanidad a lo largo de los siglos, puesto que el amor puede ser visto como un conjunto de emociones y comportamientos que incluyen intimidad, pasión y compromiso. Estas dimensiones, denominadas los componentes del “triángulo del amor” por Sternberg, nos ayudan a entender las diversas formas en que el amor se manifiesta en nuestras vidas. Curiosamente, al invertir la palabra “AMOR” obtenemos “ROMA”, ciudad sede del Papa. Esta coincidencia resalta cómo el amor ha sido un tema central en muchas culturas y religiones a lo largo de la historia.

El amor no se limita a las relaciones románticas. También incluye el amor fraternal, el amor propio, el amor familiar y el amor altruista. Cada tipo de amor aporta una dimensión única a nuestras vidas y nos ayuda a encontrar felicidad y realización.

El amor, desde la psicología, puede clasificarse en seis tipos:

  • Eros: basado en la atracción física y el deseo sexual.
  • Ludus: visto como un juego lleno de diversión.
  • Storge: surge de una amistad profunda y duradera.
  • Manía: posesivo y caracterizado por la obsesión.
  • Pragma: basado en la lógica y la practicidad.
  • Ágape: incondicional y compasivo.

Desde la filosofía moderna, además de los anteriores, incluye:

  • Philia: afecto profundo hacia amigos y familia.
  • Philautía: amor propio saludable.

En nuestra cultura, el amor se refleja de forma especial en la música y en espacios emblemáticos. Desde los huaynos hasta la música criolla, el amor conecta con nuestras raíces y emociones. Como el huaynito: “El amor es una planta, llaullillay, que crece y se marchita, llaullillay”.

Un símbolo destacado es el Parque del Amor, en Miraflores. Diseñado por Víctor Delfín, su escultura central, El Beso, celebra el romance y la pasión.

Estos elementos culturales muestran cómo el amor es integral en nuestra identidad, un valor que nos une e inspira. ¡Que viva el amor, siempre!

Amable lector, al llegar al final de esta reflexión, te invitamos a compartir tus pensamientos. ¿Qué significa el amor para ti? ¿Cuántas veces te has enamorado? Tus experiencias enriquecerán nuestra comprensión colectiva de este profundo sentimiento.

¡Esperamos tus comentarios con entusiasmo!

Manuel Jesús Azurín Meléndez

Doctor en Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible

manuelazurin92@hotmail.com

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