S.O.S. BOMBEROS 68 DE ABANCAY

por Efraín Gómez Pereira
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Reinicio

Más de una veintena de intervenciones para atender emergencias causadas por incendios forestales han movilizado, en lo que va del año, a los voluntarios de la Compañía de Bomberos Nº 68 de Abancay. En el año anterior, la presencia voluntaria de hombres y mujeres de rojo, superó ochenta atenciones, muchas de ellas dramáticas.

Premunidos de la voluntad, confianza, solidaridad y fe en Dios, los más de 150 voluntarios abanquinos -de ellos 40 permanentes- han sabido afrontar los riesgos naturales del “oficio” la mayoría de veces, sin los equipos mínimos necesarios que la tarea exige. El riesgo de la vida, en manos del destino.

Aun así, son persistentes. Siguen sumando horas de sudor, ahogamientos, lágrimas, dolor y sufrimiento, condiciones de las que sus familiares son solidarios silenciosos y dolidos.

Hace unas semanas, lamentamos el enésimo incendio forestal registrado en la comunidad de Caype, en Lambrama, con pérdidas económicas importantes en crianzas y cultivos; ante la indolencia de autoridades locales, distritales, provinciales y regionales. Solo los voluntarios de rojo, con el respaldo comprometido de los propios campesinos de la zona, policía nacional, pudieron hacer frente a las oleadas de fuego y calor que arrasaron hectáreas de pastos y bosques.

Hace un día apenas, nuevamente los bomberos voluntarios participaron, apoyando a sus colegas de la Compañía 167 de Chalhuanca, en la sofocación de un brutal incendio forestal registrado en el distrito de Ihuayllo, en Aymaraes, que ha causado la muerte de una persona y otras desaparecidas. El común denominador de esta participación: la orfandad de equipos especializados para incendios forestales.

El caso dramático de la Compañía 68 de Abancay, a tenor de las expresiones anónimas de alguno de sus integrantes, es resultado de la burocracia inoperante e indolente de las entidades oficiales, caso particular del Gobierno Regional, que tendría entrampados o encarpetados procesos de adquisición de equipos.

Implementos esenciales, entre los que destacan equipos de aire comprimido para atender siniestros forestales, que fueron comprados en la gestión de Baltazar Lantarón, estarían almacenados en un largo proceso de inventariado que no tiene cuándo acabar. Mientras tanto, los voluntarios siguen saliendo con lo que tienen a mano; es decir, su propia voluntad y la esperanza de encontrar apoyo entre los pobladores afectados.

Está pendiente la adquisición de dos vehículos destinados a las tareas de atención en zonas rurales, pues las unidades que tiene Abancay son para emergencias citadinas, que no tienen capacidad para traslados alejados. 

Las emergencias registradas en el ámbito provincial o departamental evidencian, además, la ausencia de una autoridad central responsable de coordinar las atenciones. Los Centros de Operaciones de Emergencia, son superados por las demandas. No hay una autoridad local, distrital, provincial o regional que asuma la batuta de las responsabilidades en estos casos. “Todo es peloteo en las decisiones”, dice un hombre de rojo, cansado de las improvisaciones que no llevan a nada positivo.

Los incendios forestales que son recurrentes en nuestra región, merecen ser atendidos de manera organizada y articulada. Para ello el Instituto Nacional de Defensa Civil, los Centros de Operaciones de Emergencdia, los municipios distritales y provinciales, deben reforzar las coordinaciones permanentes con el gobierno Regional para que tanto los bomberos voluntarios como los ciudadanos, estemos preparados y capacitados para afrontar estas emergencias.

Es urgente se liberen los equipos comprados por la gestión anterior en el Gobierno Regional. Es apremiante agilizar la licitación para la adquisición de los vehículos especializados, en procesos abiertos y transparentes. 

Entre tanto, a los paisanos que sin medir las consecuencias dramáticas de sus actos, siguen practicando una costumbre ancestral de quemar pastos para “llamar las lluvias”, escuchen las recomendaciones los bomberos: NO QUEMEN.

Nuestra solidaridad con los bomberos voluntarios de Abancay. Ah, y cuando los vean en las calles o plazas, vendiendo llaveros, pines o solaperos para sufragar sus requerimientos y necesidades operativas, no los ignoren.

Démosle una mano y las GRACIAS.

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