La magia de la amistad o el éxtasis del conocimiento
En el mundo actual, lo digital domina con claridad, ha invadido casi todas las actividades humanas, y en verdad, ya casi no hay cosa que no se haga o se pueda hacer mejor, usando la tecnología.
En este mundo inundado de pantallas y distracciones fugaces, la lectura se alza como un faro de luz y sabiduría.
La lectura ha favorecido el arte de cultivar la mente y el alma, de tejer emociones y pensamientos profundos, al permitir sumergirse en un océano de letras y descubrir la magia que solo los textos pueden brindar.
En el escenario digital, la mente humana se debate entre la exploración y la conexión, entre la profundidad y la superficie.
En el fulgor de la navegación Web, las mentes pueden elevarse a alturas insospechadas o sumergirse en abismos ignotos, explorando nuevos horizontes y sumergiéndose en el vasto océano del conocimiento.
En la calidez de las Redes Sociales, los corazones se encuentran en la superficie, compartiendo momentos fugaces y divertidos, creando vínculos efímeros.
En este baile digital, cada alma elige su propio ritmo y destino.
Algunos prefieren la profundidad del conocimiento, mientras otros se sumergen en el mar de conexiones sociales. Sin embargo, lo importante es encontrar el equilibrio entre ambos mundos, danzar entre ellos y aprovechar lo mejor que cada uno ofrece.
Internet, es como un lienzo en blanco, listo para el constante cambio, esperando a ser explorado, conectando almas y dejando una huella imborrable en el corazón de cada navegante digital.
Para la adquisición de información, Internet se ha convertido en el almacén más grande y mejor surtido. Y no solo eso, ha absorbido a los medios de información tradicionales, ofreciendo una versión, sino mejorada, más rápida, accesible y económica, y muchas veces, hasta gratuita.
Internet, ha permitido la democratización del conocimiento, pero no todo es color de rosa.
La información y el poder
Desde que el hombre se congregó en sociedades, siempre ha habido unos que mandan y otros que obedecen. Siempre, los que mandaban, las elites de poder, mantuvieron a las masas en la ignorancia para poderlas dominar, o por lo menos pretendieron hacerlo. Hoy, ya no es necesario, ni pueden, mantenerlas en la ignorancia; pero lo que si pueden, es distraerla, y eso hacen. Para ello, basta con proveerla de «información basura», esa que no conduce a nada y que, sin embargo es adictiva, sabrosa, colorida y trivial, que ineludiblemente, es consumida ávidamente.
«Si puedes controlar la información, puede controlar a la gente», dice una cita que se hizo evidente en algunos países como China, Rusia y Corea del Norte, donde el Internet es absolutamente controlado por el estado.
En el mundo occidental, cuando se sabe buscar y aprovechar la información, se puede encontrar casi de todo en el ciberespacio, pero hay que hacer un esfuerzo para ello, pues en primera línea hay montones de información distractora que nos llevará a cualquier otra parte, haciéndonos olvidar los objetivos originales de la búsqueda. La información está al alcance de todos, y el que no sabe, es simplemente, porque no quiere saber.
Los jóvenes de antes y la información
Para los jóvenes de hoy, acostumbrados a conseguir cualquier información con un clic, les resulta increíble, o por lo menos, difícil de entender, que antes no hubiera esa facilidad.
Les resulta inconcebible cómo se debía adquirir el conocimiento únicamente a través de las palabras de los profesores y de los libros, y más aún, cómo, cuando no se poseía libros (sea por sus escases o por una economía limitante), debían pedirse prestados de las bibliotecas, que había en los colegios y en los municipios, donde, conseguido el libro por un tiempo limitado, prácticamente, había que devorarlo hasta amaneciéndose, si es que realmente se quería aprovecharlo.
La nueva información
El soporte para la adquisición de información, como vemos, ha pasado del papel a la pantalla.
El televisor ha relegado a la radio y los celulares inteligentes a las computadoras de escritorio y a las mismas computadoras portátiles. Todos estos medios, en su conjunto, incluso el televisor evolucionado, ahora llamado Smart TV, han relegado a los libros, periódicos y revistas en papel, que poco a poco van siendo, y en un futuro cercano serían totalmente reemplazados. Algo bueno con eso, es que, se beneficiaría al planeta, pues ya no se talarían bosques para producir papel.
Calidad de la información
Sócrates aseguraba que «Sólo hay un bien: el conocimiento. Sólo hay un mal: la ignorancia», quizá hoy, si resucitara, replantearía su hipótesis analizando que también hay conocimiento malo.
Ahora bien, como vimos antes, la información está cada vez más disponible, pero eso no quiere decir que toda sea necesariamente buena. En el ciberespacio hay mucha información excelente, otra buena, otra más que hay que analizar cuidadosamente, pero también la hay francamente mala, y es precisamente en esa, en la que no debemos perder tiempo, sin embargo, es donde más tiempo pasa la gente.
Un claro ejemplo son las Fake News, la divulgación de noticias engañosas que provocan un peligroso círculo de desinformación. Siempre han existido, pero con el Internet y las nuevas tecnologías, las Fake News han proliferado más, a lo largo y ancho del planeta
Pero más allá de eso, ¿Cuánta de la información consumida es realmente positiva?
El Arte de Cultivar la Mente
En Internet hay más que solo letras.
La música, un bálsamo para todos los momentos, el hechizo de la fotografía y el video inmortalizan los momentos especiales, fusionando realidad y memoria en un abrazo eterno.
Pero son las letras las que unen todo, la argamasa con la que se construyen las realidades.
Los datos de uso de Internet, son realmente impresionantes. Nos ayudan a entender esa realidad.
La facilidad de acceso a la información, a contenido de diferentes temas y con formatos variados, parece ser una gran oportunidad, pero puede ser contraproducente en algunos casos.
En promedio, a nivel mundial el 92% de los usuarios usa Internet hasta 6 horas diarias, de ese total el 87% lo hace en celulares. El 75% del tiempo en Internet lo usa en Redes Sociales. Para navegar en la Web entre 40y 70% dependiendo de la edad y grupo social. Para comunicación y mensajería entre 70 y 90%. Para Streaming de audio y video entre 35 y 60%, y tristemente, en último término, para lectura solo entre 5 y 15%.
Lamentablemente, las personas buscan más la distracción, el entretenimiento y la diversión, muy, muy por encima de la adquisición de conocimientos y la lectura de información importante y noticias.
Dicho de otra manera, entre el 75 y el 95% del tiempo, las personas usan Internet solo para perder tiempo, para distraerse o divertirse, y apenas un porcentaje mínimo paraformarse y desarrollarse personal o profesionalmente.
Y eso es en promedio, pues hay algunos que no leen absolutamente nada formativo, puras banalidades.
Tipificando la información
Para facilitar el análisis, de una forma quizá simplista, dividiremos la información Seria y en Trivial.
Bajo este esquema, la IA afirma que un 60% del tiempo de navegación se usa para consumir información trivial (y parece que se queda corta). Un usuario promedio, de ese total, usa el 90% de su tiempo en entretenimiento ligero y apenas un 10% en busca de algún tipo de información, nada positivo, excepto quizás relajación, que en exceso resulta dañina.
Una de las características de Internet es que todo es medible. Y eso es muy bueno. Los profesionales del Marketing Digital usan esto para definir sus campañas y medir sus resultados, esa es la diferencia entre un profesional del marketing Digital y los cientos de advenedizos que hoy ofrecen servicios de este tipo.
En base a estas mediciones, se sabe que las personas pasan mucho tiempo navegando por redes sociales, y de este, la mayor parte del tiempo, viendo videos improductivos.
La lectura ha quedado relegada a un segundo plano.
Lamentablemente la gente prefiere sumergirse en este océano de estímulos efímeros, ignorando a la lectura que emerge como un faro de sabiduría, capaz de fijarse en las mentes y encender el fuego de la inteligencia.
El Poder Transformador de la Lectura
Analicemos el poder transformador de la lectura y las razones por las que es una práctica incomparable, superando la pasividad de la pantalla para nutrir el alma y cultivar la mente.
Aristóteles decía que «el ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona».
En la película francesa Kardec (2019), el profesor Léon Rivail plantea esta pregunta a sus atónitos alumnos:
«¿Para qué sirven los libros? ¡Para nada…! —se responde él mismo— Si no sabemos usarlos para pensar, para sentir dudas, preguntas, curiosidades. ¡Escuchen a sus corazones y entiendan por sí mismos, hasta dónde la inteligencia los puede llevar! Las palabras son inútiles cuando son sólo palabras, el conocimiento debe ser vivido con el alma abierta.»
El milagro de la lectura
Para quien escribe estas líneas, la lectura es un milagro.
La lectura es cambiar horas de hastío por horas de inefable y deliciosa compañía. ¡Eso es un milagro!
Porque, ¿Cómo no puede ser un milagro, aquel momento en que unos cuantos trazos elevan y amplían nuestra visión llevándola a alturas extraordinarias, extrayéndonos de nuestra realidad cotidiana y llevándonos a conocer mundos asombrosos, unas veces lejanos y otras veces, muy adentro de nosotros.
¡Que mecanismo tan extraordinario!, aquel que nos hace contemporáneos y vecinos de hombres de otras épocas y lejanos países, algunos maravillosos, otros detestables y unos más, realmente temibles, pero que, indistintamente de su aura, podamos conocerlos como si «los hubiéramos parido», navegar en sus mentes, en sus anhelos, en sus motivaciones.
¡Que maravilloso mecanismo!, es ese que nos hace hablar con espíritus, con animales, con entes inanimados y hasta con dioses y demonios.
¡Que encantador mecanismo! es el que nos permite comenzar, quizá aun siguiendo con el tembloroso dedo, los renglones de unos garabatos que le dan un nuevo sentido a la vida, y así, vamos descubriendo que, el mundo es ancho pero que ya no es ajeno.
Mario Vargas Llosa dijo que: «Lo más maravilloso que me pasó en la vida es aprender a leer», Jorge Luis Borges dijo: «Que otros se enorgullezcan por lo que han escrito, yo me enorgullezco por lo que he leído». Luis Eduardo Aute dijo: “Quien no tenga sueños, dispóngase a tener dueños”.
¡No hay nada más liberador y revolucionario que la lectura!
Termino citando a Jesús Quintero+, un excepcional periodista, y genial, entrevistador español:
«Siempre ha habido analfabetos, pero la cultura y la ignorancia, siempre se habían vivido como una vergüenza. Nunca, como ahora, la gente había presumido de no haberse leído un puto libro, en su jodida vida. De no importarle nada que pueda olerle levemente a cultura, o que exija una inteligencia mínimamente superior a la del primate. Los analfabetos de hoy son los peores, porque, en la mayoría de los casos, han tenido acceso a la educación, saben leer y escribir, pero no ejercen. Cada día son más y cada día el mercado los cuida más y piensa más en ellos, la televisión cada vez se hace más a su medida. Las parrillas de los distintos canales compiten en ofrecer programas pensados para una gente: que no lee, que no entiende, que pasa de la cultura, que quieren que la diviertan o la distraigan, aunque sea con los crímenes más brutales, o con los más sucios trapos de portera. El mundo entero se está creando a la medida de esta mueva mayoría, amigos. Todo es superficial, frívolo, elemental, primario, para que ellos puedan entenderlo y digerirlo. Esos son socialmente la nueva clase dominante, aunque… siempre será la clase dominada, precisamente por eso, por su analfabetismo y su incultura, la que impone su falta de gusto y sus morbosas reglas. Y así nos va. A los que no nos conformamos con tan poco, a los que aspiramos a un poco más de profundidad, un poquito más hombre. Un poquito ma…».
Jesús Quintero+,