La cerveza es una bebida popular y en mi vida esa afirmación no es ajena.
La tomé como refresco por primera vez a mis 18 años. Justo cuando cumplí la mayoría de edad.
En ese entonces y ahora por igual, beber cerveza es decir “¡Salud!”
Ese estreno en la mesa de Baco, no fue precisamente un encuentro tan grato que digamos, porque su sabor agrio y fuerte distaba mucho del dulzor de las bebidas carbonatadas que hasta entonces bebía.
El primer vaso sabe a eso: a una bocanada de líquido fuerte y agrio, sin embargo, seguir saboreándola invita a seguir bebiéndola. El vaso parece no tener fondo y se dice “una cerveza es ninguna, deberían ser dos para tener compañía”. Casi al terminar:
Fueron dos tuyas que vengan dos mías para acompañarte.
Y así vendrán otras dos con cualquier pretexto, cada cual adosada de chascarros, historias divertidas, tristes, unas cargadas de sentimiento, otras con carcajadas.
Entiendo que si uno bebe sin control llega con rapidez la embriaguez.
No tener el control sobre el estado de ánimo y la lucidez, trae una terrible consecuencia: la beodez sin conciencia.
Una cerveza es buena, dos son alerta y tres, un peligro. Preferible pararla ahí. ¿Y qué es una cerveza? ¿Es como dicen “beber salud”?
Se dice levantando el vaso: – ¡Salud! No es salud.
Beber cerveza es acompañar una charla, es también un momento de diversión, pero beber sin control un peligro.
La primera experiencia siempre es una aventura, pero hay que ser consciente que es una bebida que tiene un grado de alcohol que, desde el primer momento, hay que aprender a controlar.
La cerveza, sobre todo en el Perú, es parte de la vida social, es parte de la charla, la sana diversión y la amistad. El asunto en el fondo es saber mantener el equilibrio de la conciencia.
Pero, ¿cómo hacerlo? ¡El tiempo!
El control del tiempo es vital para capear los pretextos intonsos como que “una es ninguna”. Ponerle tiempo y hora de conclusión a la charla debe ser norma y disciplina de cada quien. Sólo así, con el tiempo vencido, se pone fin a la reunión.
Yo, por mi parte, hace tiempo que ya adopté el compromiso de no beber más de tres cervezas. Tres cervezas significan ya el exceso.
Creo que es suficiente una, en la tolerancia dos cervezas y en el exceso tres. Ir más allá conduce al peligro de afrontar un estado de borrachera incontrolable.
¿Es necesaria la cerveza en nuestras vidas?
En nuestra cultura chelera, sí. La cerveza acompaña a la buena charla, pero no es al revés, que la charla acompaña a la cerveza.
La cerveza altera el estado de ánimo, debemos controlar su consumo.
La norma no es pues “Beber cerveza es beber salud”, es más bien: